Los sueños deben ser siempre del tamaño del Everest. Lo mismo que la energía para cumplirlos. La satisfacción que genera el lograr lo que te propones, es una razón para no claudicar. Este es uno de los objetivos por qué el peruano Luis Villena se atrevió a viajar hasta Nepal y lograr su sueño de subir a la cima de la montaña más alta del mundo, en el Himalaya.