El deportista olímpico más ganador de la historia no es ningún dios. Todavía. Tiene barba de dos días, se peina con raya al costado, se remanga los jeans e insiste, cada dos, tres minutos, como un niño chiquito hiperactivo que se quiere divertir. “I want to just have fun”, dice, como si pidiera permiso. Ver de cerca a Michael Phelps es la posibilidad de conocer que el cuerpo humano perfecto no es solo producto del laboratorio y vitaminas, es también un guiño de la genética. Su madre, que está muy cerca de él en los ‘headquartes’ de la firma Under Armour, en Baltimore, podría decirlo mejor. Phelps es un gigante de brazos largos en la TV por cable, y en vivo un flaco que pese a su costumbre de salir retratado en los diarios no sabe dónde esconderse. Nadie podría llamarlo ‘Tiburón’ aquí, pues parece un muchacho inofensivo. ¿Cuántas medallas más podrá ganar Phelps ahora que ha vuelto a entrenarse para Río 2016? ¿Necesita más trofeos? Esas preguntas que todos nos hacemos aquí, mientras él se ejercita, no parecen importarle. “I want to just have fun”.
Mientras preparamos las preguntas de la entrevista con El Comercio, y en pantalla LED de 60 pulgadas un video recorre su vida y su pasado, al mejor nadador de todos los tiempos hay un tema que sí le preocupa: pronto será papá. Su novia, la ex Miss California Nicole Johnson, le toma fotos y la barriga de 6 meses se nota. A ella sí la mira con atención de guardaespaldas. Como si ya no fuese suficiente que Phelps sea el atleta más ganador del planeta, ahora será inmortal: “Me va a quedar menos tiempo para dormir”, dice, y se ríe.
Phelps tendrá un hijo. Y los papás no podemos morirnos nunca.
Michael está aquí, en Baltimore, con su novia y su madre, para iniciar simbólicamente la última etapa de su entrenamiento para Río 2016. ¿Quiere ganar más medallas? “Claro que sí”, dice. Hace pesas. Suda. Hay medios de Japón, Turquía, Brasil, México, Gran Bretaña, Perú. El Comercio hace las primeras preguntas.
¿También crees que el deporte es talento más disciplina?
En el 2001, yo no obtuve el récord mundial de la noche a la mañana. Tuve que invertir tiempo, preparación, energía, dedicación y dar lo mejor de mí. Todo tenía que ir de la mano. Eso me encanta y apasiona de los deportes, puedes ver por ejemplo que alguien corre rápido y practica atletismo, otra persona puede bloquear muy bien si juega al vóley, pero sin preparación no es suficiente. Para mí ha sido un trabajo de 24 x 7 y eso me hace feliz.
El enviado especial de El Comercio, Miguel Villegas, en diálogo con el multicampeón olímpico en Baltimore. (Foto: Under Armour)
Los Panamericanos 2019 serán en Lima, y eso ha despertado mucha euforia. ¿Cómo debe prepararse un deportista peruano para ser el mejor?
Bueno, lo más importante es saber lo que puedes hacer y tratar de batir tus propios récords, esforzándote al máximo, llegando a donde no has llegado antes. Cuando empecé mi carrera, siempre busqué un entrenador que me ayudara a desarrollar cada aspecto que podía mejorar: mi técnica, mi velocidad, mi resistencia y mi mecánica. Tuve entrenadores que literalmente me enseñaron todo, y a corta edad empecé a aprender todas estas cosas. La clave está en aprender lo básico, empujarse al máximo y disfrutar de cada etapa. Muchas veces veo que los jóvenes no sacan lo mejor de ellos, no se retan, y es triste ver que no aprovechen al máximo sus capacidades.
No rendirse nunca, ¿a eso te refieres?
¡Retarse cada día! Así es. Si realmente quieres algo, no hay nada que te detenga. Todo está en trabajar y dar todo de sí mismo. Yo comencé así, era un chico que aprendió a nadar en las clases de natación que me puso mamá, aprendí a amar el deporte desde lo básico y seguí hasta donde estoy hoy.
En noviembre del 2015 compartiste en Instagram que ibas a ser papá. ¿Piensas en el día en que tu pequeño quiera nadar y sueñe ser mejor que tú?
[Ríe]. En primer lugar mi hijo estará siempre seguro en el agua, sin importar lo que pueda pasar [vuelve a reír]. Si decide nadar, lo apoyaré totalmente. No lo forzaré pues tendrá que ser su decisión, y si quiere ser mejor que papá… ¡que vaya por ello! Sería increíble que tu hijo bata tu propio récord, pero bueno, quién sabe lo que pase… Por ahora estoy muy feliz con ello. Y el papá recoge el babero.
Los periodistas que hemos llegado hasta Baltimore, donde su entrenador Bob Bowman lo descubrió mientras nadaba con sus hermanas en el North Baltimore Acuatic Club, somos testigos del espectáculo que es verlo entrenar. O sea, de ver cómo sus articulaciones se adaptan a las rutinas físicas del fisio. ¿Cuál es la explicación para la potencia de Phelps en el agua? La genética es arbitraria: Phelps mide 1,93 y sus brazadas tienen un alcance que le suman 10 centí- metros. Si hacemos zoom a pies hay otro dato: calza 48. Esto permite un pataleo letal contra cualquier contrincante. La cadena japonesa NHK grabó un documental con Phelps y resumió esta combinación en una frase: “De la mitad del cuerpo hacia abajo, es un delfín”. No es una definición menor. Un artículo de “Journal of Experimental Biology” titula con contundencia: “Los delfines son diez veces más fuertes que los mejores atletas olímpicos”. Según este estudio, la musculatura de un delfín activa su potencia en el nado y pueden llegar hasta los 40 km/h.
Phelps es más que un pez en el agua. Si se lanzara al océano con wetsuit negro, pasaría desapercibido. O sería el mejor de todos.
A las 4:15 de la tarde del último martes, el ‘Tiburón’ bueno termina su contacto con El Comercio. Miss California y mamá Phelps están esperando en una sala solo para invitados. Desde allí mira él, que se acerca a la habitación para contemplar la panza de su novia, donde, como ya todos sabemos, está nadando su bebe. El Phelps del futuro. No hay mejor lugar para que el hijo del mejor nadador del planeta empiece a hacerlo.
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Posted by Diario El Comercio (Perú) on domingo, 13 de marzo de 2016