Fue un partido duro el de esta mañana en el RCDE Stadium. Nueva Zelanda, ese inolvidable rival al que vencimos para regresar a los mundiales luego de 36 años, mostró un mejor rostro al que conocimos a finales de 2017. Un equipo menos inocente que fue con intensidad a cada dividida. Lo sufrió Marcos López que tuvo que ser cambiado y pasó los últimos 25 minutos con hielo en la banca. Yoshimar Yotún que en un encontronazo lo pisaron. Y Lapadula al que le mordieron los tobillos.
A ocho días del repechaje y a 48 horas de conocer quién será nuestro rival, hemos pasado el examen ante Nueva Zelanda, con algunas actuaciones sobresalientes, pero también con detalles que preocupan. Básicamente por ausencias que son irremplazables. El gesto de Gareca al final del partido (sin el mínimo rastro de una sonrisa), indica que hay mucho por corregir en la semana. Y mucho tiempo ya no queda.
La costumbre de vencer
En los últimos siete años hemos logrado triunfos impensados. Hemos salido airosos en plazas que siempre nos habían sido adversas. Batacazos han habido varios en las Eliminatorias para Rusia 2018 y en esta última ruta hacia Qatar 2022. El Barranquillazo fue el último de ellos. Es intangible, pero se nota: la selección peruana se ha acostumbrado a ganar. Es un equipo que ha subido un peldaño en ese sentido. Hoy ante Nueva Zelanda supimos sacar el resultado a pesar que sufrimos en un par de llegadas (un gol anulado en el segundo tiempo y un derechazo al medio que Gallese supo conjurar). Vital para seguir soñando con nuestro segundo mundial consecutivo.
Poca contundencia y elaboración
Gianluca Lapadula es un certificado de gol: sumó siete tantos desde que decidió tramitar su DNI y se enfundó la Blanquirroja. No está en su plenitud física. Quedó en evidencia en más de un pique al vacío, donde incluso se tomó el tobillo, preocupándonos. Pero, como todo delantero, se las ingenia para extraer petróleo de jugadas aisladas. En el gol, olfateó que el arquero Sail podía fallar, lo encimó, se la robó y anotó el solitario gol en Cataluña. Pero más allá del ítalo-peruano, la Bicolor no fue una aplanadora. En el resumen no tenemos mucho más que el palo de Yotún (jugada preparada de Gareca para aprovechar los córners), y alguna otra insinuación. Nuestro ataque depende mucho de cómo se levanten de la cama Christian Cueva y André Carrillo. Alivian los 67 minutos de la ‘Culebra’ que hace algunas semanas estaba descartado para el repechaje. Llegará y picará.
Intensidad en el medio
Cuando Pedro Aquino está enfocado, le causa un gran dilema a Ricardo Gareca y a su comando técnico. La ‘Roca’ regresó después de una seguidilla de lesiones que le impidieron competir en los últimos duelos eliminatorios, y lo hizo de la mejor forma posible: imponiendo condiciones en el mediocampo, haciendo de esa zona su feudo. Aquino rasca y juega. La entrega limpia. No por gusto fue ‘10′ durante su adolescencia. Contra un rival tan físico como Nueva Zelanda, necesitábamos una pierna fuerte como la suya. Entonces surgen las preguntas de siempre: ¿debería jugar junto a Renato Tapia? ¿O será que se estorban? ¿Yotún y Peña son intocables? ¿Valdría la pena cambiar de sistema y de intérpretes a estas alturas?
Pérdidas en salida
La jugada más peligrosa de Nueva Zelanda provino de un balón que le arrebataron a Sergio Peña. El volante del Malmo necesita tenerla pegadita al pie, como si se tratara de una ficha de hockey. Contra algunos rivales resulta. Pero contra otros, que presionan bien arriba y que luchan de esquina a esquina por la pelota, no. Hoy fue Nueva Zelanda, el 13 podría ser Australia y a fin de año Dinamarca. Peña debe trabajar en sus movimientos, ganar dinámica, y soltarla más rápido. Yotún, de características similares, padece de los mismos apremios. Es el riesgo de tenerla.
Banda derecha descubierta
Luis Advíncula es el ausente que más se notó en la victoria mínima ante Nueva Zelanda. Aldo Corzo, que se jacta de haber controlado a Luis Díaz y a Neymar, la pasó mal con Liberato Cacace, el lateral izquierdo neozelandés del Empoli italiano. Quedó viéndole el número en más de una jugada. Carrillo, que no necesariamente nació para marcar, lo ayudó poco. Fue Carlos Zambrano quien tuvo que auxiliar al lateral de Universitario. La presencia del ‘Rayo’ Advíncula es indispensable en el repechaje.
Recambios flojitos
Ni Santiago Ormeño ni Raziel García tienen, en la actualidad, el nivel para la máxima competencia internacional. Es curioso: ambos se encuentran en dos Ligas de prestigio: la mexicana y la colombiana. Sin embargo, no dan la talla, y la selección no espera. Raziel es suplente en el Tolima, al punto que casi no ha participado en la Copa Libertadores. Vive de veinte minutos ante Brasil. En el caso de Ormeño, se le nota descolocado, como si recién hubiese llegado al equipo. Apunte a su favor: Gabriel Costa no le lanzó un centro cuando debía y diluyó el que pudo ser un ataque venenoso por los aires. Canchita Gonzales en lo suyo, repartiendo y yendo al espacio. Trauco y Cartagena inadvertidos.
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