Con Claudio Pizarro en la banca, la experiencia recayó en estos tres apellidos: Vargas, Cruzado y Guerrero. El 3-0 ante Chile y el bajísimo nivel colectivo obliga a poner en discusión el aporte de los veteranos y el rol que verdaderamente cumplen en el ciclo de Pablo Bengoechea. Aquí un balance con foco crítico sobre ellos:
Juan Vargas. 31 años. Categoría 1983
Zurdo cerrado, el ‘Loco’ jugó por su banda y no trascendió en lo más mínimo en ataque. Perú careció de circuitos que fluyan por su banda y jamás pudo asociarse con Yotún o Cruzado. En defensa lució distraído y pasivo como la mayoría. Hace por lo menos tres años que esperamos una actuación de 7 puntos de Vargas con selección. No es decisivo desde la Copa América 2011. Markarián lo esperó en vano y Bengoechea parece ir por el mismo camino. En su lugar no es que no haya opciones para testear: Jean Deza, Christofer Gonzales o Edison Flores podrían merecer alguna chance.
Rinaldo Cruzado. 30 años. Categoría 1984
Lo expulsaron por un codazo infame y nos dejó con 10 hombres. Cruzado es uno de los hombres base de Bengoechea, pero ni su edad ni su rendimiento justifican tanto crédito abierto. Que se mata por la selección, se sabe. Que es de los pocos que aporta compromiso en una selección de ‘extranjeros’ engreídos, también. Pero si va a llegar a la siguiente Eliminatoria con 34 años y no es un crack, ¿por qué no arriesgarse por otro apellido? Cristian Benavente, si se busca ser más agresivo, o Hernán Hinostroza, si se quiere mayor control de balón, podrían ser opciones nada despreciables.
Paolo Guerrero. 30 años. Categoría 1984
Batalló con los centrales, derrochó energías, pero terminó siendo el gran villano de Perú por el penal fallado. Como sea, se trata de un delantero que no tiene reemplazo claro en Perú. Más allá de su edad y de cierta fragilidad física que lo hace proclive a lesiones, Paolo tendrá, casi con seguridad, un sitio en las selecciones futuras. La ausencia de un punta de arriba del metro 80 le suma puntos a favor. Yordy Reyna, una opción como delantero central, podría servir para tácticas de contragolpe, pero no como sustituto directo del ‘Depredador’. Su caso parece diferente al de Vargas o Cruzado.