Juan Pablo Varillas dejó el Perú hace mucho tiempo para hacer su base de entrenamiento en Buenos Aires y ahí entrena con Tennis Training Pro. Matías Rizzo es su preparador físico hace cinco años y esto nos dice el tenista peruano que ahora juega el Australian Open.
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¿Cómo ven a Juan Pablo ahora?
Trabajamos con él hace cinco años. En esos cinco años se transformó en un jugador de tenis de primer nivel pese a que tuvimos 100 días de pandemia en los que estuvo encerrado. En todo este tiempo la evolución fue muy favorable, mejoró muchísimo. Hoy tiene un tenis de alto rendimiento, cuando vino era un tenis en formación.
Él tiene un buen tenis, ¿qué le falta para dar el gran paso a la élite?
Pero el tenis es todo. Es preparación, es trabajo sociomental, es descansar bien, comer bien. Es muchas cosas. La gente opina de los resultados, pero nosotros que nos dedicamos a esto tratamos de mejorar todo eso que te menciono. Además, Juan Pablo es un jugador que tuvo un proceso tardío, hasta los 18 años él iba al colegio mañana y tarde.
¿Cómo afecta ese tiempo perdido?
Le tocó una primera ronda de Roland Garros a los 25 años cuando la mayoría juega a ese nivel a los 23. Todos esos años de experiencia y entrenamiento él no los tuvo. Para él es un proceso un poco más largo, pero no por eso no está preparado. Es simplemente que está pagando esos años que no lo hizo desde más chico.
Y de eso que el tenis es todo, ¿en qué es más fuerte Juan Pablo?
Una de las mejores cosas que tiene es el día a día. Es un trabajador incansable, una persona que da todo lo que tiene. Ese es su lema. Es muy dedicado con un compromiso muy grande para su país. Jugó todas las Copa Davis, fue a los Juegos Olímpicos y dejó muchas cosas por eso. Viaja a la Davis y la prepara una semana y quiere jugar siempre. Eso te saca muchas semanas del calendario. Fue a Tokio cuando tenía una gira de 3 ATP, dejó todo para representar a su país. Tiene compromiso con su trabajo y con su país.
Además, parece estar siempre tranquilo. Cuando rozaba el top 100 no se le notaba desesperado por eso…
Es que, si solo vemos el ránking, no nos da tiempo a ver la evolución. A lo que apuntamos es que cada día se mejor jugador, en lo mental, en lo físico, en lo tenístico. Por eso tiene un entrenador, un preparador físico, un médico nutricionista. Hay mucha gente detrás de él.
¿La experiencia de Roland Garros cuánto le suma ahora?
Sí, por supuesto que sirve. Honestamente jugar en el estadio central de Roland Garros… hay jugadores que todavía no jugaron ahí. En su primera experiencia en un Grand Slam te toca la cancha central de Roland Garros y contra un top ten. Y con eso, en cuanto a rendimiento lo hizo perfecto. Este tipo de torneos requieren otra experiencia y la preparación que hizo fue buenísima.
¿Qué han hablado con él en las últimas horas?
Estuvimos hablando mucho de cómo afrontar el partido, de cómo prepararlo. Lo de entrenar y descansar y prepararse mentalmente. Es un desafío muy lindo.
¿Cómo sacarse de encima eso de ser llamado un jugador de polvo de ladrillo?
Honestamente se saca trabajando. Él hace un 70% de polvo de ladrillo porque es la superficie que mejor domina, pero ha ido evolucionando mucho en cemento. La única forma es entrenando y jugando.
¿Cómo lo ven para este 2023?
Es la temporada que mejor ha preparado, desde lo físico, tenístico y mental. Estoy seguro de que va a tener un gran año porque se lo merece, por el esfuerzo que hace siempre. Es un ejemplo de perseverancia en el día a día.
Y ustedes también entrenan con Gonzalo Bueno ¿Qué decir de Gonza?
Gonzalo es un ejemplo de lo que es el trabajo y los resultados ya están a la vista. Semifinales de un Challenger, ganando Futuros y con un rendimiento que es bueno. Es una persona muy dedicada, muy centrada. Empezó el proceso mucho más chico de lo que empezó Juanpi.
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