Marco Quilca León

Cuando algunos hinchas empezaban a subir las escaleras de las tribunas con gestos de desazón por el 0-0 momentáneo, un pitazo en el área chilena paralizó los corazones en el Estadio Monumental. Era el árbitro brasileño Wilton Sampaio decretando un penal a favor de Perú por una falta contra Lapadula. El silbato sonó a los 96 minutos y mientras el Monumental explotaba de euforia, Advíncula se arrodillaba en el gramado y Piero Quispe tomaba el balón; los jueces encargados del VAR analizaba la jugada y se daban cuenta de algo: Gianluca estaba centímetros adelantado cuando el balón partió hacia él.