El 20 de noviembre del 2017, más de treinta periodistas peruanos llegamos apurados al aeopuerto Mariscal Sucre de Quito, Ecuador. La llegada de la selección nacional estaba pactada para las siete de la noche y el tráfico de la capital norteño no ayudó a un transporte veloz en hora punta. Apenas cruzamos la puerta del recinto, unos oficiales nos enviaron un primer mensaje de calma, que después fue de profunda preocupación: “Perú todavía no llega, ni siquiera está programada su hora de aterrizaje”.
Para ese entonces, aún no se había destapado el escándalo de disciplina del Golf Los Incas. Perú llegaba a Quito después de empatar 1-1 con Brasil (gol de Juan Manuel Vargas) y se alistaba a una selección ecuatoriana en profunda crisis deportiva. Habían despedido a su técnico Luis Fernando Suárez y había asumido de manera interina Sixto Vizuete. Era el momento ideal para intentar sumar en esas Eliminatorias para Sudáfrica 2010.
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En Ecuador el clima no era de previa a un partido clasificatorio para el mundial. Ese día, por la mañana, pudimos ver que en los quioscos no se ofrecía una amplia cobertura deportiva. El desinterés era muy similar a lo que se vive hoy en el Perú con la selección bicolor.
Por la tarde, pudimos entrevistar al saliente técnico Luis Fernando Suárez, quien manifestaba su sorpresa por su salida y declaraba abiertamente su deseo de trabajar en el Perú. Algo que finalmente pudo darse en clubes como Juan Aurich y Universitario de Deportes. Después de enviar esa primera parte de la cobertura a Lima, junto al fotógrafo Germán Falcón, apuramos el paso al aeropuerto. Teníamos hora de cierre en el diario a las nueve de la noche. No deberíamos tener problemas si Perú llegaba a las siete de la noche. Nada más lejos de la realidad.
Las primeras versiones sobre “que algo pasaba en la selección peruana” comenzaron a las ocho de la noche. La demora del avión era muy extraña y lo primero que pudimos confirmar era que no estábamos frente a ningún problema técnico. Simplemente, la selección se estaba tardando en partir a Quito. La primera reacción de los medios escritos, como este diario, fue pedir que se postergue el cierre de edición. La proyección era de una hora de demora y al final fueron dos horas y media.
Cuando llegó la selección a tierras ecuatorianas, el primer alivio era que no hubo ningún incidente que haya hecho peligrar la integridad del plantel. La primera versión fue que la demora de la partida del avión fue por “pelear por los premios”. Con ese dato se cerró el día hasta esperar el partido del día siguiente en el estadio Atahualpa. En la conferencia al vuelo que ofreció el técnico Chemo del Solar se le consultó sobre incidentes en la interna del equipo. Su respuesta: “No pasa nada, todo está bien”.
La indisciplina que remeció todo el proceso de Chemo del Solar ya se había consumado. Jugadores como Jefferson Farfán, Andrés Mendoza y Santiago Acasiete recibieron visitas en la concentración de la selección peruana, en el hotel Golf Los Incas. Todo esto ocurrió un día antes de viajar a Quito. El día del encuentro contra Ecuador los rendimientos de los peruanos asombraron. Nunca tan debajo del nivel. Otra vez surgió la duda. ¿Qué les había pasado en Lima? La crónica que escribimos para este diario hace 14 años resume el desconcierto.
“Cinco goles nunca serán una coincidencia, tienen una explicación. Al margen de que Chemo del Solar diga que no entiende por qué sus muchachos nunca se conectaron con el partido. Hay razones: sobre todo un plantel desconcentrado(...)
En el sector de prensa del estadio Atahualpa, con los asientos mojados por una garúa a minutos del encuentro, con los periodistas ecuatorianos que pasaron de escépticos a emocionados en exceso. Con siete mil kilómetros de distancia, dos horas de vuelo, y dos días en la capital ecuatoriana solo puedo añadir que siento vergüenza.
Me da vergüenza porque Ecuador estaba desahuciado, porque sus periodistas les pegaron en todos los previos. Me da vergüenza porque cuando bajé del avión los colegas me preguntaron si Perú con sus “europeos” venía a matar a su equipo. Debí responderles que se queden tranquilos, que contra Perú, como lo hizo Colombia en el 2004, los que están muertos vuelven a vivir”.
Un mes después, el periodista Jaime Bayly, en su recordado programa “El Francotirador”, reveló lo que cada vez era un rumor que crecía más. Hubo indisciplina en el Golf Los Incas y cada testigo que era entrevistado daba más detalles de lo sucedido. Fue una juerga entre dos partidos de Eliminatorias. Farfán, Acasiete, Mendoza y Claudio Pizarro (por ser el capitán y no haber denunciado el hecho) fueron excluidos de la selección por toda esa Eliminatoria. Fue goleada 5-1 en Quito. Fuimos últimos en esas Eliminatorias. Que no se repita nunca más esa historia.
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