La selección peruana fue duramente criticada tras caer 5-0 ante Brasil en la Copa América 2019. Sin embargo, pese a aquel resultado adverso  pudo acceder a cuartos de final. (Foto: AP)
La selección peruana fue duramente criticada tras caer 5-0 ante Brasil en la Copa América 2019. Sin embargo, pese a aquel resultado adverso pudo acceder a cuartos de final. (Foto: AP)
Kenyi Peña Andrade

La abultada goleada que recibió Perú ante Brasil en la Copa América es de esas derrotas que los hinchas peruanos tendrán que aprender a llevar (valientemente) como una cicatriz hasta la tumba. No es para menos, estuvimos a dos tantos de igualar la peor derrota en los duelos históricos ante la 'verdeamarela': 7-0 en contra en 1997. En unos años, seguramente, provocará las mismas estremecedoras sensaciones que las catastróficas caídas de la selección de Chemo del Solar ante Uruguay en Montevideo y en Quito (6-0 y 5-1, respectivamente), la de Freddy Ternero en Barranquilla (5-0 en el 2005), el gol fallado sin arquero por Andrés Mendoza ante Ecuador (2005) o, sin necesidad de haber recibido varios tantos, la eliminación ante Chile en las semifinales de la Copa América del 2015. Revisar los resúmenes de dichos partidos en YouTube todavía les causa escalofríos a varios jóvenes de esta generación. Ante el Scratch, el último sábado, cada gol recibido significó un calambre en el alma, un puntapié a nuestra autoestima, una cachetada de realidad pura. Sin embargo, como el fútbol es el deporte que más se asemeja a la vida, hay que seguir adelante.


La pregunta del millón es: ¿hay motivos para hacerlo y no tirar todo al tacho? Por supuesto que sí. Las cinco puñaladas de Brasil hirieron pero no deben ser mortales, no hay argumentos válidos para que lo sean, al menos no en este momento. Esta caída duele pero también debe servir para alimentar el hambre de revancha y, por sobre todas las cosas, debe enseñar. En las últimas horas, el técnico Ricardo Gareca ha sido punto de durísimas críticas sobre sus planteamientos, alineaciones, dibujos tácticos y estrategias. Pasó, doce meses después, de ser el personaje más querido por el pueblo nacional a gozar de gran desconfianza en su capacidad por una parte de un sector del periodismo y la hinchada nacional. A continuación revisamos siete razones para seguir confiando en el 'Tigre', para seguir creyendo en este grupo de muchachos que nos hizo tocar el cielo un 15 de noviembre del 2017.

1) Una derrota que enseña
Fue una caída horrorosa por donde se mire, en eso estamos de acuerdo. No obstante, al revisar lo que ha sido la era Gareca hasta este momento, también concordamos que, en base a goles recibidos, ha sido el primer papelón que hemos tenido bajo el mando del ‘Tigre’ en un encuentro oficial. Y en este rubro incluimos Eliminatorias, Copa América y Mundial.

Gareca clasificó a Perú a un Mundial después de 36 años. (Foto: AP)
Gareca clasificó a Perú a un Mundial después de 36 años. (Foto: AP)

Pudimos perder, sí, pero no fue el pan de cada día caer como ante los brasileños en Sao Paulo. El argentino fue artífice principal de llevarnos a una Copa del Mundo después de 36 años, algo de crédito todavía tiene. Eso sí, en los últimos 90 minutos ya se aprendió bastante como para repetir la misma historia en el futuro.

2) El objetivo es Qatar 2022
La Copa América importa muchísimo, claro, pero más por valor histórico y romántico. Es el torneo más antiguo de selecciones en el mundo, sería un despropósito no apuntar a hacer una buena campaña e incluso a ganarlo. Sin embargo, hay que colocarlo en la dimensión que merece: acá y en Singapur lo que interesa en verdad es jugar el Mundial.

El técnico argentino dirige su tercera Copa América con la selección peruana. (Foto: AP)
El técnico argentino dirige su tercera Copa América con la selección peruana. (Foto: AP)

Es decir, las Eliminatorias serán la verdadera prueba de fuego para el 'Flaco' y su comando técnico. Los exámenes de admisión a Qatar 2022 los empezamos a rendir desde marzo del próximo año, por ende el torneo continental que se disputa en tierras brasileñas debe ser tomado como un fiel simulacro para lo que se nos viene. El fútbol no se acaba con esta competencia.

3) Bajos rendimientos individuales
En el fútbol se debe celebrar, llorar, pero también analizar. ¿Cuántos de los que fueron titulares en el último Mundial fueron capaces de mantener su buen nivel? Muy pocos. Desde hace bien tiempo que Renato Tapia se muestra impreciso para la marca y el pase, que Yoshimar Yotún perdió protagonismo, que Miguel Trauco es suplente en Flamengo y no mete un buen centro en la bicolor.

