Mario Fernández

Los (pésimos) resultados de Alianza y Cristal en Libertadores solo agigantan el ciclo . El contraste entre clubes peruanos eliminados y una que, desde hace casi 7 años, es top 5 en Sudamérica solo se explica desde la gestión de recursos de su responsable. Más que un simple técnico, Gareca ha sido un administrador extraordinario de ese poco universo de seleccionados que tiene Perú. Los “jugadores básicos” no pasan de 13 o 14, pero sobre eso el técnico hizo grupo, estilo y solidez. Bastante más de lo que Chile o Colombia, por hablar de dos que tienen más abundancia de cracks, lograron.

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La mística de grupo no es fácil de hallar. Depende de la elección de jugadores para roles determinados, pero también de la química de los elegidos frente a la idea de su técnico. Y en ese objetivo hay apellidos que en estos años solo han crecido tremendamente bajo el sistema propuesto por el seleccionador: Gallese atrás, Tapia en el medio y Cueva como enlace llegador. El Perú de Gareca pudo darse el lujo de cambiar de jugadores, pero esa mini-columna difícilmente varió. De hecho, las versiones de estos tres jugadores son hoy más sólidas que las de hace cuatro años, en aquel camino a Rusia 2018. Gallese es más arquero de selección que de club, Tapia luce afirmado como el capitán sin cinta y Cueva tiene raptos maradonianos que obligan a las disculpas de sus trolls. Que estén los tres okey, sumado a la esperanza de gol que hoy supone Lapadula deberán ser condiciones para soñar el lunes 13.

¿Emiratos o Australia? Nadie lo dice en voz alta, pero todos preferirían a los de Arruabarrena. Los australianos asoman más rocosos en defensa y puntuales en ataque, además de más experimentados en estas lides. De cualquier manera, si confiamos en el juicio de Gareca por largos siete años, no tocaría dudar de él justo en este momento límite. Hablamos de un técnico que desde su llegada jugó 4 Copas Américas y 2 Eliminatorias y nunca nos bajó de un quinto puesto en la región. No hay casualidad sino causalidad en números de semejante épica. El legado de Gareca estará a salvo, pase lo que pase. Parafraseando a un poeta del asfalto, si perdemos, todavía será el mejor técnico que hemos tenido. Si ganamos, será eterno.

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