Su versión televisiva de hoy, cordial y accesible, contrasta de algún modo con el zaguero bronco y duro que supo ser. Si en los años 80 había un reto catalogado de misión imposible era salir sin rasguños de la cueva de la selección argentina que defendía Óscar Ruggeri. Casi cuatro décadas después de aquello, estoy frente al campeón mundial de México 86, quien de arranque sonríe y parece decir: “Dale, no muerdo”, como recordándome que fue un back implacable, de los bravos-bravos, pero también es el panelista coloquial de Vignolo, el exconcursante divertido de Tinelli y, cómo no, el gran aliado de Gareca.
—Amigo, confidente, socio a distancia. ¿Qué es Ruggeri de Gareca?
Soy el hermano. El hermano de la vida. Ricardo es mi familia.
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La relación tiene casi 40 años. ¿Cómo son tan inseparables dos perfiles que a primera vista parecen uno más extrovertido -tú- y otro más reservado -Gareca-?
Una razón son nuestras esposas. Ellas son muy amigas y claro, nosotros venimos atrás de ellas. Fíjate que soy padrino de un hijo suyo y él lo es de uno mío. No hay una sola semana que no hayamos hablado, incluso cuando no ha vivido en Buenos Aires. Es una relación que va más allá, es toda la familia, los chicos se han formado juntos.
—Jugaron juntos en Boca, River, la selección argentina. ¿Cuánto los fortaleció eso?
Mucho, el pase de Boca a River en el 84 fue una novela, no era usual, nos atacaron bastante, y eso también nos unió. Con la selección también fueron años, jugamos las Eliminatorias, con Perú en el 85, justo aquí, en Lima.
RUGGERI SOBRE RICARDO GARECA
—En la redacción de El Comercio recordábamos que el día del 1 a 0 en Lima, tú entraste y jugaste de 9.
Claro, no me olvido más. Nosotros estábamos ahí en un hotel del centro y con Diego, imagínate, un millón de personas afuera, no podíamos salir. Carlos (Bilardo) siempre pedía los pisos de arriba y nos tenía entrenando ahí. Era un Perú bravo y estaban arriba 1 a 0. Los bancos de suplentes estaban allá abajo, estábamos como enrejados y Bilardo consigue, a mitad del segundo tiempo, destornillar todo y y liberó todo y ahí empezamos a calentar...en eso viene Carlos, me abre, me dice: vas a jugar. Yo digo: pero cómo Carlos, si vamos perdiendo (como pensando que debe entrar un delantero). Pero me ordena: vas a entrar de ‘9′ y te vamos a tirar al centro a ver si puedes hacer un gol. Yo pensaba: no la voy a tocar. Y no la toqué.
—En esa eliminatoria tú eras suplente y Gareca hizo el gol de la clasificación. ¿Qué pasó para que un año después, en México 86, tú seas titular y él quede fuera?
Primero, el dolor de cuando queda Ricardo afuera. Era el nueve goleador dela selección argentina, había hecho goles importantísimos. Le hizo el gol a Brasil. Después de no sé cuántos años no le ganábamos. Luego hizo el gol de la clasificación en cancha de River, que fue un milagro. Yo estaba convencido de que iba Ricardo. En mi caso, yo era suplente de Trossero y Passarella, dos zurdos. Pero a mi me tocó ir a River y me tocó una continuidad muy buena ahí. Ricardo estuvo tres meses en River y se fue a Colombia y Bilardo ya no lo tenía ahí, entrenando cerca. Me parece que debe haber ido por ahí, pero con todo el dolor después de lo que nos pasó a nosotros que el Flaco no haya estado ahí. Fue injusto para mí.
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—¿Es cierto que él vuelve de Colombia a Vélez en el 89 buscando ir a Italia 90?
No tengas dudas. Él quería estar en la selección, jugar en la selección. Yo hablé de esto con Bilardo. Nos juntamos en un bar de Juan B Justo. Bilardo me decía que me veía bien, “vos seguí”, me decía. Pero lo de Ricardo sí nos sorprendió a todos. Él se merecía ir al 86.
—Cuanto de Bilardo (obsesivo, metódico, cabulero) tiene el Gareca entrenador?
Poco. O sí, la pasión. Cuando dejamos de jugar, Ricardo y yo hicimos el curso juntos y cuando íbamos a comer con nuestras familias, llegaba al restaurant y en la mesa agarraba los vasos, los cuchillos, las copas, las botellitas, todo, y armaba un equipo y decía: “vamos a hacer así, voy a jugar así”. A mi no se me ocurría nada. No me daba ni un poquito de ganas de hablar en una mesa de táctica, de cómo iba a armar a su equipo. Ahí me di cuenta que él iba a ser entrenador y que le iba a ir muy bien.
