Cuando un jugador como LeBron James no puede continuar el partido, es porque la lesión parece ser más grave de lo que parece. El alero del Miami Heat sueña con ser uno de los mejores del mundo y, para ello, aspira a ganar su tercer título de la NBA. Ayer, en la victoria de San Antonio Spurs (110-95), LeBron no pudo continuar el partido a falta de cuatro minutos para que finalice.
LeBron había superado la marca de Boris Diaw para marcar otros dos puntos a favor del Heat, pero tras su canasta, el alero no pisó bien y no pudo seguir. Mientras que Miami cometía una falta para parar el partido, LeBron cojeaba y al final tuvo que ser cargado a los camerinos para recibir atención médico.
LeBron terminó con 25 puntos, seis rebotes, tres asistencias y tres robos de balón en 32 minutos que estuvo en el campo. Queda la sensación de que si James seguía en el campo, el resultado podría ser otro. Solo cuatro los experimentados (LeBron, Chris Bosh, Dwyane Wade y Ray Allen) tuvieron un partido digno de estas finales.
La segunda final se jugará este domingo en San Antonio. El martes se jugará la tercera en el American Airlines Arena, cancha del Heat.