José Antonio Bragayrac

El Perú podría ser un país imaginado por Gabriel García Márquez. De ahí que, pese a su naturaleza insólita, lo que sucede a diario en nuestro quehacer social y político se asimile con un tono ridículamente ordinario. Tenemos un país donde ya nada sorprende, donde todo puede pasar. Nolberto Solano, quien tocaba la pelota y la trompeta de una manera inverosímil, también contribuyó al diccionario de la Real Academia de la Lengua con una definición tan pícara como triste: al Perú futbolero lo apodó Perulandia.