—¿Cómo repartieron el trabajo en Elche en 2003, en los libros aparece que él era el asistente y tú el entrenador?
No, éramos una dupla, pero en la realidad el técnico era Ricardo. Él tenía esa pasión.
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—En 2018 él pidió un mes para pensar su renovación con Perú, luego confeso que lo hacia esperando ir a selección argentina. ¿Lo hubieras acompañado?
No en el cuerpo técnico porque sería volver a esa locura de vivir a mil. Quizá si desde fuera, como director deportivo o algo así. En todo caso, habría estado cerca de él. Como estuve en lo de Perú. A veces lo llamaba y le decía en joda: “¿Ya Carrillo es titular?” Carrillo me encanta, eh, siempre se lo pedía.
—Tu etapa de entrenador fue muy corta, pero como panelista de TV ya tienes dos décadas. ¿Este rol en ESPN será el definitivo?
Estoy cómodo. Estoy bien, traté de buscar un lugar luego de ser jugador; algunos son ayudantes, otros se dedican a ser empresarios, otros al periodismo. Y es verdad que hoy en el periodismo se abrió mucho el rol de los panelistas que son ex jugadores.
—A propósito de la mala gestión de Passarella como presidente de River fuiste crítico del jugador de futbol y su preparación para el “día después” del retiro.
En realidad, soy crítico. El jugador de fútbol tiene que preparar el día después del retiro, porque de otro modo puede quedar muy desprotegido. Yo mismo siento que pude prepararme mejor.
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—¿Sientes que esa preparación previa hubiera ayudado tu versión de entrenador?
Sí. Dije yo dirijo y y no exigí lo más importante, que era la preparación de cómo manejar un grupo. ¿Cómo manejas cuando hay creo cuatro figuras que posiblemente algunos de ellos no se hablan? dirigir no es solamente parar los 11 o decir bueno, vamos a atacar por acá, porque ellos por acá. Me topé con situaciones muy bravas. Pensé que me iba a ir bien porque era…Ruggeri y no es así.
—¿El caso Saric fue lo más jodido de manejar? (N de R: el mediocampista Mirko Saric se quitó la vida en el año 2000, siendo jugador de San Lorenzo).
Sí, lo hice debutar en San Lorenzo, era un jugador increíble, pero increíble en todos los aspectos. Teníamos muy buena relación, incluso familiar. Todo hasta que un día yo estaba en la concentración y me dijo “necesito hablar con vos”. Pensaba que me iba a decir “ponme a la derecha para enganchar” o “me pones muy adelante”, pero me encuentro con otra cosa. Me dijo: no le encuentro sentido a la vida.
—Te descolocó.
Totalmente. Lo llamé al papá y le dije: mira, me pasó esto y tiene que estar con un especialista. Y me dijo no, quédate tranquilo, que ya lo están tratando. Luego el tiempo pasó y la locura de lo que pasó.
—Casos así te hicieron repensar la idea de no tener psicólogos en los cuerpos técnicos.
Sí, antes éramos reacios a esa idea. En esa época, cuando nosotros éramos chicos, lo primero que decían al oír psicólogo es “está loco” y no era eso. Hoy los cuerpos técnicos son largos en cantidad de gente también por especialistas así. A todo eso me refiero cuando digo prepararse.
SU MIRADA DE PERÚ
RUGGERI SOBRE PAOLO GUERRERO
—¿Cómo ves a Perú sin Gareca? ¿Le ves chance de tomar uno de los 6 cupos y medio?
Para mí, va a competir. Creo que no hay dudas de Argentina y Brasil en las Eliminatorias, le han sacado una ventaja enorme al resto. Después, los demás, me parece que la van a tener difícil. Por ahí dicen que Bolivia puede quedar fuera, pero ¿quién está asegurado que gana en La Paz? Ellos saben que tienen una chance en su cancha, no lo descartaría, en realidad, van a estar en la pelea.
—Pero ¿qué diferencias ves entre este Perú y el de Gareca?
Es que ahora yo no sé si cambió la forma que le venía dando Ricardo, si es totalmente distinto o no. Yo creo que (Juan) Reynoso tiene un camino marcado y me parece que eso es una ventaja.
—En Italia 90 era una rareza lo de Roger Milla con 38 años como 9 de Camerún, ¿qué te marca que Paolo, con 39, sea el 9 de Perú?
