Ni los sueños más valientes tienen protagonistas tan decididos. Porque esa era la actitud de esos muchachos que, comandados por Freddy Ternero, aceptaron el reto de representar a la selección peruana en esa Copa América de Bolivia, en 1997. Y como toda empresa improbable, tuvo un momento cúspide. Este se dio cuando la blanquirroja enfrentó a la favorita Argentina, y logró abatir el siempre altivo ego albiceleste a punta de buen toque y mucho –demasiado– tesón y coraje. Perú ganó 2-1 ese día, un 21 de junio como hoy, y se inscribió en las semifinales. Ese equipo nos regaló una victoria que sigue siendo algo inalcanzable, incluso para Ricardo Gareca, el gestor de los milagros. Ese día significó el último triunfo bicolor sobre Argentina. Han pasado 23 años. Largo tiempo el peruano oprimido.
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Ese 1997 estuvo lleno de esos triunfos que perduran en la memoria y tonifican el alma. En enero, Perú le ganó a Colombia, con ese impresionante gol de José Pereda a Faryd Mondragón, en Barranquilla. También es el año de la victoria sobre Uruguay –en setiembre–, con tantos de Roberto Palacios y Germán Carty, en un Estadio Nacional repleto de ilusión. Ambos fueron por Eliminatorias, que siempre es un proceso de largo aliento y en el que la selección luchaba fecha a fecha para mantener sus posibilidades de acudir a Francia 1998. Justamente esa fue la razón por la que en junio, para la Copa América, se dispuso que Perú asista con un equipo alterno.
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Juan Carlos Oblitas, el técnico de la bicolor, no estaría en la competencia y al mando quedaría Freddy Ternero, su asistente. Salvo Roberto Palacios, ningún otro titular fue convocado. “Era una selección alterna con el ‘Chorri’, porque yo no era titular en ese momento, era Julio César Balerio. Pero nunca lo tomamos así. Era la selección y teníamos que demostrar por qué estábamos ahí y nuestras capacidades. Cuando hemos estado en una selección suplente o titular, nadie se ha quedado rezagado mentalmente, todos tenían que sentirse titulares”, nos cuenta Miguel Miranda, uno de los más experimentados de aquella lista.
En fase de grupos, Perú venció a Uruguay, con un gol de tiro libre de Martín Hidalgo, quien con 21 años era el lateral izquierdo titular en Sporting Cristal. Luego la bicolor cayó ante Bolivia –algo previsto– y cerró venciendo a Venezuela, con un doblete de Paul Cominges. El emparejamiento determinó que nos toque con Argentina, que tampoco llegaba con su todopoderosa escuadra principal, pero contaba con jugadores como Marcelo Gallardo, Carlos Roa, Eduardo Berizzo, Marcelo Delgado, Julio Cruz, entre otros. “Llegamos motivados, sabiendo que estábamos ahí por mérito nuestro. Había un súper equipo. Si bien era uno alterno, dimos la talla”, recuerda Martín Hidalgo.
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-El partido-
Perú formó ese 21 de junio de 1997 con Miguel Miranda en el arco; José Luis Reyna, Miguel Rebosio, Alfonso Dulanto –en ese momento jugador del Pumas de México–, Martín Hidalgo, en la defensa; Erick Torres, Germán Muñoz, Roberto Palacios, Eddy Carazas, como volantes; y arriba, Paul Cominges y Waldir Sáenz.
“Les dije a los muchachos que salgamos al campo a divertirnos, pero con mucha seriedad, por supuesto, que no tengamos temor a demostrar nuestra capacidad. Había que tener confianza y seguridad en uno mismo para hacer un buen partido y dejar todo en el campo, más aún contra Argentina, que es un país muy competitivo”, cuenta Roberto Palacios a DT. “Entramos a la cancha sin complejos y Freddy Ternero nos dio la confianza para salir a ‘matar’ en ese partido”, agrega Miranda.
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Arrancó el partido y desde un inicio se vio la intención de cada equipo. Un cuadro argentino audaz, dispuesto a ir al ataque para ponerse en ventaja lo más pronto posible, pero preso de un desorden ocasionado por una ansiedad evidente. Al frente, un selección peruana cauta, presta a buscar el contragolpe ante cualquier error rival, sin temor a lanzarse de cara si era necesario.
