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El fútbol no es boxeo, por eso cuando Ricardo Gareca se siente extraviado es imposible que tire la toalla. El entrenador de Perú tiene otro gesto elocuente para manifestar su resignación. El ‘Tigre’, ya sin rugidos, se sienta en el banco y, acompañado por el silencio, espera la invitación del silbato final para volver a su camerino.
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Eso ocurrió anoche en el estadio Nilton Santos de Río. En la capital del carnaval, la alegría volvió a ser brasileña. Con Neymar, como actor estelar del ballet pentacampeón, Brasil goleó 4-0 a Perú y sacó boleto para los cuartos de final de la Copa América. Duele ensayar de esta manera, así Gareca nos repita que importan las Eliminatorias y que quiere ampliar su universo de convocables. De todas sus novedades, el único que dejó buenas sensaciones fue Marcos López por izquierda.
Preocuparon dos temas fundamentalmente en la apabullante caída. Perú volvió a sus déficits de Eliminatorias y los cambios del segundo tiempo hicieron que la diferencia con Brasil se agrande un poco más. Gareca se sienta en el banco, quizá, desorientado por reencontrarse con los mismos males padecidos antes del partido en Quito, ante Ecuador. Ausencia del gol y demasiada vulnerabilidad en defensa.
Esa sensación de haber avanzado en el triunfo ante Ecuador, ahora se estrella con la muralla de la incertidumbre. De volver a dudar. Cuatro goles es mucho para decir “que estamos probando”. Tres goles en menos de 25 minutos sí exigen un análisis mayor y revisar prioridades.
Eso es lo que golpea tanto. Ese vaivén entre un Perú del 2017 a un Perú del cierre del 2020 es lo que hace tanto ruido. Es cierto que Gareca pide tener el crédito mundialista para probar, pero de esta manera abre algunas heridas. Con derrotas así, incluso, hasta se debilita un poco esa imagen ganada por la blanquirroja en los últimos cinco años. De ese equipo invicto por casi dos años entre el 2016 y 2018, por ratos nos enfrentamos a un once que recibe casi tres goles por cada encuentro.
-Distancia entre ambos tiempos-
A Brasil le bastó un juego combinado veloz para abrir el marcador a los 12 minutos. El gol de Alex Sandro no desconcentró a Perú. Eso es cierto. Por casi 30 minutos, la blanquirroja compitió presionando y cuidando la pelota. Se cerró la primera etapa con la ilusión de poder sumar .
Hasta la estadística permite entender la correcta propuesta de la bicolor al inicio. La selección nacional tuvo el 55% de posesión de balón y hasta tuvo una oportunidad muy clara. Yoshimar Yotún logró disparar al arco, superar a Ederson, sin embargo, Danilo se plantó como barrera humana.
Pero en el complemento, Tite volvió a ganarle a Gareca. Los cambios de Brasil poblaron su zona de ataque y Perú se quedó con pocas respuestas en defensa. Y las modificaciones del ‘Tigre’ hasta le quitaron presión al mediocampo. Es cierto que es necesario ver a Távara, Iberico y Valera. Es cierto que si no es ahora, es nunca. Pero así, por supuesto que duele.
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Ricardo Gareca mandó este equipo para enfrentar a Brasil en el debut de la selección peruana en la Copa América 2021.
Las últimas posibilidades de Perú se disolvieron en los pies de Neymar. El crack del PSG se echó a jugar e hizo totalmente la diferencia. Con regates, con magia en el pase y con la gracia para contagiar a sus compañeros. ‘Ney’ probablemente se molestó por la anulación de un penal con intervención del VAR. A los pocos minutos de esa decisión del árbitro Loustau, estiró la ventaja 2-0 y después tuvo participación directa en los tantos de Everton Ribeiro y de Richarlison. Si Neymar sostiene ese rendimiento por una temporada completa será indiscutible ganador de algún Balón de Oro. Pero a veces parece que no quiere.
El que sí quiere es Gareca. Quiere encontrar variantes en su once base. Quiere rearmar su universo de convocables para el corto plazo llamado Eliminatorias mundialistas. Quiere recobrar la confianza de un equipo que peligrosamente ha comenzado a perder seguido. Y caer así golpea. Así sea Brasil. Duele este ritmo de ensayo. Duele ver al ‘Tigre’ sentado en silencio. Hay partido el domingo. Levántese, profesor. Y ande.
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