Podríamos comenzar este texto cuestionando al VAR por no observar el supuesto penal de Thiago Silva (el balón le golpea en el codo). También podríamos decir que el árbitro chileno Tobar pudo dar más tiempo de compensación o que Neymar eclipsa su talento futbolístico con las malas artes histriónicas. Pero mejor es, hacer a un lado esta pena máxima, y ponernos fuertes para lo que viene. Tan fuertes como Pedro Gallese convirtiéndose en un muro con siete atajadas notables. O tan fuertes como el enmascarado Lapadula, quien nos confirmó que es un delantero que solo podrá salir del campo con muletas. Lo que viene es muy difícil. Toca abandonar la tristeza. Toca agradecer la dignidad. Y ser fuertes. Muy fuertes.
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La Copa América es el oráculo infalible para Ricardo Gareca. En cada una de sus ediciones le ha dado respuestas de mucha utilidad. Caer con Brasil en estas semifinales, por 1-0, nos acerca a una primera lista de conclusiones. Falta jugar aún por el tercer puesto este viernes, pero ya es posible desplegar una larga fila de certezas.
Si Gareca fuera un compositor de boleros, le diría a la Copa América: “Contigo aprendí”. Aprendió, por ejemplo, que jugar con cinco futbolistas en defensa puede ser un esquema audaz y retador ante un rival poderoso. Pero hay identidades que no se pueden perder. En el replanteo del segundo tiempo, Perú pudo respirar y reencontrarse con su ADN. El “médico” que se encargó de esa cirugía urgente fue Raziel García. Un sufrido muchacho (ya habrá momento de contar todo lo que le costó llegar aquí) que representó la esencia del fútbol peruano: desfachatez, precisión y toque.
Así como García, aparecieron en este torneo continental nuevos nombres para tomar en cuenta en las Eliminatorias de setiembre: Marcos López por izquierda, Alexander Callens en la zaga y Lapadula arriba. El ‘Tigre’ no solo ha nutrido su universo de convocables. En la Copa América encontró potenciales titulares para las Eliminatorias.
Como hace cinco años, en la Copa América Centenario, Perú volverá con las maletas llenas de novedades. Desde la confirmación de la utilidad de Santiago Ormeño hasta el sutil aviso que se asoma un lateral derecho de alto nivel de competencia. como Jhilmar Lora.
Salvo el defensor Renzo Garcés, todos los demás convocados por Ricardo Gareca han sumado minutos en esta Copa América. En tiempos de restricciones y pandemia, jugar siete partidos con rivales sudamericanos es una oportunidad, otra vez, muy bien aprovechada por Gareca. Todavía falta ese séptimo partido, el rival lo conoceremos mañana después del partido entre Argentina y Colombia.
La otra coincidencia con el 2016, es que la selección peruana llegaba cabizbaja, cubierta por una feroz neblina de malos resultados en Eliminatorias. Si bien la última victoria en Quito, ante Ecuador, revitaliza a Perú, es cierto también que somos últimos en la tabla de las clasificatorias a Qatar 2022. La fecha de septiembre (con tres partidos en camino) es determinante. Y Perú llegará más aliviado. Llegará, incluso, con una sonrisa.
Eso sí, hay una variante para destacar de esta selección peruana en la Copa América 2021. Ahora no solo ha sumado nombres, sino también esquemas de juego. Los cinco defensores no funcionan, ya está demás repetirlo. Pero sí es posible apostar por un 4-4-2 o un 4-3-2-1 o el tradicional 4-2-3-1. Gareca ensayó hasta el cansancio. En las Eliminatorias tendrá que ofrecer la mejor de las actuaciones.
Sí fue digno lo de Perú. El 1-0 lava un poco el rostro del 4-0 en el debut. Un sparring como Brasil siempre suma. El primer alivio es que en setiembre, al menos, nos olvidaremos por un tiempo de Neymar y sus repetidas caídas al césped. Largo debate arrastrará lo de Tobar, pero eso quedará para la hinchada, para la tertulia periodística. Gareca debe estar pensando en otra cosa mientras prepara el partido por el tercer lugar. Aún no sabemos si subiremos a un podio otra vez, pero el ‘Tigre’ volverá con un silencioso premio mayor. Tenemos equipo otra vez. Como en el 2016. Y eso tiene tanto o más brillo que una medalla de bronce.
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