Es preocupante saber que un integrante de la selección peruana presenta un rendimiento extremadamente bajo. A nadie le agrada que un compatriota que está dejando en alto el nombre del país en el exterior atraviese un tenso momento. Pero más preocupante es pensar que sin ese personaje nuestras opciones como equipo de fútbol se desmoronan.
El tema Christian Cueva es un fuerte dolor de cabeza para todos. Si antes nos hacía delirar por sus anotaciones constantes en Sao Paulo, hoy estamos en un lamento cotidiano por su actualidad, la cual asusta en toda la legión 'tricolor'. Y de paso ese miedo se contagió en los simpatizantes de la blanquirroja.
¿Realmente deberíamos preocuparnos por un futbolista que apenas ha cumplido un par de partidos malos? Pues no. Esto es algo completamente natural cuando recién sales de una extensa rehabilitación por culpa de una lesión muscular. Pero nadie entiende eso porque siempre estuvieron acostumbrados a las anotaciones, asistencias, filigranas, regates y lujos. A veces un poco de caos permite el equilibrio ideal.
Un partido malo lo tiene cualquiera. Dos pueden acomplejar. Todo esto en el marco de un bajón considerable sin razones puntuales. En el caso de Christian Cueva sabemos lo que remó para ponerse de pie. Quizás en lo único que se puede hacer hincapié es en su exceso de peso. Aunque ese detalle se desvanecerá cuando pase más horas en el gimnasio. ¿O acaso creen que a algún deportista no le agrada estar en forma?
Dejemos de lado los tormentos. En la vida todo es temporal. Cada uno de nuestros legionarios tuvo situaciones complicadas. Un ejemplo claro es Paolo Guerrero, quien era un goleador letal en Corinthians. Luego al llegar a Flamengo le costó una barbaridad encontrar su mejor performance. Acá muchos lo criticaron. En su mayoría porque lograba más amonestaciones que goles. Pensaron que no recobraría notoriedad. Hoy nos demostró que sigue siendo un asesino del área que aprendió a convivir bajo las reglas durante los 90' ¿Vieron que todo ese mal momento fue transitorio?
Aquí el problema mayor es que seguimos pensando que Christian Cueva es nuestra "llave maestra", esa que nos abrirá todas las puertas para tener un camino tranquilo sin asperezas. Y esa idea quedó descontinuada precisamente cuando se lesionó ante Uruguay.
En ese instante de su salida ante los aplausos incesantes del público existía una interrogante mayúscula: ¿Se fue Cueva y ahora? Y ahora nada porque todo siguió su curso. Sin el '10' de Sao Paulo la bicolor exhibió un fútbol prolijo basado en puro toque y traslado del balón. Todo gracias a André Carrillo, Edison Flores, Paolo Guerrero y Paolo Hurtado.
La diferencia colosal entre Perú y Sao Paulo -aunque suene un chiste mal contado- es que el plantel brasileño sufre de una “Cuevadependencia", enfermedad que no presenta la selección porque encontró los remedios suficientes para salir adelante. Recuerden que somos un equipo en crecimiento que no debe bautizar a alguien como "piedra angular", ya que cada uno cumple un rol preponderante en el esquema de Ricardo Gareca.
Reemplacemos los reproches por apoyo. Eso es lo que necesita Christian Cueva ahorita. El entrenador de Sao Paulo, Rogerio Ceni, lo hizo en la última conferencia de prensa. Dudo mucho que en la interna de la FPF no confíen en las capacidades del volante nacional. Entonces sigamos esa línea y evitemos el pesimismo.