Pero va a ser el titular ahora. El tema es que dentro de tres años, ¿cómo haces? Guerrero para mí es enorme, realmente tuvieron para mí uno de los mejores 9 del mundo, pero la realidad es que, ¿con cuántos va a llegar al Mundial? Con 42 años, ¿cómo haces?
—Es evidente que a Perú le están faltando recambio (N de R: Perú es la oncena de mayor edad, con 31.6 años en promedio)
Es un poco competir ahora con lo que tienen armado, pero deben preguntarse seriamente, ¿qué pasa abajo, en los menores? ¿Qué ocurre en las inferiores? ¿qué le está pasando, porque Perú toda la vida tuvo jugadores muy buenos? Se cortó la cadena, vos tenés a Guerrero 39 años. ¿Quién lo reemplaza?
—Lapadula, que no es nacido en Perú
Claro, tuvieron que ir a buscarlo afuera, pero en los clubes, ¿están preparando un Advíncula? ¿Están preparando algún Carrillo? ¿Están preparando a un Cueva? Se van a ir, en cualquier momento dejan de jugar. Entonces esa es la famosa cadena que decimos: “Se cortó la cadena”, y ahora no vas a los mundiales.
—¿Cuánto te sorprendió que Gareca no siguiera en Perú?
No entendí qué es lo que habrá pasado acá, si bien hablaba con él, no entendí porque se estaba haciendo un trabajo. Me parece que había embarcado en un camino, había marcado un proyecto y el proyecto se estaba cumpliendo, si bien la última Eliminatoria fueron detalles los que te hacen quedar afuera, Perú estuvo a la altura.
—¿Por qué crees que no le fue bien a Gareca en su última etapa en Vélez?
Hay decisiones que hay que tomarlas con la cabeza y dejar el corazón en la casa. Ir a la reunión con la cabeza por encima de todo y fijarte cómo vienen las cosas. No porque uno llega uno la cosa cambia y todo es color de rosa. No, no paso por eso. A mí me hubiera gustado que espere una selección, con Ecuador estuvo muy cerca, pero no sé qué pasó. Lo de Bahrein no me gustaba. A él tampoco y por eso no la tomó, me parecía que era un equipo medio amateur. Yo quiero que siga ligado a una selección. Pero a él le encanta dirigir y si aparece un equipo serio, me imagino que lo aceptará.
—¿Ves a Ricardo volver en algún momento a entrenar a Perú?
Sí, a mí me encantaría.
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Ruggeri y… Scaloni, Menotti, la política
RUGGERI SOBRE ARGENTINA
—Fuiste de los pocos que aprobó a Scaloni.
Si, a él y al cuerpo técnico.
—¿No creías que era una necesidad haber entrenado antes (Nota de redacción: Scaloni no registraba pasos previos de entrenador)?
Me gustaba que el cuerpo técnico era de selección. Eran contemporáneos: Scaloni jugó con Messi. Me gustó eso.
—Eras más crítico de la dirigencia de AFA que del cuerpo técnico, entonces.
Total. Yo decía, hay que armar un proyecto de selección, eso no se toca. No se puede estar cambiando cada 4 años.
—Lo de Menotti como manager es más testimonial que real.
Lo que dije lo dije (Nota de redacción: pidió su renuncia en 2019, porque Menotti no acudió a la Copa América argumentando una enfermedad) porque de manager, no. Era mejor ponerlo de honorario o colaborador, si querían que charle con los jugadores. Pero el día a día, viajar, eso no.
—¿Es imposible que ese cargo sea para ti?
No, ya no, ya está, ya estoy afuera. Pero bueno, siempre que dicen algo de la selección argentina, te hace transpirar las manos.
—¿Te han llamado de la política?
Sí, mucho. Digo que no. Si dejé de dirigir por la familia, imagínate la política.
—¿De Massa, Bullrich o Milei?
No, antes. Ahora no, porque como dije que no a varios ya no me llaman.
—¿Tienes un gusto definido con vistas a las elecciones de octubre?
Quiero alguien que se pare y nos ponga de pie a los argentinos. Quiero que tengamos trabajo, que no se regale la plata. Quiero la dignidad, que volvamos a ser un país brillante. ¿Cómo en mi país va a haber chicos que no tienen para comer?
—Votarías por Milei?
Sí.
Periodista por la UPC. 22 años en El Comercio, 14 de ellos en Deporte Total y 8 en la web, como jefe de gestión digital. Co-fundé carrera de periodismo deportivo en Isil y edité dos libros: "Peredo Total" (Debate, 2018) y "Fútbol es pasión" (Planeta, 2009)