Miguel Villegas

Más que viajar, peregrina. Predica la palabra al compañero de asiento en el vuelo -cuando tiene suerte de ir en avión-, flamea una bandera por la ventana del bus -cuando tiene la suerte de ir sentado- y, sobre todo, saluda con cortesía, sin cansancio ni jet lag, a cualquier hincha en cualquier ciudad del mundo. Su inconfundible traje es, de alguna forma, también La Blanquirroja. Su onmipresencia -estuvo en Saransk, en Buenos Aires, en Doha- es un misterio. Nadie le dice David Chauca Quispe, posiblemente solo su familia allá en San Juan de Miraflores. Como Lapadula es el Bambino o Paolo el Depredador, Chauca es El Israelita, el hincha más universal de la selección, que este lunes llegó a Ciudad del Este luego de cumplir casi con los rigores de una maratón, el cuerpo resistente como para un Ironman: viaje de cuatro días por tierra, más de 40 horas, y absoluta solidaridad con sus socios en esta tour futbolero, el Niño Cóndor. El Inca y el Fantasma del 69, que día y noche acamparán con él el el Hotel Dazzler, donde dormirá Perú.