Sobrellevar la nueva normalidad producto de la pandemia por COVID-19 exige un sobre esfuerzo diario para batallar con la tensión, el estrés y el agotamiento propio de una circunstancia atípica. Ricardo Gareca, entrenador de la selección peruana, no puede ser la excepción a la regla dentro de esa proeza cotidiana a la que estamos sujetos los peruanos hace casi un año.
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Apenas ocho días después de volver a Lima, seis de ellos confinado al aislamiento obligatorio, el técnico argentino hizo maletas el último sábado y partió de vuelta a Argentina tras el anuncio de una nueva cuarentena estricta en la capital peruana, que, entre otros impedimentos naturales del encierro, dejaba sin efecto –una vez más- su trabajo planificado con miras a la próxima fecha doble de Eliminatorias de marzo. Ante la incertidumbre, este viernes Ricardo Gareca dará una conferencia de prensa por la mañana.
A diferencia del año pasado, Gareca desistió de inmediato a la flagelación del aislamiento en favor de la desmejorada salud de la bicolor. Diez meses después, no estaba dispuesto a repetir el sacrificio. ¿Por qué?
A continuación, tres especialistas en la conducta humana –un coach deportivo, un psicólogo deportivo y un psicoanalista- nos ayudan a reconocer y analizar las complejas circunstancias con las que podría estar lidiando Ricardo Gareca y que, finalmente, propiciaron su sorpresiva partida. Además, un directivo y un ex entrenador de selección peruana, nos permiten comprender la ya delicada situación en la que se encuentra desde un enfoque más deportivo.
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Malas noticias, malos resultados
Producto de la pandemia, Ricardo Gareca padeció tres meses de cuarentena en Lima durante el 2020, imposibilitado de ver a su familia más allá de las video llamadas y afligido por el constante cambio de planes.
Pese a las circunstancias, Gareca buscó siempre la manera de salir adelante bajo la forzosa necesidad de la improvisación. Sin embargo, a la lista de malas noticias por el COVID-19, se sumaron los malos resultados: apenas un punto de doce posibles en el arranque de las Eliminatorias.
Imposibilidad de planificar y la vacilación que aquello genera golpearon su estado de ánimo y el efecto fue notorio. “Cuando uno trata de hacer inferencia de las conductas observables, se tiene que tomar en cuenta la causalidad. No hay ninguna conducta que sea producto del azar, pues todo tiene un origen y una razón”, explica el psicólogo deportivo Julio Peche.
Peche advierte un detalle no menor: la incertidumbre como disparador del estrés y el agotamiento. “Antes de las Eliminatorias, todo se daba a favor de Ricardo Gareca. Tenía futbolistas disponibles, el apoyo de la afición, pero ahora hay situaciones adversas. Se va sintiendo solo ante su propio problema existencial. Ya no sabe cómo planificar una estructura”, detalla.
En el 2-0 en contra ante Argentina, la tercera derrota consecutiva en lo que va de la Eliminatoria, el malestar físico y mental se hizo evidente a través de sus gestos, según señala el especialista. Rostro desencajado, piernas estiradas, brazos cruzados y el silencio absoluto oponiéndose a su carácter acostumbrado de liderazgo. “Por eso optó por no quedarse en Lima, viajó a su país para reencontrarse con su familia, en búsqueda de llenar ausencias”, añade.
Incertidumbre y protagonismo
Ricardo Gareca cumplirá 63 años el próximo domingo 10 de febrero y estaba dispuesto a pasarlo lejos de su esposa Gladys, de su hijo Nilton y del resto de su familia. El trabajo es primero. Por eso volvió a Lima de unas necesarias vacaciones en Argentina y se proponía a trabajar con un reducido grupo de seleccionados en las instalaciones de la Videna.
Sin embargo, cinco casos de positivos a coronavirus en la sede de San Luis echaron a perder a sus planes. Esto se agravó con el anuncio del Gobierno sobre una nueva cuarentena. Fueron los detonantes para su partida.
“Necesitaba tranquilidad para trabajar, pero el entorno no se lo permite. Hay que agregar las elecciones, que le quita protagonismo al deporte, al fútbol, que es una manera de conectarse con el país”, sustenta el psicoanalista Leopoldo Caravedo.
Entonces, a la imposibilidad de planificar, el alto grado de incertidumbre y los malos resultados, se suma un factor inesperado: la pérdida de protagonismo. “No pudieron enfrentar la situación con tranquilidad emocional. La ausencia del apoyo de la gente también influyó en el ánimo del equipo”, teoriza Caravedo, quien sostiene que todos estos detalles generan un alto grado de tensión.
Para Caravedo, su repentina partida es producto de una búsqueda interior por aliviar esa tensión y cuyo refugio natural radica en su círculo más cercano: “Viajó a su país en búsqueda de su familia, y a alejarse de la tensión, donde todo tiene tendencia a convertirse en angustia”.
Demanda, respuesta y agotamiento
Para el coach deportivo Angello Gonzales el diagnóstico es claro, Gareca padece de un nivel de frustración moderado, producto de un conflicto dentro de la capacidad de demanda (de ir al Mundial) y la capacidad de respuesta (que somos últimos en las Eliminatorias).
“Ese conflicto genera estrés”, dice Gonzales y enfatiza: “Actualmente le quitan recursos: futbolistas de la MLS que no podrán volver al Perú por la pandemia, la cuarentena, el encierro global, el torneo local (Liga 1) que no se inicia, todo esto genera frustración. Entonces, la mejor respuesta para su paz interior es ir con su familia”.
Otra vez, Gonzales deja en evidencia la urgencia de Gareca por un refugio, producto de ese desgaste y agotamiento mental, propio de quienes lideran equipos bajo las circunstancias más adversas y en la búsqueda de resultados de alto rendimiento. “A los directores técnicos se les evalúa por el presente, lo que hicieron el año pasado ya no importa”, sostiene.
Frustración y cuarentena
Para Álvaro Barco, gerente deportivo de la Universidad San Martín y directivo de larga trayectoria en el fútbol peruano, el nivel de frustración que viene padeciendo Gareca es muy alto. Y añade que las circunstancias propias de la pandemia incrementan aún más el estrés.
“Estoy enterado que las fechas de las Eliminatorias se van a respetar, así que este año vamos a jugar cinco. A la tercera, sabremos si estamos preparados o con opción de ir al Mundial. Este año se presenta difícil, debe ser un estrés terrible para Ricardo Gareca, quien tiene que afrontar un 2021 de total incertidumbre”, cuenta.
Barco pronostica un panorama poco alentador para el ‘Tigre’: “No vamos a tener las vacunas a tiempo, así que es probable que las cuarentenas se alarguen. Cada vez hay más dudas al querer hacer una planificación”.
Miguel Company, ex entrenador de la selección peruana, asegura que son muchos los móviles para que el técnico argentino pierda el equilibrio emocional. El también exfutbolista alerta: “Necesita asesoramiento psicológico para cambiar una serie de dificultades”.
“Dirigir un grupo humano no es fácil, hay mentalidades distintas. Por ahí algunos están resignados, otros con espíritu de lucha, pero el técnico tiene que estar equilibrado emocionalmente”, acota.
Cuando sobrevivir se convierte en un hábito la situación es crítica. Incluso para Gareca, a quien la anterior Eliminatoria debe significarle un curso avanzado de supervivencia.
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