Marco Quilca León

Dos veces el Estadio Nacional retumbó como si se tratase de un tanto peruano: en ambas ocasiones fue para celebrar los dos goles anulados de Brasil por offside con colaboración del VAR. La selección peruana, que nunca pudo rematar directamente a la portería de Ederson, defendió con el corazón de los Tapia, Gallese, Corzo y López; pero una desconcentración en un córner en el último minutos sentenció el final que persigue al fútbol peruano: gol al último minuto para que el rival se lleve la victoria.