El suizo Stanislas Wawrinka produjo hoy uno de los mayores impactos en mucho tiempo en el tenis al eliminar al serbio Novak Djokovic del Abierto de Australia, donde no perdía desde 2010.
Número ocho del mundo, Wawrinka se impuso por 2-6, 6-4, 6-2, 3-6 y 9-7 para avanzar a las semifinales, donde el jueves se medirá al checo Tomas Berdych, vencedor hoy del español David Ferrer por 6-1, 6-4, 2-6 y 6-4.
"Es un campeón increíble, nunca se rinde, y estoy muy, muy, muy, muy feliz", resumió Wawrinka.
"Había perdido dos veces en cinco sets, pero estaba muy concentrado, me sentía muy bien", añadió el suizo de 28 años, que confesó que en el final del partido sintió "nervios".
A diferencia de lo que sucedió en 2013 en Australia y en el US Open, el primer set vio a un Wawrinka frío y errático, nada que ver con el que un año atrás había jugado un tenis muy cerca de lo que humanamente es posible y llevado al serbio a un 12-10 en el quinto set.
En el final, Wawrinka superó hoy al mismísimo tatuaje que lleva en su brazo izquierdo: "Lo intentaste alguna vez, fracasaste. No importa, intentálo de nuevo. Fracasa mejor".
Esta vez no fracasó. Se liberó del recuerdo de dos derrotas ante Djokovic que pudieron ser victoria y, por un día, fue más fuerte y más grande que su compatriota Roger Federer.