Veinte minutos después aparecería con el plumón negro entregado por uno de sus asistentes en su mano izquierda, listo para ejecutar con impecable paciencia cada uno de las cientos de autógrafos que dedicaría en sus 24 horas en Lima. En la puerta de la zona de desembarco del aeropuerto, donde se había concentrado medio centenar de fanáticos, una comitiva compuesta por representantes de la organización del evento, familiares y amigos, lo esperaba presurosa para conducirlo hacia la minivan blanca marca Hyundai que lo llevaría al hotel Hilton. Rafael Nadal no tuvo tiempo de sorprenderse a su salida. Los gritos acalorados, arrojados con la fuerza de un toro y con la misma dirección certera con que se lanzan desde las tribunas populares de los estadios de fútbol, le atravesaron el alma. Rafa, acostumbrado a reaccionar a la velocidad de la luz en la pista de tenis, atinó a sonreír mientras una multitud desaforada repetía ¡Rafa!, ¡Rafa!, ¡Rafa! y un chiquillo, tal vez aficionado, tal vez curioso, gritaba absorto: “Asuuuu, es bien alto ese hue...”.
Es sábado por la tarde de un 16 de noviembre del 2013 y el jet privado Gulfstream G200 acaba de aterrizar en la pista principal del aeropuerto internacional Jorge Chávez. No hace mucho calor, la temperatura promedia los 20 grados y mientras casi una veintena de periodistas, entre reporteros, fotógrafos y camarógrafos, intenta escabullirse por los recovecos de las instalaciones del aeropuerto para evadir a los guardias de seguridad y tentar la toma más inédita y perfecta del tenista español de 27 años en sus primeros instantes en Perú. Quienes han tenido al suerte de coincidir con el reciente campeón de Roland Garros por los pasillos de llegada de vuelos atinan a tomarle fotos y algunos otros a registrar la evidencia en video.
En Youtube, la primera imagen de quien el 10 de octubre del 2024 anunciaría su retiro luego de 92 títulos y más de 1.000 victorias, registra su paso por el arco que marca la salida de los vuelos internacionales hacia el pabellón principal del Jorge Chávez. Es un video de 23 segundos. Ahí aparece Rafa, con gorra verde, vestido con un short azul y un polo piqué a rayas blancas y azules, caminando bien escoltado por personal de seguridad. A su lado, una mujer mayor lo acompaña con un semblante que delata lo poco o nada que sabe de quien está a su lado. La mujer ignora completamente que ha coincidido con el número 1 del ranking mundial de ATP y ganador por entonces ya de diez Grand Slam, el rey de la tierra batida.
Un Nadal de Youtube en Lima
En el video se puede observar que la mujer tropieza con las maletas de Nadal y se detiene sorprendida por la comitiva que acompaña al español. Les cede el paso para luego, seguramente, de enterarse por las noticias de quién era el chico espigado con el que había coincidido a su llegada, contar una y mil veces la anécdota el resto de su vida. En los exteriores del aeropuerto el frenesí alcanzaba su pico máximo.
Resuelto a convivir con el apetito indomable del aficionado por un saludo, una firma o foto, Nadal navega entre el tumulto como pez en el agua. Su porte de gladiador contrasta con un rostro amable y una sonrisa noble y tímida que parecen acariciar a cada uno de los fanáticos que intentan robarle un detalle. Nadal firma camisetas, gorras, posters y hasta un par de pelotas. Se toma fotografías con el personal del aeropuerto. De pronto la comitiva lo induce al retiro y lo guía hacia la minivan blanca que lo espera.
Nadal, que no ha perdido la sonrisa desde el aterrizaje, sigue dedicando saludos desde la ventana de la minivan, que apresura el paso para cumplir con la hora de la cena.
Roland Garros ha sido el torneo que más ha marcado su trayectoria, con 14 victorias en París (2005-2008, 2010-2014, 2017-2020, y 2022). Su primer título fue hace 20 años, ganó su primer Abierto de Francia con tan solo 19 años. Su último trofeo lo levantó a los 36, a pesar de los problemas físicos en su pie izquierdo.