“Antes de la Copa América, nos aclimatamos en Cusco y Arequipa. Cuando fuimos a Bolivia, jugamos un partido en La Paz y en Sucre estuvimos más tiempo. Estábamos bastante adaptados. Ya teníamos como un mes en la altura, entonces corríamos bastante. Además éramos una selección bastante joven”, cuenta Erick Torres, volante de aquella selección que en ese entonces jugaba en Sporting Cristal.
A los 8 minutos, el ‘Chelo’ Delgado probó de lejos y su remate salió desviado. En la siguiente jugada llegaría una de las más claras para Perú. Nelson Vivas, defensa de Boca Juniors, es víctima de la traicionera altura boliviana (2790 m.s.n.m.) y no mide bien un bote que parecía sencillo de controlar. Palacios, ese chorrillano bendito que nos suministró de tantas alegrías, toma la pelota y emprende la carrera hacia el arco. Definición al palo. Sufrimiento. En ese momento parecía que una oportunidad así sería irrepetible. Qué equivocados estábamos.
Recién a los 15 minutos se da el primer tiro al arco de Miranda. Bassedas se anima y el ‘Carón’ controla tranquilo. En la siguiente jugada, centro de Delgado, cabezazo del ‘Jardinero’ Cruz –quien en ese año ficharía por el Feyenoord holandés luego de cansarse de ‘romper’ redes con la camiseta de River Plate–, y otra vez aparece Miranda para desviar la pelota al tiro de esquina con una estirada espectacular. A los 20 minutos, Marcelo Gallardo, el mejor de Argentina, genera una falta cerca del área peruana. Él mismo la ejecuta y, otra vez, Miranda se encargó de ahogar la ilusión ‘che’, con una nueva salvada al ángulo. Era la tarde del portero peruano.
-Primer golpe peruano-
Si luego Argentina cayó en el caos producto de la frustración, solo sus jugadores saben por qué fue. Pero gracias a un descoordinación albiceleste, Perú empezó a ganar terreno. Primero un cabezazo de Paul Cominges que por poco entra y luego, a los 30 minutos, tras varios rebotes que pudieron resolver mejor los argentinos, la pelota le quedó a Eddy Carazas, quien de un misil al ángulo superior derecho anotó el primero. ¿Justo?
“Ellos estaban intranquilos y con ese zapatazo de Carazas que acabó en gol fue peor. Recuerdo la frustración de los argentinos. Nosotros éramos un equipo alterno, joven. Perder contra nosotros no les hacía gracia. Esa intranquilidad es lo que les terminó jugando una mala pasada”, cuenta Cominges. Con la presión sobre los hombros, Argentina se fue al ataque piloteado por el ‘Muñeco’ Gallardo. Así, antes de que acabara el primer tiempo, mandó dos pases gol a su tocayo el ‘Chelo’ Delgado. El primero salió desviado y el segundo fue bien atajado por el arquero peruano.
El inicio de la segunda parte trajo como novedad una movida arriesgada de Daniel Passarella, el técnico de la albicelete. El DT realizó sus tres cambios en el entretiempo, uno en cada línea –Jorge Martínez por Raúl Cardozo (defensa), Sergio Berti por Rodolfo Cardoso (mediocampo), y Martín Posse por Julio Cruz (delantera)–, lo que demostraba la contrariedad del entrenador por lo exhibido en los primeros 45 minutos. “No estaba conforme con el equipo. Si hubiera podido hacer un cambio más, lo hacía”, dijo Passarella luego del partido.
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En principio, los cambios parecían acertados. Berti, quien le dio mayor movilidad a su equipo con su ingreso, inquietaba el área y Martín Hidalgo no pudo evitar cometerle un penal. Marcelo Gallardo tomó el balón y… ¡atajó ‘Miguelón’! Una vez más, el arquero peruano asfixiaba los expectantes gritos de gol de los hinchas argentinos. “Me acuerdo que El Gráfico me puso 9 o 9.5, porque me salió todo perfecto ese partido”, nos comenta el ‘1′ peruano.
