Lewis Hamilton es cuarto en el Mundial, con 106 puntos, a 123 unidades del líder Verstappen. (Foto: Agencias)
Lewis Hamilton es cuarto en el Mundial, con 106 puntos, a 123 unidades del líder Verstappen. (Foto: Agencias)
Daniel San Román

Nada ha sido igual para desde la definición de Abu Dabi en 2021. La batalla mano a mano que perdió con , con la oportunidad de convertirse en el piloto más laureado en la historia de la categoría, lo obligó a competir por una temporada más de lo esperado. El británico tenía un objetivo: convertirse en el hombre con más títulos en la (superando a Schumacher) y retirarse como una leyenda.

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Sin embargo, este plan se extendió más allá de Emiratos Árabes, y Lewis creyó que la superioridad de su monoplaza se mantendría frente al Red Bull en 2022. Decidió entonces buscar su octava corona, pero se dio cuenta demasiado tarde de que el Mercedes ya no estaba en condiciones de superar fácilmente a sus rivales, y terminó corriendo sin ambición, lejos de la imbatibilidad de su legado. Esta frustración lo convirtió, al menos durante el último año, en una persona quejumbrosa, resentida y un piloto que se dedicaba a culpar a todos. De hecho, su temporada fue tan decepcionante que su renovación con Mercedes para este año fue la última en concretarse.

Para esta temporada, Toto Wolff, el director del equipo Mercedes, le prometió un monoplaza más competitivo. Las mejoras que se implementaron durante 2022 respaldaban esta promesa, lo que animó a Lewis a seguir compitiendo durante un año más. El británico, cuya última victoria tuvo lugar en diciembre de 2021, es consciente de que su carrera no puede terminar en un tropiezo, y necesita una victoria para tener un final digno.

Desafortunadamente, al observar la actual parrilla de salida, Mercedes se encuentra en un estado de inestabilidad, oscilando entre mejoras y mediocridad. Destacan en España, pero decepcionan en Austria. Son la pesadilla de cualquier apostador compulsivo. Hasta el momento, es imposible describir su temporada con otra palabra más que anecdótica. Esta situación es un duro golpe para el equipo plateado, desde el cual Wolff no ha dejado de afirmar públicamente que “le debe un octavo campeonato a Lewis”.

Hoy, en la carrera de casa de Hamilton, Mercedes ha preparado mejoras para tener un monoplaza competitivo: un nuevo alerón delantero y ajustes aerodinámicos con la intención de mejorar en las curvas rápidas del circuito de mayor velocidad promedio del campeonato. Por tanto, se espera la mejor versión del equipo plateado en la casa de Hamilton, en ese circuito donde él ha obtenido más victorias en su carrera deportiva.

Como si esto fuera poco, debido a que la apuesta de Lewis con Mercedes en busca de su octava corona no está dando resultados, los rumores de que el hijo ilustre de Inglaterra no renovará su contrato en 2024 son cada vez más fuertes. Así con un auto poco competitivo, lejos de la lucha por el título y sumergido en la producción de “Apex”, la película de Fórmula Uno en la que protagonizará Brad Pitt, producirá Lewis y dirigirá Joseph Kosinski (“Top Gun: Maverick”), todo indica que hoy podría ser su última carrera en casa.

Después de nueve jornadas, Lewis se encuentra en la cuarta posición del Campeonato de Pilotos, a 123 puntos de Verstappen. Matemáticamente, el título aún es posible, pero la lógica y la realidad no dejan espacio para los milagros. Parece que todo está destinado a que el británico se conforme con luchar contra Fernando Alonso por el tercer puesto en el torneo. Una batalla en la que el asturiano tiene prioridad y favoritismo.

Con tres podios (Australia, España y Canadá) pero ninguna victoria, queda la esperanza de que el monoplaza pueda tener alguna mejoría o retroceso durante la serie de carreras europeas, que concluye el 3 de septiembre con el Gran Premio de Monza, para llegar a la última parte del campeonato con al menos la tranquilidad de saber si cuenta con un auto decepcionante o una máquina ambiciosa. Algún indicio. Algo que le permita evaluar si vale la pena seguir deteriorando su nombre en busca de una despedida que cada vez parece menos grandiosa de lo que pudo haber sido. Y es que irse perdiendo un campeonato en la última curva siempre será más honorable que terminar la temporada trotando manso. Lewis lo sabe.


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