Casi el 60% de alcaldes provinciales y distritales en el país –seis de cada 10– fueron elegidos por algún movimiento regional, agrupaciones políticas cuyo alcance se restringe a un único departamento. En las 2.086 jurisdicciones del territorio peruano, 1.229 de las autoridades representan a esas organizaciones, mientras que las 857 restantes integran partidos de alcance nacional.
Los alcaldes provinciales y distritales tienen una importancia fundamental en el sistema político, debido a que son el vínculo más cercano –y en algunas zonas rurales, el único– de los ciudadanos con el Estado.
“Estas autoridades están en contacto directo con los vecinos y se encargan de garantizarles servicios esenciales. En muchos lugares en los que es muy difícil que los actores [políticos] nacionales lleguen, las municipalidades son la única instancia de poder político”, explica Paulo Vilca, analista político y exviceministro de Gobernanza Territorial.
Cambio radical
Recientemente, el Congreso aprobó, en primera votación, una reforma constitucional que elimina a los movimientos regionales de las contiendas electorales y solo permite la participación de los partidos en las mismas. La norma debe ser ratificada en una segunda votación con por lo menos 87 adhesiones.
La iniciativa ha sido cuestionada por especialistas consultados por El Comercio y hasta por el mismo Jurado Nacional de Elecciones. “La eliminación de cualquier forma de organización política prevista en la Constitución. [...] La consolidación de la democracia requiere de la coexistencia y colaboración de las vigentes formas de organización política”, destacó en un comunicado.
Actualmente, 92 movimientos regionales y 10 partidos nacionales tienen por lo menos un alcalde provincial o distrital.
“No hay ningún país del mundo sin organizaciones en el ámbito subnacional. Los movimientos reproducen a escala los males de los partidos nacionales. Ambos necesitan ser reformados”, afirma Fernando Tuesta, exjefe de la ONPE y profesor de Ciencia Política en la PUCP.
En Argentina, por ejemplo, están inscritos 45 partidos nacionales y 705 del ámbito distrital.
En sus fundamentos, la norma aprobada por el Parlamento menciona que los movimientos regionales:
- Las condiciones que justificado su incorporación han cambiado, pues con el avance de los partidos políticos se ha cubierto de manera eficiente la oferta política.
- Las reglas de competencia entre los partidos políticos y los movimientos regionales son desiguales, lo que afecta la competencia entre estos.
- Propenden la personalización de la política, la que gira en torno a un líder carismático, o simplemente fungen como vientre de alquiler para viabilizar candidaturas, lo que las convierte en organizaciones fusibles.
- Han promovido la desinstitucionalización de la democracia y, hasta cierto punto, la corrupción debido a su bajo nivel de fiscalización y reglas no igualitarias para la competencia política.
“Los movimientos regionales no son la panacea y son un producto deficiente, pero han acumulado las preferencias y retirarlos del mercado electoral por ley sería perjudicial para el país. El gran problema es que los partidos no tienen conexión con los ciudadanos”, comenta Mauricio Zavaleta, politólogo de La Universidad de Pittsburg.
Hay un detalle importante: Perú Libre, vencedor de la segunda vuelta en el 2021, tiene solo tres alcaldes provinciales y 82 distritales. En tanto, Fuerza Popular, su rival electoral en el balotaje, no consiguió ninguna alcaldía provincial y solo ganó en tres distritos.
Los expertos consultados por este Diario coinciden en que, si bien el sistema político necesita reformarse, la eliminación de los movimientos regionales no es el camino correcto.