-Segundo gol y desconcierto argentino-
Gallardo siguió batuteando a los suyos. En la siguiente jugada, habilitó a Posse –otro de los recién ingresados–, pero este disparó desviado. Pese al ímpetu argentino, lo único albiceleste que brillaría esa tarde sería el cielo sucrense. Perú, ataviado por el empuje rival, casi no atacaba y aguantaba la mínima diferencia. Pero en una jugada orquestada por Hidalgo –se apoya en Orlando Prado, quien había ingresado por el ‘Diablo’ Carazas, y combina con Waldir Sáenz–, la bicolor logra cruzar esa barrera imaginaria erigida alrededor del arco de Roa y marca el segundo tanto bicolor, a los 61′.
“Fue una aparición casi de atacante que parte por la izquierda, mi lado. Con Waldir hacemos la pared, me da el pase hacia atrás. Amago con pegarle en primera, me adelanto y cayéndome, porque el césped estaba mojado, es que pateo. Por suerte el remate fue rasante y al picar obviamente que fue mucho más rápido. Si era arriba, a lo mejor el arquero lo tapaba. Para mi suerte y la de todos los peruanos, el balón fue casi al ras del suelo”, nos relata Hidalgo.
Locura, alegría, incredulidad –cómo no– y otros sentimientos desbordaron a los hinchas peruanos en Sucre y a los que desde Perú hinchaban por este grupo que, aunque fue catalogado como un equipo ‘parchado’, ‘alterno’, ‘para cumplir’, estaba haciendo historia. Es más, esos rótulos gratuitos posiblemente fueron el principal motor de los soldados de Ternero. “Para todos, llegar a la Copa América y defender a tu país era un honor. Ahí no hay selección alterna. Era una vitrina y todos lo comprendimos de esa manera”, señala el ‘Charapa’ Torres.
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Pero el partido se decidiría cinco minutos después. Una mano de Reyna en área derivó en un penal. Gallardo no se escondió y ejecutó esta vez de manera impecable. Sin embargo, lo más resaltante vino después. “Me tiro encima de la pelota con la finalidad de que no saquen rápido y hacer un poco de tiempo. Gallardo comete el error de meterle un manazo a Miguel Rebosio y lo expulsan. Y luego Berizzo pasa al lado del árbitro y no sé qué le dice, y también ve la roja”, cuenta Miranda. Sin Gallardo y el ‘Toto’ Berizzo –el único de bríos sólidos en esa defensa albiceleste–, Argentina empezó a deambular en la cancha y Perú se volvió dominador del partido.
Lo que pasó luego solo queda para la anécdota. Aldo Cavero entró por Cominges para refrescar el ataque y contribuyó al manejo de la pelota. Esto hundió más en su impotencia a los ‘ches’ y Zapata le pegó una patada a Cavero, lo que dejó a la albiceleste con ocho jugadores a siete minutos del final. Perú jugó los minutos finales con precaución, pero Argentina estaba ya derrotada. El pitazo final solo hizo tangible lo que ya saboreábamos: Perú había eliminado a la siempre favorita selección argentina y era el inesperado finalista de la Copa América.
“Fue un partido lindo. Cuando jugamos con rivales como Argentina uno se motiva mucho más. En todas las charlas que tenía con Freddy Ternero siempre me decía una frase de algún libro para motivarme. Él nos motivó muchísimo para salir al campo y hacer un buen partido”, asegura el ‘Chorri’ Palacios.
“El equipo tenía mucha confianza. Era un oportunidad valiosa para muchos de nosotros y una vitrina”, agrega Cominges. Y razón no le falta, pues luego de esa Copa América emigra al PAOK de Grecia, junto a Alfonso Dulanto. Hidalgo, por su parte, ficha por Las Palmas de España, mientras que Eddy Carazas partió poco después a Tigres de México. Además Cominges, ‘Pocho', el ‘Diablo, así como Rebosio y Miranda fueron considerados para la selección ‘principal’ en las siguientes fechas de las Eliminatorias.
En estos últimos 23 años, Perú ha celebrado ante todas las selecciones del continente –a Brasil incluso le ganó dos veces–, pero no ha repetido un festejo ante Argentina. A nivel de selección, la blanquirroja le ha enfrentado en 13 ocasiones. Logró apenas cuatro empates –dos de ellos al mando de Ricardo Gareca– y cayó en nueve oportunidades. Este 2020, si la Conmebol sostiene su posición de iniciar las Eliminatorias en setiembre y mantener el calendario, habrá una nueva chance, otros 90 minutos para que nuevos valerosos protagonistas escriban su propia historia.
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