La buena noticia es que una selección madura hace justamente lo que Perú ante Uruguay en Montevideo: cuando pierde, logra que el score refleje un resultado menos dramático que el curso de juego. El 0 a 1, hay consenso en la prensa de ambos países, se debió a la gran actuación de Gallese (no se explica por qué no consigue club fuera del país) y, probablemente, a la ausencia de Suárez y Cavani.
El equipo de Gareca, salvo el desliz mayor con Brasil en la fase de grupos de la Copa América, ni logra marcar grandes diferencias ni permite que se las marquen. ¿Es esto un alivio? Puede ser tanto un piso para saltar al siguiente nivel o, simplemente, una forma de modesta competitividad. Gareca busca soluciones, pero el grupo no tiene amplitud ni profundidad para ofrecérselas.
No existe un reemplazo natural de Yotún, como tampoco de Guerrero. En el primer caso, el ‘Tigre’ ha buscado rehacer el mediocampo eligiendo compañía para Tapia, pero Ballón no tiene pie ni salida. Christofer Gonzales, más a base de sudor que de luz, es quien mejor siente la camiseta, mientras Costa y Hohberg son opciones razonables por las puntas.
Carrillo, curiosamente, ha convertido la intermitencia en un estilo al que nos debemos resignar. Pero el caso del ‘9’ es más preocupante aún. Ni Ruidíaz ni Reyna parecen alternativas serias a Paolo y los minutos que cuentan en el proceso se suman ya en centenas. Nada que se vaya a resolver para la revancha del martes, ciertamente.
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Y, sin embargo, hay también algunas buenas noticias. Los cinco en defensa se pueden recitar de memoria y pocos dudan de que les quede, por los menos, dos o tres años fijos en esas posiciones. No es poco mérito: cada vez cuesta más recordar que la dupla de centrales que ofrecía tranquilidad al hincha local y nos llevó al Mundial pasado estaba formada por Rodríguez y Ramos. La recuperación de Zambrano y la reinvención de Abram son alentadoras, con Santamaría a la espera de una oportunidad.
¿Cueva? Parece ser el único problema serio del DT en esta parte del proceso. Su desempeño extrafutbolístico lo ha convertido en la manzana de la discordia y, quizás, es el único elemento de distancia entre selección y afición. Lo que Gareca ha dejado claro es que cierra con él un espaldarazo para el volante creativo. Sobre el resistido ‘10’ algo más se puede decir: ¿cuánto afecta a Cueva y a los seleccionados sin minutos de juego en sus clubes pasar de estar meses en la banca a tener la exigencia de protagonismo inmediato en el más alto nivel? La gran amenaza de la selección hoy es cuán difícil es tener futbolistas peruanos en ligas competitivas del exterior con minutos de juego.
Para el partido del martes quedan algunas tareas pendientes, sobre todo en cuanto a concentración y trabajo de líneas. Ya empezar el juego con foco y a la misma velocidad que Uruguay sería un triunfo. Si, como se rumorea, Ascues volantea y logra dar marca y salida al medio podríamos empezar a evaluar mejor el ataque nacional, que la semana pasada fue un espectro. El año se termina y también las chances de afinar a la Blanquirroja de cara al objetivo.