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Agencia EFE

No ven el balón ni la portería, tampoco a sus compañeros ni rivales; el sonido de unos cascabeles en el interior de la pelota los guía por el campo y la palabra "voy" anuncia que un jugador se aproxima. Así vive el fútbol el equipo Topos Puebla, cuyos miembros tienen discapacidad visual.

"El fútbol no se ve, se siente", es el lema de este equipo originario del central estado mexicano de Puebla y tricampeón nacional del Torneo de Fútbol para Ciegos.

Topos Puebla ha sido preseleccionado para representar a México en la Copa América, que se disputará en Chile en noviembre próximo.

El proyecto comenzó hace siete años, cuando dos compañeros de universidad decidieron formar un equipo de fútbol para personas con discapacidad visual.

Jorge Lanzagorta Gallardo es uno de sus fundadores. A los 15 años comenzó a perder la vista y fue en un viaje a Chile donde conoció el fútbol para ciegos. "Empezó como un espacio de entretenimiento", recuerda en entrevista con Efe.

Este proyecto se ha convertido en un pilar fundamental de su vida. "Usamos una frase que dice: el fútbol no se ve, se siente, el fútbol para nosotros va mucho más allá de lo superficial", asegura durante un entrenamiento.

El fútbol da fuerza a Jorge y sus compañeros, los une para salir adelante como comunidad y demostrar que las barreras de la discapacidad no existen.

En la actualidad, lo que buscan es incluir a las personas con discapacidad visual en la sociedad, utilizando este deporte como un pretexto para desarrollar todo tipo de habilidades.

Más de 30 jugadores, entre estudiantes, trabajadores, niños y niñas, forman parte de este proyecto sin contar entrenadores, guías y voluntarios. Cada uno con una historia de superación diferente.

Jesús Benjamín López González es estudiante de psicología y lleva cinco años en Topos Puebla; hace seis perdió la vista y un amigo le invitó a formar parte del equipo.

"No hay barreras, no hay límites, nosotros como personas somos los que nos ponemos esos límites, pero todo se puede si uno lo desea", dice a Efe.

Los ojos del equipo lo conforman el guía, el entrenador y el portero. Ellos se encargan durante el partido de dar instrucciones a los jugadores.

"La cancha se divide en tres, cuando el balón está en el tercio del portero (él) puede hablar, cuando está en mitad del campo es el entrenador y cuando pasa el balón al último tercio el que puede hablar es el guía de arco", explica Ricardo Bonet Corrales, guía de portero y entrenador del equipo.

El partido se desarrolla con cuatro jugadores más el portero, que es el único que ve y puede dar instrucciones. El resto porta un antifaz para igualar las condiciones entre los jugadores del campo, ya que algunos tienen cierto grado de visibilidad y alcanzan a percibir sombras.

Las reglas son claras: el jugador que no tiene la pelota y se acerca debe decir la palabra "voy", si no lo hace comete una falta y a partir de cinco comienzan los penales.

Bonet señala que más allá de la competencia, el proyecto de Topos Puebla busca el "lado humano". "Lo deportivo es un camino que ayuda como terapia y que los va haciendo crecer como personas", apunta.

Desde hace seis meses Topos Puebla cuenta con la categoría juvenil femenina e infantil, esta última es la primera en México.

"Parte de lo que promovemos aquí es: Sí pero, a pesar de, lo vas a hacer, puedes hacerlo", señala la entrenadora del equipo infantil Mónica Salazar.

Cada entrenamiento es un reto para buscar nuevos puentes de comunicación con los más pequeños. Realizan dinámicas de integración y de desarrollo psicomotriz.

En la actualidad, 15 jugadores conforman el equipo juvenil masculino, el femenino cuenta con 10, al igual que el infantil. El objetivo, señala Bonet, es que más chicos con discapacidad visual se acerquen y "conozcan este proyecto".

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