Antes de Caniggia, Burruchaga fue el compañero de ataque más peligroso que tuvo Diego Armando Maradona en la selección argentina. El ‘Burru’ visitó Lima hace poco para dictar una cátedra de táctica a la nueva generación de entrenadores del fútbol peruano. En un descanso conversó con DT de Ricardo Gareca, su compañero en aquel plantel en las Eliminatorias de México 86, que Bilardo excluyó sorpresivamente.
—¿Hace cuánto que no ve el gol ante Alemania con el que se coronó campeón del mundo en el 86?
Lo vi recién, otra vez. Desde el 86 lo he visto millones de veces.
—¿No se cansa de verlo?
No, cómo me voy a cansar. Aparte con el paso del tiempo te gusta más verlo. El tiempo nos pasa a todos y quedan los recuerdos. Te sigue dando ese cosquilleo, ese saber que hiciste algo histórico para el fútbol argentino, con una selección en la que muy pocos confiaban. Entrando por la ventana justamente contra Perú en ese 2-2 histórico y único, cuando ya estábamos fuera. Se dieron muchos motivos para esforzarse y que todo eso que hicimos junto al comando técnico y nuestro líder Maradona valiera la pena.
—¿Qué hubiera pasado si Ricardo Gareca no se metía con pelota y todo?
Imagínate. No hubiéramos sido lo que somos. Se lo debemos al ‘Flaco’. Nos hubieran matado los argentinos. En el sentido figurado de la palabra, desde luego. Pero estábamos con el cuello en la guillotina.
—Y a pesar de todo, Bilardo lo dejó afuera...
La verdad que el ‘Flaco’ aportó mucho en ese proceso. Por ahí hubiera sido necesario, pero uno no es entrenador. Para eso están los entrenadores, para tomar decisiones. Le tocó a varios quedar afuera. Armar una lista de 22 jugadores es dificilísimo. Se quedó afuera (Enzo) Trosero, (Alberto) Márcico, (Alejandro) Sabella, (Ubaldo) Fillol. El mismo (Ricardo) Bochini jugó unos minutos. Pero en lo que estuvo, el ‘Flaco’ aportó, y mucho. No quedan dudas de eso.
—La vida le daría una recompensa más de treinta años después, clasificando a Rusia 2018.
Sin duda. La vida a la larga es justa. Yo fui a un Mundial como jugador, y cómo me gustaría hacerlo como entrenador. Me moriría si lo logro. La vida ha sido justa en premiar al ‘Flaco’ con Rusia 2018 y posiblemente con Qatar 2022. No sabes la alegría que me da. Siempre fue un buen compañero.
—Noto que le da un poco de envidia de la sana su trabajo hecho en Perú.
(Risas) Es que me da nostalgia dirigir. Tengo muchas ganas de volver a dirigir sobre todo. Un equipo, una selección, lo que sea. La adrenalina es linda y quiero volver a sentirla. Estuve alejado un tiempo. Me fue bien en Arsenal, Estudiantes, en Paraguay, en varios lados. De eso no me quejo. Pero me metí de mánager en la selección argentina y me aparté. Y, bueno, ahora visito algunos lugares, siempre tratando de dar un mensaje.
—Usted no llegó a jugar en Boca Juniors, pero sí lo hizo en Independiente, el Rey de Copas. ¿Cómo analiza la adaptación de Carlos Zambrano y Luis Advíncula en el fútbol argentino?
No es como inicias sino cómo terminas. Y yo creo que ambos están terminando bastante bien. Jugando más Advíncula y Zambrano alternando, pero siempre en gran forma.
—Digamos que Riquelme no regala elogios, precisamente...
(Risas) Así es. Los respaldó por algo. Es inteligente. Boca es un equipo muy competitivo en la lucha por hacerte un lugar, pero el rendimiento de ellos evolucionó mucho.
—La verdad es muy complejo ganarte un espacio en el Mundo Boca, como acostumbran decir ustedes.
Sí, en todos los equipos grandes es difícil, pero en ese más. Hay clubes en el mundo que tienen más repercusión que varias selecciones. Boca, River, Independiente son de esos. Son clubes que necesitan estar bien todo el tiempo. En Brasil, Flamengo, Fluminense, Corinthians. Pierdes un partido y te liquidan. Pero también si ganas te hacen un carnaval. Uno padece, pero también disfruta si las cosas resultan y lo sabes llevar bien.
