El año pasado la imagen de Galilea Fuentes nos regaló varias sonrisas en el Sudamericano Sub 16, en el que Perú logró su clasificación al Mundial que se jugó en Lima y en el que la Bicolor se posicionó en el sexto lugar. Nació en el Cusco, tiene apenas 14 años y es una niña que disputó una cita de gran nivel. Ella no se presiona, aunque sabe que representa a todas las niñas que quieren tener un camino como el suyo.
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—¿Sigues siendo la menor del grupo?
Sí, en el Sudamericano tenía 13 años, ahora 14 y me siento bien porque para mí hay menos presión, digamos, porque soy la menor y todo lo que pase me ayuda a seguir sumando. Si me equivoco, sé que no debo quedarme en el error, por eso no me presiono.
—El año pasado fuiste la figura del equipo… y ahora te tocó jugar un Mundial
Fue mi primera selección y estaba bastante motivada. Había dejado todo en el Cusco y fue todo sacrificado. Mis padres me apoyaron bastante para eso. Fue increíble todo el año pasado que ni yo misma me creía el título de mejor central, pero todas pusimos de nuestra parte.
—¿Cómo es que te descubren para el vóley?
Yo estaba en el colegio San José La Salle y con mi club del Cusco, Bélgica Zateam, fui a un campeonato en Tingo María donde me vio el profesor Jesús Castillo. Ahí les habló a mis padres para poder radicar en Lima, pero estaba en plenos estudios. Para la selección me convocaron en abril del año pasado y decidimos venir.
—¿Qué te ofrecieron para que vengas a Lima?
El profesor nos ofreció colegio, pero todavía mi familia no sabía cómo hacer. El plan de la familia era quedarnos en Lima para cuando yo tenga 15 años, pero por cómo se dieron las cosas tuvimos que acelerar todo. Mi papá llamó a la San Martín, porque yo sentía afición por ese club, para ver si había cupos. Así viajé a Lima y pude jugar la Copa Alianza que fuimos campeonas.
—¿Siempre te inclinaste por el vóley?
Yo estaba practicando natación, pero tuve una mala experiencia y ahora no quiero saber nada de la piscina. A mi de niña me descubrió el profesor Miguel Zúñiga y su esposa Esther, que vio que tenía biotipo, aunque yo no sabía jugar, pero me pude quedar en el Bélgica Zateam.
—¿Qué objetivos tienes con el deporte?
Estoy tranquila, todo a su debido tiempo. Voy sin quemar etapas.
—¿Te piensas dedicar al vóley?
Si, pero de acuerdo con cómo se vayan dando las cosas. También tengo el sueño de ser doctora e ir al extranjero a trabajar, pero tengo bien presente que el deporte me puede abrir puertas.
—¿Cómo tomas la competitividad que existe a partir de estas categorías donde es obligatorio ganar?
Mis padres en las noches me mandan mensajes de aliento, siempre me recuerdan la humildad. Si perdemos no importa porque somos niñas y hay nuevos equipos que no hemos visto. Estoy preparada para la derrota y también tenemos psicólogos en el equipo que nos ayudan.
—¿Cómo fue tu vida en Cusco?
Tenía muchos amigos y fue dejar todo. Era muy tranquilo todo, nada de delincuencia y cuando íbamos a entrenar todos los padres podían vernos, era muy familiar.
—¿Y cómo te adaptaste a Lima?
Al inicio me ofrecieron la Casa Santa, pero yo era muy chiquita. Entonces vine con mi mamá a un cuarto alquilado. La San Martín nos apoyó con alimentos y mi papá nos mandaba para vivir. Felizmente ahora estamos todos. Mi mamá se encarga más de mi hermano que tiene una discapacidad y necesita una atención especial.
—Esa situación familiar te hace madurar más temprano aún…
Todo lo que he pasado lo tengo bien presente para no rendirme ante cualquier adversidad. No me voy a rendir, voy a seguir dándolo todo. Mi mayor motivación es sin duda el Cusco, porque me apoyaron bastante. La Municipalidad, la Liga del Wánchaq, que me daban zapatillas y me condecoraron. Eso me motiva más.
—Sientes que representas a las chicas del Cusco
Ellos me dicen que hay bastante chicas del Cusco que soy su modelo a seguir y no puedo desviarme.
—¿Cómo es la relación con las chicas del equipo?
El año pasado no nos conocíamos bien, no hablábamos mucho. Ahora parecemos hermanos, todas nos tenemos bastante confianza. Ellas me ayudan cuando estoy en la banca, me ayudan a ver las jugadas, me dan confianza.
—Al ser la menor, te cuidan más
Creo que sí. Cuando fuimos al Panamericano en Guatemala fuimos a un supermercado y ellas me cuidaban. No me soltaban el brazo para nada.
—¿Qué esperas del hincha peruano con el voley?
Que la gente nos apoye en las buenas y las malas. Eso es bonito, tener el apoyo de la gente a pesar de todo, que no nos tiren tanto ‘hate’.