Miguel Villegas

“Juan distinto. Ese es el título de la nota, je”. Desde México, donde tiene raíces y afectos, donde nacieron sus hijos, donde creció como jugador y se consolidó como técnico, Juan Máximo Reynoso atiende a El Comercio después de 13 años, una vieja entrevista de cuando empezaba a dirigir a la ‘U’, verano del 2009, ahora ya páginas sepia. “Me acuerdo, claro. Hoy las cosas son distintas”, dice vía zoom, en los primeros días con el cargo más importante de su vida: técnico de la selección. La luz de las mamparas detrás suyo revelan lo que en otro tiempo, habría ocultado: su felicidad. Su sonrisa. Su fe. Es él, Juan, quien explica brevemente la distancia con este diario aunque no fuera necesario. Es él, Juan, quien se ha tomado el tiempo de organizar algunos contactos con medios que necesitamos conocer su proyecto, los detalles, cómo se siente, a quiénes va a citar. Es él, Juan, quien ha iniciado ya una breve gira para conversar con los futbolistas de selección que alguna vez dirigió y ha abierto su WhatsApp hasta altas horas de la noche para intercambiar ideas con quienes todavía no conoce personalmente.

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