Es cierto que Paolo no es el mismo de antes. Las lesiones han impactado en su rendimiento y es normal. Ningún futbolista -ni siquiera Messi o Cristiano Ronaldo- es capaz de sostener un mismo nivel cuando pasa de los 30 años. Pese a ello, a que su presencia no ha sido determinante en los últimos partidos de la selección, y que incluso Lapadula le ha quitado el titularato, fue un baldazo de agua fría saber que no estará en la fecha doble de noviembre.
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Perú va a jugar contra Bolivia en Lima el próximo jueves y días después visitará a Venezuela en Caracas. Si había un momento en el que necesitábamos contar con el 100% del plantel era este. Guerrero sigue siendo necesario en el equipo de Gareca. Aquí, cinco razones por las que vamos extrañar a Paolo Guerrero y no solo en esta fecha doble, sino el día que su ciclo en la selección peruana llegue a su fin.
No hay otro como él
Han pasado más de 25 años desde que debutó en la selección y seguimos esperando que llegue su sucesor. Como Paolo no hay otro. Físicamente tiene todo para ser el ‘9′ típico de un equipo Top. Mide más de 1.80 y es corpulento desde que se fue a vivir a Alemania en 2002. Técnicamente es un súper dotado. Esa capacidad para recibir el balón de espaldas, matarla con el pecho y seguir jugando con la pelota al pie es fascinante. Pocos delanteros en el mundo lo pueden imitar. Mentalmente, insuperable. Guerrero es un ganador nato, nunca se ha dado por vencido -ni dentro ni fuera de las canchas- es picón como nadie y odia perder.
Puede salvar un partido
Decir que fuimos al Mundial después de 36 años gracias a él, podría ser un poco injusto para todo lo que hizo un plantel y el staff técnico en una Eliminatoria larga de 18 partidos. Pero en el último Perú vs. Colombia de la clasificatoria a Rusia 2018 hizo la jugada decisiva que nos llevó al repechaje. El tiro libre (indirecto) y la narración de Peredo ya están tatuados en nuestros corazones. Es lo que todo fanático espera del crack del equipo: que se vista de héroe, anote un golazo y su equipo gane. Por eso Maradona es ‘Dios’ en Argentina. A Guerrero también lo hemos puesto en ese nivel.
Su amor a la camiseta
Se le nota en la mirada, en sus gestos, sus reacciones. Cuando se entona el himno, cuando no da ninguna pelota por perdida, cuando resondra a sus compañeros, cuando pierde y también cuando gana. Paolo Guerrero es un ejemplo de lo que debe ser un futbolista de selección: comprometido al 100%. Ese amor por la camiseta se lo contagia al compañero, al debutante, al hincha que está en la tribuna. Paolo se desvive por la selección y eso también lo ha convertido en ídolo y pieza irremplazable en un país que durante muchos años ha carecido de un líder como él.
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Es el capitán
No está convocado para la fecha doble de noviembre por una lesión, pero ahí lo ves en Videna, trabajando en su recuperación y compartiendo con sus compañeros, como si fuera uno más del plantel. Lo es, en realidad. Que no esté en la nómina es solo una anécdota. Las puertas de la selección siempre estarán abiertas para Paolo y es por el respeto que se ha ganado como capitán del equipo. No es solo porque lleva la cinta en el brazo, a Guerrero los jugadores lo respetan porque es un tipo íntegro, predica con el ejemplo, jamás se ha rendido en su vida -y vaya que ha tenido momentos difíciles- y es una muestra de superación personal. Todos sabe los sacrificios que ha tenido que pasar para llegar a donde llegó.
Lo que genera en el rival
Solo por su trayectoria ya es una preocupación en los equipos rivales. Tener a Paolo Guerrero en la selección es peso, jerarquía y calidad. Como titular o suplente, el técnico del contrario siempre tendrá que idear un plan para marcarlo, no dejar que se adueñe del área, gane el partido (físico y mental) a los defensas o haga el gol que cambiará el rumbo del duelo. Una cosa es Perú sin Guerrero, y otra muy distinta es la selección con él. Y en esta explicación encajan perfecto las cuatro razones comentadas arriba. Todo lo que genera en el rival tiene que ver con que no hay otro como él, porque te puede cambiar un partido en cualquier momento, por su garra y amor a la camiseta y porque es el capitán de la selección.
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