—Subastaron la camiseta de Maradona del partido ante Inglaterra por nueve millones de dólares. Un récord que difícilmente conseguirá otra casaquilla.
Es un mercado nuevo. Una opción nueva que no había y que se generó a través de esta camiseta que obviamente quedó en la historia, porque no fue una camiseta común. Se tuvo que comprar porque no habían más azules. Se consiguió esa rayada con el número plateado. Y contra un rival que era especial por lo que había sucedido en Las Malvinas. Y después el hecho puntual y deportivo por lo que hizo Diego. El mejor gol de los mundiales y después hizo un gol que hoy sería ilícito, pero que en la época valía. Ambos inolvidables para nosotros.
—Un argentino trató de comprarla en esa puja, y muchos argentinos intentaron ayudarlo, pero finalmente no lo consiguieron y la camiseta se fue al Medio Oriente.
Sí, Marcelo Ordas. Lo conozco. Pero los árabes compraron esta camiseta en un valor increíble. Era inimaginable. Siempre hay un loco que se enamora de algo. Y cómo no hacerlo de esa camiseta. Todo el mundo quisiera tener esa camiseta de Maradona. Hasta yo.
—El mediocampista Steve Hodge asegura que la camiseta es verídica y que la intercambió con Diego. Pero por otro lado la familia de Maradona dice que no es cierto. Que la camiseta de los nueve millones es falsa. ¿Qué sabe usted de eso?
En esa época traían camisetas y la agarraba cualquiera. Creo que Diego quería la de (Gary) Lineker y le dieron otra. Me parece. Le cayó esta. Y la tuvo. El inglés se llevó la mejor. Pero no fue que la intercambiaron. Por lo menos yo no lo vi.
—¿Es de guardar esos tesoros de algodón?
Antes no se guardaba nada. Se le regalaba a los amigos, a los familiares. No había eso de acumular todo en el ropero o en la valija.
—¿No tiene ninguna?
Alguna sí, pero muy poco. Repito: no es como hoy que los futbolistas hacen museos en sus casas con las camisetas. Lo nuestro fue hace tanto tiempo. Yo tengo la mía de la final del Mundial, que se la regalé a mi mamá. Mi mamá falleció y me la traje a casa. Después tengo el pantaloncito de la final. Con los botines seguí jugando en Francia (Nantes) hasta que se rompieron y los tiré. Antes nos daban pocas cosas para jugar. Ahora te dan para un tiempo. Es una verdadera locura. Era otro mundo el nuestro.
—¿Cómo nos ve para el repechaje a Qatar 2022? ¿Cree que llegamos más fuertes que al repechaje anterior ante Nueva Zelanda en el 2017?
Los veo bien. Los pormenores los saben mejor ustedes. Pero tuvieron una primera etapa no tan buena, donde incluso creo que cuestionaron a Ricardo (Gareca) y después todo se enderezó a su favor. Allí mucho tuvo que ver el comando técnico, pero también el grupo, desde luego. Cuando eres capaz de formar un grupo, tarde o temprano cuando las cosas salen mal, te va a respaldar. Por eso es importante armar una base, y Ricardo lo ha logrado más allá de algunos futbolistas que no han tenido tanta participación en este último proceso como Paolo Guerrero.
—¿Entonces nos ve en Qatar 2022 sí o no?
(Risas) Los veo, los veo. Estoy muy confiado de que Perú vaya al Mundial. Creo que han hecho los méritos suficientes.
—Este Mundial tiene que ser el de Lionel Messi. A sus casi 35 años, ya no tendrá otra oportunidad.
Dios quiera que Messi termine su carrera ganando una Copa del Mundo. En las últimas Eliminatorias y en la Copa América se le ha visto mejor que nunca. Se le nota cómodo y además se le ha conocido más en su faceta de líder.
—¿Y si no lo consigue lo juzgará la historia? A veces no conviene hacerse tantas ilusiones.
A ver, para mí Messi lo dio todo. Nos ha regalado fantasías y mucho esfuerzo. La historia no te tiene que juzgarte porque ganas o no un Mundial. Messi es el mejor del mundo de los últimos veinte años.
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