Cuando mi hija María y yo escribimos el libro ‘También nos roban el fútbol’, hace 5 años, pusimos en evidencia de qué manera el negocio se había apoderado del fútbol y hasta qué punto le había transmitido sus valores empresariales y tergiversado su significado. También hablamos de la corrupción que acompañaba las maniobras de sus dirigentes en casi todos los países y entidades representativas.
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