Los meses de mayor cordura de Juan Reynoso, cuando se preparaba para dejar el Cruz Azul, coincidieron con los de locura total de Sebastián Abreu. Pero en ese contraste de personalidades, un punto en común los unía más allá del azul de su camiseta: la defensa del compañero.
Si Reynoso dejó la selección peruana de los 90 por proteger al grupo, a Abreu lo echaron del Cruz Azul justamente por pedirle a los dirigentes que respetaran los contratos del equipo. En el fútbol la locura es sinónimo de picar un penal o errarlo, pero el respeto se gana también fuera de los campos y ambos se lo han ganado de distintas formas.
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ENTREVISTA: “Reynoso es superdirecto. No me sorprendió su exigencia, vivo afuera y los que quieren grandes cosas son así”
“Como compañero era jodido, muy exigente. Tenía una mentalidad de liderazgo, de capitán, de autocrítica, de exigencia grupal. Es un ejemplo de profesional”, nos dice Abreu recordando aquellos cuatro meses que compartió con Reynoso en el Cruz Azul en el 2002, los últimos del zaguero peruano como futbolista de ‘La Máquina’ antes de pasar al Necaxa. “Tuvimos nuestros encontronazos por nuestras personalidades, pero entendimos que los dos buscábamos lo mismo”, agrega. Fue el choque del capitán con la figura, pero nada que pasara a mayores.
Hoy, Abreu es técnico de fútbol y el pasado jueves estuvo en Lima visitando la ONG La Casa de Alejita de Roberto Guizasola. Ahí pudimos conversar con él sobre lo que ve de este nuevo proceso de la selección peruana.
El exigente Reynoso
Un Reynoso ya con las entradas pronunciadas recibía a inicios del 2002 a un Abreu de larga cabellera. La ‘Maquina Cementera’ los unió durante cuatro meses y fue suficiente para conocer el carácter del capitán del equipo. Jugaron juntos 13 partidos -una victoria en un clásico ante América-, pero el título les fue esquivo, como venía siendo desde 1997.
Así lo conoció y esa imagen se llevó para siempre Abreu. Hoy, 20 años después lo sigue teniendo presente. Tras hacer un breve repaso de la historia del fútbol peruano en palabras de Roberto Guizasola, de saber que Teófilo Cubillas y los hermanos La Rosa nacieron en Puente Piedra y llegaron a ser gloria grande de la Bicolor, Abreu se anima a hacer un análisis de la selección peruana desde el cuarto piso de una solitaria casa en Sol de Carabayllo.
Desde fuera, se sigue preguntando el por qué de la salida de Ricardo Gareca por las gestas de Perú a nivel continental, pero luego lo tranquiliza la idea de que sea Juan Reynoso quien tome la posta. “Para afuera era un proceso exitoso y no se entiende, sobre todo al ver a Gareca optimista en darle continuidad. Pero luego de no entender eso, la continuidad con un entrenador con sentido de pertenencia total... a mi entender la elección de Juan es muy buena”, nos dice.
Lo que destaca Abreu de Reynoso es que siempre vivió el fútbol con intensidad. “Nunca disfruté jugar a no ser en los últimos minutos cuando el equipo estaba 3 o 4-0. Después era una presión constante, no aflojar”, decía el mismo Reynoso en una entrevista con el periodista mexicano Javier Alarcón en octubre del 2020, donde quizás se muestra con mayor apertura.
Y así se le conoció. “Como entrenas juegas, como vives juegas, y él entrenaba y vivía de una manera. Después el fútbol lo premió y ahora como entrenador no modifica nada de esa personalidad de profesionalismo extremo”, lo describe el uruguayo Abreu, quien solo lo tuvo cuatro veces como rival, todas en el fútbol mexicano. A nivel selecciones coincidieron en las Eliminatorias 1998, pero no llegaron a cruzarse.
Como futbolista le tocó jugar en 32 equipos de once países distintos, lo que le dio una mayor perspectiva de lo que se necesita para tener una selección competitiva. “El fútbol necesita de todo: lo humano, lo profesional, lo metodológico y con la exigencia de Juan se busca darle continuidad a las futuras generaciones. Que se entienda que ser profesional no son solo las dos horas de entrenamiento, sino las 24 horas que estás representando el escudo del club o la selección”, asegura.
