Como si fuese el rodaje de una película de Hollywood, las cámaras y los reflectores se encendieron para enfocar el andar rápido de Jorge Fossati cuando ingresó a la conferencia de prensa. No es un actor ni la persona más famosa del mundo, pero fue quien atrajo la atención por casi dos horas de las más de 50 personas ubicadas en el auditorio del hotel Hyatt en San Isidro, ese fortín en el que concentra la selección peruana antes de cada partido desde hace unos años. Casi un mes después de lo que fue la eliminación de la Copa América, dentro de esas cuatro paredes nada más importaba que lo que el técnico iba a decir. Su balance -ya en frío- de lo sucedido antes, durante y después del certamen terminó siendo una historia con mucha justificación y poca autocrítica, donde la actitud del uruguayo en determinadas preguntas terminó por mostrar el lado ‘B’ de un entrenador que trata de ver la botella media llena en medio de un ambiente de resignación.