Ninguna voz más autorizada que ella. Ninguna voz más dolida que ella, que durante más de una década –los maravillosos años 80– fue la personificación del glorioso vóley peruano. Cecilia Tait ha visto por TV lo que ocurre con la selección nacional, última en Sudamérica, colapsada por todos sus frentes y tiene una explicación de lo que pasa. Esta es su durísima mirada del presente, y también su fe inquebrantable para lo que viene.

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