Por eso valora lo que en su momento hicieron Claudio Pizarro, Paolo Guerrero y Jefferson Farfán, siempre dejando en alto el nombre del Perú a nivel mundial. Y luego proceso de Gareca que puso al Perú en la élite. Desde su experiencia, proyecta el camino que debe seguir Perú. Si bien Abreu no jugó el repechaje ante Australia en el 2006, sufrió la eliminación de Uruguay para el Mundial de Alemania. Lo mismo está viviendo la selección peruana, pero el ‘Loco’ aconseja con cordura. “Tienen que saber llevar el golpe inicial, pero sobre todo entender que de todo lo malo siempre hay cosas que rescatar. Darse cuenta que han dado un vuelco importante de identificación y profesionalismo, sobre todo con el profe Gareca. Eso generó un prestigio muy alto y deben continuar con ello”, asegura.
La jerarquía quizás hizo la diferencia que Uruguay y Ecuador nos superen en las Eliminatorias, pero este Perú es totalmente distinto al que el mismo Abreu enfrentó en tres ocasiones: victoria peruana en la Copa América 2007 y dos veces por las Eliminatorias 2010, sobre todo en aquel recordado 6-0 en Montevideo donde marcó el tanto que cerró la goleada ante el equipo de ‘Chemo’.
Gracias a Marcadores 247: La alegría del ‘Loco’ y los chicos de La Casa de Alejita era indescriptible. Abreu visitó el proyecto de Roberto Guizasola y quedó maravillado por el trabajo que realizan.
“Es entender que más allá de una vida de futbolista, el estudio es la pieza fundamental en el desarrollo de la persona”, aseguró, y felicitó a ‘Cucurucho’ por la iniciativa, así como a las empresas como Marcadores 247 que apoyan este tipo de iniciativas. “Esto deja un legado. Se necesita mucho apoyo”, dijo. Es indispensable sumar más esfuerzos.
Las grandes figuras
Fue justamente en esos partidos en los que pudo ver a dos figuras peruanas. En el 2007 chocó contra Claudio Pizarro y en el 6-0 ante Guerrero -expulsado ese día antes del ingreso del ‘Loco’-. Pero los conoció más por lo que hicieron alrededor del mundo.
De Paolo destaca el hecho de ser decisivo para el Corinthians en el Mundial de Clubes 2012 ante el Chelsea, aunque la actualidad del peruano no sea la mejor, ya con 38 años a cuestas.
Pero para el uruguayo, hoy la edad no es un condicionante para decidir su vuelta a la Bicolor. “No se ve edades, se mira rendimientos, cuánto compite, minutos, lesiones y con ello ver si puede llegar a la selección”, nos dice, y agrega que todo equipo debe tener una cuota de jugadores con experiencia, pero tampoco llenarlos con jugadores mayores.
De Abreu también se recuerda cuando en el 2018 vino a Lima con Audax para un partido con Alianza y expresó su deseo de ver a Claudio Pizarro en el Mundial. “Es un icono del fútbol peruano. Por actualidad y merecimiento, sería un premio que pudiera acudir al Mundial. Por su experiencia, tendrían que aprovecharlo”, le dijo en aquel momento a este diario.
Hoy, con el recorrido a cuestas y ya como técnico, sus ideas son distintas. “Uno entiende que el Mundial no es para premiar, porque no hay margen de error. En su momento decía que ojalá se dé, pero ahorita ya como entrenador, sé que se tiene que hacer el análisis de qué delanteros tienes, dónde compiten, sus momentos. Quizás Claudio no entraba en esa ecuación”, concluye.
Una visita rápida a Lima y Sebastián Abreu disfruta de lo mejor de la capital peruana, pero más de conocer a niños como los que viven en La Casa de Alejita y de saber de que aquel exigente Juan Reynoso que conoció hace 20 años hoy conduce los hilos de la Blanquirroja.