A sus 38 años, el jugador de Manacor echa el cierre a más de dos décadas como profesional que ha culminado con, sobre todo, 22 Grand Slam, solo por detrás de los sumados por el serbio Novak Djokovic que acumula 24.
Además, destacan los 36 Masters 1.000 incluidos en el total de los 92 títulos del circuito ATP que ha logrado el español.
- Abierto de Australia: 2 (2009 y 2022)
- Roland Garros: 14 (2005, 2006, 2007, 2008, 2010, 2011, 2012, 2013, 2014, 2017, 2018, 2019, 2020, 2021 y 2022)
- Wimbledon: 2 (2008 y 2010)
- Abierto Estados Unidos: 4 (2010, 2013, 2017, 2019)
La gira latinoamericana
La gira de Nadal por territorio latinoamericano empezaba en Lima, con un partido de exhibición ante su compatriota David Ferrer el domingo 17 de noviembre. Luego se alternaría entre Argentina y Chile. Perú era el punto de partida de un raid vertiginoso lleno de eventos, promociones y exhibiciones que despertaba las alertas por el posible desgaste de su condición física en un tramo de temporada en el que su agenda demandaba reposo.
Luego de un breve descanso en la suite ejecutiva del hotel Hilton, Nadal tenía agendada una firma de autógrafos en una tienda deportiva del centro comercial Jockey Plaza. La hora acordada era 7 de la noche. Ahí, frente a la prensa expresaría su afecto y sus ganas de de vivir la experiencia en Lima al máximo, rodeado de mucho afecto y agradecido por las atenciones. “Ha sido un verdadero placer, me ha encantado la experiencia, ha sido un día inolvidable para mí”, repetiría luego del partido de exhibición.
Como era de esperarse, Nadal y Ferrer fueron sorprendidos con el obsequio de la camiseta de la selección peruana, cuyo detalle residía en los dorsales con sus nombres y la numeración según su posición en el ranking ATP. Así, Nadal sostenía una camiseta con el número uno y Ferrer, de 31 años, la número tres ante los flashes que disparaban a placer para eternizar el momento.
Domingo, día de partido (y de más autógrafos)
El rubor de sus mejillas frente a tanta expresión de cariño de los peruanos ocultaba su cansancio producto del largo viaje, el jet lag producto de la diferencia horaria y sus obligaciones de sueño. Rafa cumplía su condición de saberse un superhéroe en Lima con impecable diplomacia, pero sobre todo, con una naturalidad propia de quien se siente querido.
El domingo 17 de noviembre empezaría muy temprano para Nadal. Repuesto por el brillante amanecer de una ciudad que ya vestía las primeras evidencias de un pronto verano, el también medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008, no apetece mucho. Según los diarios de ese día, el protagonista en 2009 del hit ‘Gitana’ junto a Shakira tuvo una alimentación ligera y balanceada, muy similar a sus días de partido. Tal vez escuchó algo de música mientras se trasladaba a las instalaciones del Regatas Lima Villa, en la Panamericana Sur, para una clínica deportiva que era parte de su agenda.
Usted de Julio Iglesias o Pero tú de Alejandro Sanz, debieron estar en su setlist, además de Saturday Night Gave Me Sunday Morning, de Bon Jovi; y When You’re Gone, de Bryan Adams. A su llegada al reciento ya lo esperaban cientos de aficionados, entre grandes y chicos, privilegiados por contemplar una clase maestra del español.
Luego vendría el partido de exhibición en el Jockey Club del Perú. En un escenario para diez mil espectadores que finalmente no lució con un lleno total el día del evento debido, quizá, al alto precio de las entradas, que llegaron a los 1.600 soles por butaca. Fue un set en dobles, donde Rafa hizo dupla con un jovencísimo Juan Pablo Varillas y luego el partido de fondo, entre Nadal y Ferrer, que encandiló y arrastro al éxtasis a los más de 8.000 mil asistentes.
Antes y después de la exhibición, Nadal tuvo en lugar de la raqueta un plumón color negro en su mano izquierda, tal vez el objeto que más utilizó en sus 24 horas en Lima. Con él, estuvo su paciencia, su buen humor y una sonrisa que competía con el esplendor de su juego.
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