‘Juanpi’ se ubica en el puesto 70 del ránking ATP. Viene de disputar el US Open. (Foto: GEC)
‘Juanpi’ se ubica en el puesto 70 del ránking ATP. Viene de disputar el US Open. (Foto: GEC)
María Paula Regalado

Un día soleado en medio de una semana lluviosa nos hacía ilusionarnos de que alguna promesa llegaría. Así abrió el fin de semana de la en el Perú. El estadio Hermanos Buse del Lawn Tennis Club comenzó a vibrar a un mismo ritmo y pulso cuando el equipo blanquirrojo ingresó a la cancha acompañado de su capitán, Lucho Horna.

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Gonzalo Bueno (PER) y Viktor Durasovic (NOR) inauguraron la pista de polvo de ladrillo que daría inicio a la serie. El noruego estaba dispuesto a dar guerra, y si que la tuvo. ¿Su herramienta más poderosa? Los saques muy agresivos y derechas muy rápidas y bien colocadas. Con un quiebre bastante temprano en el primer set, el rival pudo imponerse ante el peruano con ingenio, a pesar de que “Gonzo” –como sus compañeros lo llaman– supo correrlas todas y se dejó los pies en la cancha. Supo encontrar momentos de impacto para rescatar tres y cuatro games en cada parcial respectivamente; lamentablemente, el score favoreció al europeo. La pasión se sintió en la tribuna, “Gonzalo, eres Bueno”, le gritó un fanático que solo pudo hablar con la verdad.

El segundo capítulo lo protagonizaron Juan Pablo Varillas (PER) y Nikolai Budkovy (NOR). Juanpi, en ti teníamos nuestras esperanzas, y no nos decepcionaste. Con mucha garra, potencia y unos cuántos ‘aces’, nuestra primera raqueta nacional selló con un grito de celebración su primera victoria de la serie, demostrando por qué es un jugador rankeado en el top 100. En palabras de su capitán, “la jerarquía pesa en estos momentos, y Juan Pablo tiene una categoría más alta”.

Un primer set apretado, con mucha exigencia por parte de su rival también, culminó en un cañonazo llamado “ace” que permitió a Varillas cerrar en 7-5. El siguiente parcial vino más holgado, con un quiebre de Juanpi en apenas el primer game, un Budkovy –de tan solo 17 años – acaso un tanto temeroso, aunque ya acostumbrado a la presión por el tipo de entrenamiento que, en sus propias palabras, ha recibido durante toda su carrera.

El 6-4 marcó el final de la jornada con la serie igualada 1-1 para ambos equipos. Las tribunas, entre bubucelas, gritos y banderolas, se desvivían en aplausos y agradecimientos para el líder peruano. Nada que reprocharle a nuestros muchachos, pero no es momento de cantar victoria aún.

Así termina el primer día de la Copa Davis, un día de emociones incesantes, gargantas roncas de tanto gritar, los dedos hinchados de tanto aplaudir, y solo el comienzo de muchísimo tenis que aún nos queda por ver.


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