Con Gareca como técnico, en las últimas Eliminatorias, Perú venció a Ecuador en Quito por primera vez. (Foto: AP)
Con Gareca como técnico, en las últimas Eliminatorias, Perú venció a Ecuador en Quito por primera vez. (Foto: AP)

Y así podemos seguir con los hombres de arriba. El mejor Edison Flores se quedó en aquella victoria épica en Quito, Christian Cueva no volvió a ser el mismo después de fallar el penal ante Dinamarca, André Carrillo sigue siendo intermitente, y a Raúl Ruidíaz no se le abre el arco hasta ahora. En pocas palabras, todo es más complicado con tantas individualidades en un nivel tan chato. No es excusa, Gareca tiene la obligación de cambiar esta situación, pero es bueno aclarar que no es el único culpable de la paliza recibida ante el conjunto de Tite.

4) Un rival potente
El Brasil de Tite no es la quinta sinfonía de Beethoven pero tampoco es un mal equipo, como algunos han dejado entrever. Es verdad que no es aquel cuadro intimidante de Ronaldinho, Adriano, Ronaldo y Kaká, tampoco tiene Garrinchas o Pelés. Sin embargo, Richarlison, Everton, Gabriel Jesus, Firmino, Coutinho y Willian, con menos atracción mediática que los mencionados, también son monstruos en un campo de juego. No por nada los mejores clubes del mundo como el Liverpool o el Manchester City les pagan millones por sus servicios.

Perú fue goleado 5-0 por Brasil en fecha final del Grupo A de la Copa América. (Video: América TV / Foto: AFP)

Este equipo brasileño, endiablado como ante Perú, está en capacidad de pintarle la cara con samba incluida en esta Copa América al irreconocible Ecuador, al tibio Paraguay y al mismísimo Uruguay que sufrió ante un joven Japón. Quizá la solidez de la Colombia de Carlos Queiroz se presenta como el oponente más firme para frenar dicho carnaval. Perú jugó muy mal, pero hay que reconocer también que lo de Brasil fue casi perfecto en cuanto a juego y contundencia. No nos engañemos, el Scratch es el principal candidato al título de la Copa América.

5) Hay autocrítica
Lo peor que puede pasar a un equipo, luego de haber perdido por un marcador tan amplio, es encontrarse con un técnico testarudo o con poca humildad para reconocer que se equivocó. Con Gareca sucedió todo lo contrario. "Nos superaron de comienzo a fin. Hubo errores y el principal culpable soy yo", expresó en conferencia pospartido. Perú no tiene en el banco a un técnico cegado en su conocimiento, tiene a uno que fue suficientemente hidalgo para dar la cara y asumir errores, como siempre ocurrió. El primer paso para revertir una situación adversa es reflexionar sobre lo que se hizo mal, y Gareca dio señales de ello. Es un buen síntoma para lo que se viene.

6) No es la primera piedra
Gareca ya sabe lo que significa remar en aguas turbulentas. No olvidemos que el entrenador de la selección sacó 4 puntos de 18 posibles en las primeras seis jornadas de las Eliminatorias. Por ello fue presa de la ferocidad de la crítica de la prensa nacional que hasta pidió su cabeza. Y fueron esos mismos críticos los primeros en aplaudirlo tras la clasificación a Rusia 2018.

El técnico argentino la pasó mal en el comienzo de las últimas Eliminatorias. (Foto: AP)
El técnico argentino la pasó mal en el comienzo de las últimas Eliminatorias. (Foto: AP)

Pese a esto supo darle vuelta a la situación a base de decisiones fuertes y concretas, como el alejamiento de varios elementos del plantel por bajo rendimiento o indisciplinas. Solo el argentino sabrá si deberá tomar medidas parecidas. Pero avanzar con el viento en contra no es nuevo para él, eso nos otorga esperanza de que está en capacidad de sacar el barco a flote nuevamente.

7) Humildad, ante todo
No está bien caer goleado ni siquiera en un amistoso ante el campeón mundial, que se entienda. Lo que sí es un despropósito y hasta casi falto de humildad, creer que caer goleados ante Brasil es el fin del mundo. Con el respeto que se merece Bolivia, que fue el más flojito del torneo y los números lo demuestran, perder ante ella de la forma contundente que ante ‘Canarinha’ sí habría sido para jalarnos los cabellos.

El hincha parece haber dejado de lado dos aspectos importantísimos de lado: Brasil es pentacampeón del mundo, abastece con sus jugadores a los clubes más poderosos del mundo, e históricamente la estadística es abrumadora a su favor contra la Blanquirrioja. Y, lo más importante, nosotros, con un Mundial encima, la condecoración de la mejor hinchada del mundo y la gran calidad de Paolo Guerrero en la cancha, todavía somos una selección en crecimiento. Para aspirar a ser grandes algún día, no hay que olvidarse que lo primero es pelear por dejar de ser chicos. Ese es el verdadero objetivo, no hay que desenfocarnos ni poner objetivos descabellados.

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