El presente feliz de Luis Advíncula en Boca Juniors, clasificado a los cuartos de final de la Copa Libertadores 2023, no alcanza para olvidar la peor noticia sufrida por la selección en los últimos días: la lesión de Carlos Zambrano.
ANÁLISIS: Grimaldo y Quispe: Por qué deben ser llamados a la selección y qué se sabe del futuro de las figuras de la Liga 1 Betsson
El ‘Káiser’ ya venía entre algodones en este Alianza con más dramas de enfermería que Grey’s Anatomy, pero su desgarro ha sido más devastador que la muerte del doctor Mc Dreamy. Aún no terminábamos de asimilar la pérdida de Gianluca Lapadula, cuando Juan Reynoso vio sumarse un nuevo problema para armar la alineación de cara al 7 de setiembre. No hablamos de dos jugadores cualquiera, sino de titulares clave, casi sin sustitutos: uno el líder de la retaguardia; el otro, el llamado a marcar los goles.
Diego Rebagliati decía que, si quisiera, el ‘Cabezón’ podía repetir en Asunción a entre ocho y diez de los once jugadores que salieron a la cancha ante Australia en el Mundial de Rusia. Y lo comentaba con ánimo crítico, remarcando lo mal que hemos trabajado en la producción de nuevas figuras. Tenemos un plantel cortísimo que al primer pinchazo cojea.
Las pocas luces que brillan en nuestra poderosísima Liga 1 apenas le hacen sombra a nuestros treintañeros titulares que, como ocurre con Alexander Callens en el Girona, ni siquiera son indiscutibles en sus clubes.
El tobillo de Lapadula, los isquiotibiales del Carlos Zambrano y el irreducible abdomen de Christian Cueva deben ser parte de las peores pesadillas de entrenador de la selección.
El kaiser
No queda otra, pues, que acudir a Paraguay con todas las balas que tengamos a mano. Los presentes de Joao Grimaldo y Piero Quispe entusiasman, el primero por su atrevimiento para pisar el área y visión goleadora; el segundo porque no le huye a la responsabilidad de convertirse en conductor de un equipo de tantos galones como Universitario. Pero no hay manera de comparar un recital en cancha conocida y con público amigo, con llevar la rojiblanca sobre el pecho jugándose el pase a un Mundial. Lo mismo va para Brian Reyna, joya mayor aunque algo rústica, dueño de una gambeta llamada a producir incendios.
Habrá que jugársela por ellos y recurrir a lo conocido, incluso a los resistidos como Sergio Peña, y a los que dábamos por perdidos como Paolo Guerrero. En este rincón, escribí meses atrás, compungido por su triste espectáculo en el Avaí, que el 9 debía colgar los chimpunes. Su paso por Racing tampoco fue el mejor, a pesar del respeto ganado entre los hinchas de la academia y los tres goles que pudo gritar. Hoy se mueve con mayor lentitud, ya no llega a esos balones que antes alcanzaba con soltura, pero mantiene la calidad intacta y es un buen administrador de sabiduría. No sé si Reynoso lo considerará como titular ante los paraguayos, pero en estos tiempos de emergencia, Paolo tiene que estar.
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