Miguel Villegas

Parece ayer, de tanto que vemos los videos, cuando Paolo asustó a la popular sur de la Bombonera con un tiro libre que sacó con las justas ‘Chiquito’ Romero. Eran sus tiempos de Llanero Solitario, de Superman con chimpunes y era un Perú, aquel de la Eliminatoria rumbo a Rusia, que crecía a partir de una idea amable de juego, se sostenía en un crack por línea y había conseguido perder el miedo escénico, ese yunque que nos prohibía dar dos pases seguidos porque la pelota quemaba. Eso era quizá lo que más orgullo producía: salir a jugar nuestro plan en cualquier cancha e infundir eso que se fue nomás: respeto a la Bicolor.