Pedro Ortiz Bisso

Pasar en menos de tres días de sacar pecho por un triunfo sobre una selección mundialista a gritar que somos los peores luego de una terrorífica goleada no tiene nada de novedoso. La volatilidad emocional está tatuada en nuestro espíritu balompedístico desde que un grupo de marineros ingleses jugaron su primera pichanga hace más de cien años en un descampado del Callao. Que hoy exijan la destitución de Juan Reynoso quienes lo llenaron de elogios cuando fue elegido es, en términos peruanos, una muestra de normalidad.

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Si Ricardo Gareca continuara al mando de la selección pasaría por las mismas tribulaciones. El universo de jugadores sigue siendo reducido, la esperanza de un recambio generacional serio se fue de cara con los recientes fracasos de las ‘Subs’ (17 y 20) y el calamitoso andar de la Liga 1 no vislumbra un salto de calidad en el corto plazo. Con uno que otro añadido, el ‘Tigre’ hubiese trabajado con el mismo grupo de treintaañeros que no pudo clasificar a Qatar porque, como tantas veces se ha dicho, “es lo que hay” (Claudio Pizarro dixit).

Pese al sacudón que generó la derrota ante Japón, la minigira asiática ha dejado algunas conclusiones:

EL SISTEMA

Haber mantenido al grueso del grupo que alcanzó dos repescas seguidas es una decisión clave que, entre otras cosas, ata al cuerpo técnico a ciertas obligaciones. Una de ellas es no tocar el sistema. Aunque Reynoso ha hecho varios ensayos, cambiarlo no solo requiere tiempo (que no tenemos) para consolidar ciertos automatismos, sino también jugadores especializados en ciertos puestos (que tampoco tenemos).

Usar tres zagueros puede funcionar en un club donde el entrenador tiene a disposición al plantel toda la semana y, si le falta alguna pieza, hasta exigir una contratación. El 4-2-3-1, con todas sus flaquezas, es el sistema que este equipo lleva en el ADN.

¿DOBLE 9?

No sorprendió que Reynoso cayera en la tentación de jugar con doble 9 teniendo a Paolo Guerrero y Gianluca Lapadula a la mano. Si bien generaron algunas jugadas de peligro aún necesitan partidos para complementarse. Tiempo, lamentablemente, no hay, así que sería un acto suicida insistir en esta fórmula.

Además, al tener que prescindir de un volante, el equipo se descompensa defensivamente (y Paolo Guerrero ya no presiona la salida de los contrarios con la intensidad de otrora). ¿Puede usarse como una alternativa ante determinadas circunstancias del juego? Por supuesto. Pero insistir como opción de arranque sería un error.

LA BASE ESTÁ

Aunque quedó la sensación que pudo hacer más en el primer gol japonés, Pedro Gallese sigue siendo insustituible. Desde los tiempos de Balerio e Ibáñez no teníamos un arquero que diera tanta confianza, dentro y fuera del campo. La recuperación de Yoshimar Yotún es una buena noticia por su visión de juego y la excelencia de su pase largo.

Carlos Zambrano y Alexander Callens no tienen competencia como pareja de centrales, lo mismo Gianluca Lapadula de única punta. A ellos deberán añadirse Luis Advincula, André Carrillo y Renato Tapia (a pesar de la buena impresión que dejó Pedro Aquino). En el lateral izquierdo, Marco López pagó caro su falta de continuidad. El guante que tiene Miguel Trauco en el botín zurdo se mantiene intacto.

CUEVA Y FLORES

Una de las principales críticas que persiguió a Ricardo Gareca hasta su último día fue el engreimiento que le prodigó a Christian Cueva. Detrás de tantos mimos había un motivo: no tenía sustituto. Su convocatoria, pese a su bajo rendimiento en Matute, pareció responder a las mismas consideraciones. Sin embargo, el volante ha hecho muy poco para responder a ese acto de confianza. Juan Reynoso ya aclaró que en setiembre jugarán los que se encuentren en mejor condición. El mensaje es clarísimo y vale también para otro destinatario cuyo rendimiento está lejos de sus mejores tardes: Edison Flores. Tienen dos meses para ponerse en forma.

REYNA REINA

No es tan joven, pronto cumplirá 25, pero es la joya de un equipo que urge de refresco a gritos. Bryan Reyna es atrevido, encara como en una pichanga pistera y nunca esconde la pierna. Exuda barrio en cada gambeta. Hasta el momento, el carril izquierdo es suyo. Aún necesita aprender a tomar decisiones en el momento justo y alejarse de las malas juntas, esas que lo mantienen como caserito de los programas de espectáculos. Tiene todo para romperla.

EL ‘UNOCERISMO REYNOSIANO’

El ‘unocerismo reynosiano’ puede resumirse en dos premisas: cuidado extremo del arco propio y austeridad ofensiva. Hasta el partido con Japón -pese al baile que nos pegaron los alemanes-, la selección solo había recibido cuatro goles en siete partidos (y marcado apenas siete). Es difícil que, en el juego por los puntos, el ‘Cabezón’ tome una decisión que quiebre su marca de fábrica. Morirá en la suya.

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