“Camino no me rompió la pierna”, me dice muy calmado Franco Navarro. El ex ‘9′ quizá no mide que en ese recuerdo fugaz también está la posibilidad de derrumbar un mito. Hace 35 años, millones de peruanos vimos por televisión una de las faltas más alevosas que haya recibido un jugador de la selección peruana.
Corrían los primeros dos minutos de aquel Perú-Argentina que definía un pase a México 86. Navarro, con 23 años, había sido figura en el partido de ida -lo padeció Passarella- y esa tarde tuvo que salir de la cancha hasta llegar a una clínica en Buenos Aires. El diagnóstico fue una distensión de ligamentos, no fractura de tibia y peroné como se ha comentado en tantos relatos sobre ese partido emblemático. El defensor argentino Julián Camino, en medio de una cancha llena de barro por una lluvia imparable, lo planchó al momento de chocar y lo sacó del partido. Perú quería festejar su quinta participación mundialista. Pero el 30 de junio de 1985 no fue un día de Franco.
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“Me ha pedido perdón tantas veces, solo me acuerdo la primera vez que lo hizo”, continúa Navarro en uno de los pocos minutos de pausa que ha tenido en estos días. Los clubes peruanos están volviendo a los entrenamientos y la buena noticia para él es que UTC, el equipo al cual dirige en esta temporada, no ha reportado ningún caso de COVID-19 después de las pruebas moleculares.
¿Cuándo fue la primera vez que Julián Camino y Franco Navarro se encontraro después de esa patada que nos sigue doliendo? “Fue al año siguiente, en abril de 1986. Independiente me contrata y jugamos un partido importante con Estudiantes de La Plata. Allí estaba Camino y se me acercó para pedirme disculpas. Esa tarde ganamos 5-1 y yo metí cuatro goles”, explica ‘Francogol’, quien dejó el mejor recuerdo como ‘9′ en el “rojo” de Avellaneda. A pesar del dolor de la eliminación mundialista y del golpe de Camino, Navarro tuvo su revancha. No fue en aquel 30 de junio de 1985, pero un tiempo después Franco pudo encontrar buenos aires.
Camino no le rompió la pierna a Franco. Regístrese, comuníquese y publíquese. Esa lesión en la rodilla sí asustó en un inicio por la herida. “Parecía que me habían metido un cuchillazo, pero más fue por los toperoles. Me llevaron a una Clínica y rápido pedí volver al estadio. Allí pude ver los últimos minutos del partido. Y en la noche, con mis compañeros en el hotel nos pusimos a llorar”, cierra el ex delantero,. Cuatro meses después, en octubre de 1985, Franco Navarro anotó dos goles en el repechaje ante Chile en Santiago. Julián Camino no volvió a la selección argentina.
-Por el buen Camino-
Encontré a Julián Camino antes del Mundial 2014, al cual él viajó como asistente de Alejandro Sabella en la selección argentina. Quise preguntarle por qué lo hizo. Pero Julián Camino se anticipa y dice que a él también le dolió. Me confirmó que meses después de ese foul bandolero contra Franco Navarro, lo buscó para pedirle, por favor, que lo disculpara.
“Fue una jugada penosa, pero no fue intencional. La cancha estaba resbalosa y por eso cuando me barrí le llegué con todo a Franco, quien también venía con un pique. Ningún jugador entra a la cancha para romperle la pierna a otro. Mucho menos que Bilardo me haya metido a la cancha solo para sacarlo a Navarro. Yo lo busqué y le pedí perdón, ahora me pone muy feliz que tenga éxito como entrenador”, dice Camino, quien también tuvo revancha mundialista. No pudo ir a México 86, pero llegó a la final de Brasil 2014 como parte del comando técnico albiceleste.
A Camino quise explicarle que desde muy niño siempre regresé a la escena del crimen imaginando la película Karate Kid, que se estrenó en el Perú ese año. Aquel Franco Navarro ochentero era Daniel San: joven y peleador, con el ojo de tigre intacto; mientras que él, se me ocurría, podía ser ese muchacho de los Cobra Kai -tiene un parecido- que obedece las órdenes de su despiadado senséi (Bilardo para mí) y que sale al tatami (llámese estadio Monumental de River Plate) para lesionar a Ralph Macchio (Franco Gol) y sacarlo de competencia. No puedo hacerlo.
Esta versión real de Julián Camino, con buen trato y sin mala onda cuando le recuerdan su condición de victimario, supera mis años de ficción en los cuales él siempre fue el malo. “Hubo mucha adrenalina en ese partido, si no lo sacábamos adelante se nos venía el mundo encima. Menos mal que mi gran amigo Ricardo Gareca, por quien estoy enterado de cómo va el fútbol peruano, pudo meterla al final”, recuerda Camino.
Le recuerdo que Passarella empujó al defensor peruano (Chirinos). “Puede ser, te dije que esa cancha resbalaba demasiado, seguro por la vehemencia con la cual fue a la jugada, Passarella lo empujó”, responde. Hoy Camino está en en pausa laboral, aunque está buscando volver a la actividad con un nuevo comando técnico, tras el retiro por salud de Sabella. “Estoy bien informado por Gareca de su fútbol. Ahora me entero de que a Franco le va bárbaro como técnico. Si lee esto, le mando un gran saludo”. Julián entendió que la sanación definitiva está en pedir perdón setenta veces siete. Porque él, después de 35 años, decidió enmendar el Camino.
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