Perú en agonía y séptimo: Brasil nos manda a la lona con un cabezazo sobre el final | CRÓNICA

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Brasil puso los nombres, Perú respondió con hombres. Con señores como Tapia en la posición de central enalteciendo su calidad, con la estirpe guerrera de Corzo y la seguridad que entrega Gallese en cada atajada.

Con la lección aprendida en Ciudad del Este, Reynoso plantó un 4-4-2 que, al menos, emocionó a la hinchada en el Nacional y no pasó apuros los primeros 15 minutos. Todo cambió cuando Casemiro vio que Neymar se descolgó entre Corzo y Tapia para mandar un centro que no pudo rechazar Gallese y que Raphinha convertía en el 1-0. Sin embargo, entre el línea Bonfá y el VAR nos regresaron a la vida cobrando el primer offside.

Superado el primer microinfarto, Brasil aceleró el ritmo para mandarnos otra vez a la lona. Un centro de Guimaraes encontraba la cabeza de Richarlison y el Nacional repletó enmudeció. Solo la intervención del VAR, tras 5 largos minutos, dejó el marcador 0-0.

La posesión del balón estuvo peleado, pero en duplas, Paolo y Carrillo en ataque no lograban conectar, mientras que Polo y Corzo eran el cerrojo de seguridad por la banda derecha.

¿Y Neymar? El 10 complicó las espaldas de Cartagena y Yotún, buscó siempre a Raphinha y jugó en libertad protegido por el todoterreno Casemiro. En un desmarque quedó frente a Gallese sacó un potente remate que el portero peruano desvío como tantas veces hizo ante Paraguay.

Cuando más cruenta se volvió la batalla en el medio, Raphinha vio la amarilla luego de trabar a Cartagena. El peruano también abusó del juego fuerte y fue amonestado antes del final del primer tiempo.

GOLPE FINAL

Con Polo fundido de cansancio, Reynoso sacó del banco a Grimaldo para ganar dribling y desborde. En un par de ataques, el extremo de Cristal presentó el CV y el Nacional se puso de pie.

Brasil también movió el banco. Gabriel Jesús por Richarlison. El campo parecía inclinarse y Gallese volvió a aparecer en todo su esplendor para desviar al córner un remate potente de Casemiro.

Reynoso le dio oxígeno a su firme planteamiento. Castillo ingresó por Cartagena para seguir metiendo pies y manos en el mediocampo, y luego decidió que Ruídiaz acompañe a Paolo en lugar de Carrillo. Era obrar por un milagro antes que llegue octubre.

Perú hizo que Brasil, por momentos, caiga en la desesperación de no resolver el partido. Por tierra y por cielo siempre hubo un peruano dejando el alma. Porque a este equipo de Reynoso le podrán criticar hasta el color de las medias, pero dejan la vida en la cancha.

Cuando más se encendía la ilusión de arrancarle un punto al todopoderoso Brasil, un cabezazo de Marquinhos nos devolvió a la realidad. La aventura hacia el Mundial tuvo su primera lágrima. Lo que toca ahora es reponerse que el camino aún nos tiene preparado más desafíos.