Rusia 2018 fue hace cinco años y fue un viaje que hoy, 2023, en la selección peruana deben darse cuenta de que llegó a su fin y hay que cambiar maletas para pensar en el 2026. Porque el paso de trotecito de André Carrillo o el poco peso de Paolo Guerrero no nos llevarán a ese nuevo viaje.
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Ante Venezuela, la selección peruana apenas jugó un poco mejor que de los cinco partidos anteriores. Apenas, porque solo fueron 45 minutos de rebeldía que se apagaron cuando Venezuela empezó a practicar su fútbol en el segundo tiempo.
Si, nos ilusionamos con las trepadas de Grimaldo, con el atrevimiento de Reyna, con los controles de Quispe. Pero un buen primer tiempo solo alcanzó para ponernos 1-0 arriba en el marcador.
La reacción de Venezuela pegó fuerte en un Perú sin reacción en el campo ni en el banco. La Vinotinto logró el empate y siempre estuvo más cerca de la victoria que la Bicolor. Ni con Guerrero ni con Lapadula juntos, porque André Carrillo entró a completar el once, con cero aporte en el juego.
André Carrillo representa que hay que pasar la página de Rusia 2018. No se puede entender que un jugador haya tocado el balón 14 veces en 25 minutos y lo haya perdido siete veces. No en un futbolista como la ‘Culebra’ que con el esférico sabe, y mucho. Que haya ganado uno de dos duelos nos dice de lo lejos que está del André que esperamos. Ahí se explica su suplencia.
Y el video viral explica todo. Un jugador conectado, enchufado con lo que pasa en el partido no se coloca la camiseta con las ‘ganas’ con la que lo hizo Carrillo. Y también sabe que no se puede jugar con joyas. Grimaldo tuvo que ayudarlo a sacarle la cadenita que llevaba. Su cuerpo estaba en el Nacional, su mente quien sabe dónde.
Vale la autocrítica de Carrillo en su salida del país. “Soy consciente que no he tenido buenos partidos. No estoy dando mi mejor nivel, no siento vergüenza, pero no me siento del todo bien sabiendo que puedo dar más”. Pero esa vergüenza debe verse en el campo de juego.
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Curiosa imagen esa, la de la salida de Grimaldo para el ingreso de Carrillo, cuando la actualidad manda que sean los jóvenes los que tomen las riendas de la selección. Ver más de la rebeldía de Piero Quispe y el atrevimiento de Bryan Reyna antes de la apatía de Carrillo, la lentitud de Zambrano, el cansancio de Guerrero y hasta de la falta de emoción de Flores.
La generación de Rusia 2018 empieza a decir adiós. Ya Alberto Rodríguez y Jefferson Farfán son exfutbolistas, Cristian Ramos ya no es considerado y Christian Cueva se borró solo -mal físicamente y con una lesión encima-, el nivel de Carrillo prácticamente ha desaparecido y Guerrero ya juega sus últimos minutos como profesional con 39 años a cuestas. Amén de Zambrano, que el año pasado, con 34 años, hablaba de su posible retiro cuando era jugador de Boca. En la Liga 1 juega sobrado, el nivel que exige la selección le ha quedado alto. Y estamos hablando de la columna vertebral del equipo.
Si vemos las alineaciones, los pilares que sostenían a la selección hasta antes de esta fecha eran Gallese, Abram, Yotún y Guerrero, titulares en los cuatro primeros partidos. Pero apenas tuvo a Callens disponible, borró a Abram. Regresó Lapadula al once y sentó a Guerrero quizás en decisiones que parecen obvias, pero que cuestan en un equipo tan frágil. Seis partidos con seis zagas centrales distintas y tres duplas de volantes centrales (Tapia-Yotún, Aquino-Yotún y Cartagena-Yotún).
LOS ACIERTOS
Por eso se critica la tarea de Juan Reynoso, porque no ha sabido encaminar el recambio. Como bien decía Michael Succar de Movistar Deportes, Piero Quispe debutó cuando ya era un clamor popular y no por una apuesta del técnico. En los ocho amistosos previos solo se tuvo como rostro nuevo a Bryan Reyna, al único que fogueó -presente en cinco encuentros-. De Piero Quispe solo tuvimos 60 minutos ante Bolivia en amistoso en el Monumental y no hubo más pruebas. A Zanelatto y Grimaldo recién los llamó ya con el peso de solucionar problema en las Eliminatorias y a Quispe esperó hasta la quinta fecha para hacerlo debutar cuando ya desde inicio de años daba muestras de sus condiciones liderando a Universitario.
Con más tiempo de trabajo, queda claro que los nuevos nombres pueden encaminar a la selección. Demostraron que hay con qué -los primeros 45 minutos del duelo ante Venezuela-, pero que falta algo más para que sea sostenible. ¿Confianza? ¿Mejor preparación físico? Eso lo debe trabajar el nuevo comando técnico.
Si hay algo que rescatar del ´proceso’ Reynoso es justamente que estos chicos han demostrado que no les pesa la camiseta aun cuando les tiraron la responsabilidad ya con el camino cuesta arriba.
Y claro, aún hay material que rescatar de proceso mundialista, pero adecuarlos a la actualidad. Tapia ya es un central al 100% y no hay que exhibirlo en el mediocampo. Corzo es 100% entrega, pero tampoco puede tapar lo que pueda hacer Oliver Sonne en el puesto. El danés aún no tiene minutos y seguro recién lo veremos en los amistosos de marzo. En la Copa América debería ganarse el puesto. Aquino y Yotún en lo suyo, siempre cumplen, y a López pedirle que baje las revoluciones. La poca continuidad que tiene en el Feyenoord no ayuda a que se consolide en el puesto.
Material para trabajar hay, pero ahora hace falta primero curar heridas emocionales que deja este proceso. Jugadores que no se sienten respaldados y otros que no se han consolidado. Luego, tocará jugar y buscar la hazaña mundialista.
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