José Antonio Bragayrac

El modelo de negocio del fútbol peruano está hecho para los veteranos. Bajo esa premisa, es posible entender por qué no surgen en mayor volumen nuevas figuras con potencial para un progresivo recambio generacional en el ataque de la selección peruana. O mejor dicho, por qué las pocas promesas que aparecen no se terminan consolidando y se disipan entre la falta de oportunidades y la exportación prematura a ligas exóticas. Con 40 años cumplidos, Paolo Guerrero es la carta maestra de gol en la que el seleccionado se ampara para competir en la próxima Copa América 2024, donde el otro gran responsable de las anotaciones es Gianluca Lapadula, de 34 años. Con este crítico escenario, es evidente que -como en otras zonas del campo- la sustitución de piezas vitales en el universo convocable del entrenador Jorge Fossati sigue siendo una cuenta pendiente.