Desde que conocimos a Raffaella Camet siempre la hemos visto en un solo lugar: saltando al lado de la net para meter mates al piso. La voleibolista del Sporting Cristal y atacante de la selección nacional aceptó el reto de la agencia de marketing deportivo "Toque Fino" para convertirse, por un día, en tenista.
Pero Raffa no fue la única deportista en cambiar de cancha. La también voleibolista Ángela Leyva dejó momentáneamente las lycras por los shorts a la rodilla para convertirse en basquetbolista.
Experiencias similares vivieron Delfina Cuglievan, esquiador acuática campeona en los Juegos Bolivarianos y Odesur, y Luz María Zornoza, badmintonista también campeona en los Bolivarianos. La primera se convirtió en jugadora de billas y la segunda en voleibolista.