Christian Cueva. (Foto: Reuters)
Christian Cueva. (Foto: Reuters)
Pedro Canelo

Para volver a soñar, Ricardo Gareca se tomó un vuelo hacia la misma tierra que, en los últimos tiempos, alimentó todas nuestras ilusiones. En la gélida Rusia, el ‘Tigre’ pidió reuniones con y Jefferson Farfán. A esos dos jugadores que elaboraron el gol más importante de nuestros días ante Nueva Zelanda, el entrenador de la selección peruana les alivió el invierno con un caluroso voto de confianza.

Después de una actividad privada en la Videna de Chaclacayo, que permanece en construcción, Gareca decidió visitar Moscú y Krasnodar para plantearles a dos de los líderes del plantel un plan de mediano plazo. Este incluye, sobre todo, un abierto compromiso para alcanzar un 2019 en plenitud física y futbolística. En pocas palabras, el técnico argentino les dijo a Cueva y Farfán que los necesita el próximo año y que espera contar con ellos en un elevado nivel de rendimiento.

El mismo discurso se repitió con Advíncula y, quizá, pronto se establezca la misma charla con los ‘árabes’ André Carrillo y Christian Ramos. Gareca está fortaleciendo su columna vertebral en el once titular y, así, no perder equilibrio en la Copa América de Brasil y en el inicio de las próximas Eliminatorias para Qatar 2022. Quiere caminar derecho, erguido. Está buscando el soporte para edificar la segunda parte de su proceso.

Lo más interesante fue el encuentro con Cueva, quien no fue convocado para los amistosos ante Ecuador y Costa Rica. ‘Aladino’ no tuvo que frotar ninguna lámpara para ver aparecer a Gareca, este decidió por cuenta propia acercarse y respaldarlo. En medio de rumores sobre indisciplina, lo que hizo el ‘Tigre’ fue simbólico y derrumba cualquier teoría sobre una supuesta marginación por mal comportamiento del volante del Krasnodar. Al culminarse el año futbolístico de selecciones, y tras seis amistosos disputados, el ‘Tigre’ entendió que hay jugadores que no pueden faltar en su esquema y escribió la parábola del hijo pródigo. Su futbolista fetiche vestido de blanquirrojo (Cueva) pegará la vuelta.

En los últimos cinco meses, la selección peruana no varió su propuesta de juego, pero sí ensayó variantes. Se buscó consolidar a otros jugadores, establecer recambios, cubrir espacios. Y, a pesar de las buenas intenciones de ampliar el universo de convocables, el comando técnico de la Blanquirroja se convenció de que la base mundialista no se cambia. Christian Cueva seguirá siendo el mediapunta detrás del atacante y, mientras Paolo Guerrero esté suspendido, el ‘9’ de la Bicolor será Je¬fferson Farfán. En ese contexto, Gareca decidió proponer estas reuniones y extender el compromiso con sus principales hombres. Fue una renovación de votos matrimoniales con la gloria, de hombres que quieren continuar sus romances con las victorias.

Ya habrá momento y oportunidad para regresar a los bancos de pruebas. Pero el 2019 es un año de exigencias mayores, donde prácticamente todos los encuentros –salvo los de marzo– serán oficiales. Ricardo Gareca tiene poco margen de error en los próximos 12 meses. Y para esa difícil misión la estrategia se resumirá en cambiar un viejo refrán: mejor bueno conocido que malo por conocer.

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