Ariana Lira Delcore

“Día internacional del orgullo gay, lésbico, bisexual, travesti, transgénero. Hoy la Plaza Francia es Lima, Lima es el Perú y el Perú es parte de una celebración mundial que la intolerancia calificaría como desfachatez”. Así se describía en las páginas de El Comercio, hace 23 años, un evento que sería el preludio de lo que vino después.

Era junio del 2001 y un corajudo grupo de peruanos LGBT sostenía un acto de visibilización y defensa de sus derechos en la Plaza Francia. El año siguiente ya no fue una reunión, sino una manifestación que recorrió desde el cruce de las avenidas 28 de julio y Garcilaso de la Vega hasta dicha plaza. Aquella fue la primera vez que el Perú fue testigo de una marcha del Orgullo, un evento que conmemora los inicios de la visibilización, el activismo y la resistencia de las minorías sexuales en todo el mundo. Este sábado 29, será la vez número 22.

Lima, 6 de julio de 2002. Primera marcha del Orgullo en el Perú. Asistieron alrededor de 250 personas.
Lima, 6 de julio de 2002. Primera marcha del Orgullo en el Perú. Asistieron alrededor de 250 personas. / Archivo El Comercio

Según los reportes de la época, en aquella oportunidad participaron alrededor de 250 personas. 21 años más tarde, la cifra se multiplicó por cientos. Según estimaciones del colectivo Marcha del Orgullo de Lima, hechas en base a imágenes de drones, al cierre de la marcha del 2023 había más de 50 mil personas reunidas.

Si bien el mundo se ha transformado considerablemente desde la primera marcha, son pocos los lugares en los que las personas LGBT tienen los mismos derechos que las personas heterosexuales: en cerca de 60 países, las parejas del mismo sexo no solo no se reconocen, sino que la homosexualidad es ilegal y, en muchos casos, castigada con cárcel o, incluso, pena de muerte. Mira los detalles en el informe de ECData “”.

Motivo de Orgullo

Hay un dato que pocos conocen. Desde afuera, la marcha del Orgullo en el Perú es considerada un caso de estudio. En su informe más reciente (2023), la organización Outright International, que se encarga de promover y proteger los derechos de las personas LGBTIQ en todo el mundo, destacó el caso peruano por haberse expandido de manera considerable fuera de Lima Metropolitana.

“Extender el Orgullo más allá de la capital es una indicación de una mayor visibilidad, aceptación y resiliencia”, se lee en su reporte del 2023 (en el que, además, se incluye un capítulo especial titulado “Perú y el efecto multiplicador de las marchas del Orgullo”).

El colectivo Marcha del Orgullo de Lima lleva la cuenta de cuántas ciudades del Perú han celebrado el evento en los últimos años: de 20 en el 2019 se pasó a 31 en el 2023. Para este año, se han confirmado estas marchas en al menos 35 ciudades. Algunas ya fueron realizadas en los últimos días.

Jorge Apolaya, vocero del colectivo Marcha del Orgullo de Lima, precisa que las ciudades son autónomas, tanto en el presupuesto como en la organización de sus marchas. “Lima no le pone la agenda a las otras ciudades. Hay autonomía, y eso ha sido muy importante para evitar el centralismo”, dice.

Tarapoto, 2018. Marcha del Orgullo. (Foto: Hugo Anteparra)
Tarapoto, 2018. Marcha del Orgullo. (Foto: Hugo Anteparra)

La historia detrás

La madrugada del 28 de junio de 1969, un bar neoyorquino se convirtió en el semillero de una rebelión que marcaría un punto de inflexión en la historia. Aquella noche, los asistentes del pub gay Stonewall Inn se resistieron a una redada policial discriminatoria. Lo que empezó como un acto de desobediencia se transformó rápidamente en manifestaciones y protestas. Aquel fue el inicio del movimiento organizado por la visibilidad y los derechos de las personas LGBT.

Exactamente un año después, también en Nueva York, se realizó por primera vez en la historia una marcha del Orgullo gay, precisamente para conmemorar el aniversario de los disturbios de Stonewall. Desde entonces, los 28 de junio se celebra el Día Internacional del Orgullo LGBT.

Outright International define “Orgullo” como “cualquier evento abierto, visible y orientado al público con el propósito de afirmar la existencia de personas LGBTIQ, exigir reconocimiento y protección de sus derechos, así como celebrar el progreso”.

Nueva York, agosto de 1970. Policías agreden a dos jóvenes durante una confrontación en Greenwich Village, luego de una marcha por los derechos LGBT. Un año antes, en 1969, ocurrieron los disturbios de Stonewall, un hecho catalizador en la expansión del activismo por los derechos de las minorías sexuales en todo el mundo.
Nueva York, agosto de 1970. Policías agreden a dos jóvenes durante una confrontación en Greenwich Village, luego de una marcha por los derechos LGBT. Un año antes, en 1969, ocurrieron los disturbios de Stonewall, un hecho catalizador en la expansión del activismo por los derechos de las minorías sexuales en todo el mundo. / AP

Tres décadas después del desfile neoyorquino —32 años, para ser exactos—, y luego de que en cerca de 50 países ya se habían inaugurado las marchas del Orgullo, Perú hizo lo propio. La primera de estas manifestaciones en el país tuvo lugar en Lima el 6 de julio del 2002. La convocatoria estuvo a cargo del Movimiento Homosexual de Lima (MHOL) y contó con la participación del pionero drag queen en el Perú Juan Carlos Ferrando. Por aquel entonces, gran parte de los asistentes usaron máscaras para no ser reconocidos.

Lima, 6 de julio de 2002. Primera marcha del Orgullo en el Perú. Los participantes usan máscaras para evitar ser reconocidos. (Archivo El Comercio)
Lima, 6 de julio de 2002. Primera marcha del Orgullo en el Perú. Los participantes usan máscaras para evitar ser reconocidos. (Archivo El Comercio)

En el Perú, particularmente, las demandas de la manifestación han incluido la aprobación del matrimonio igualitario, una ley de identidad de género, legislación que sancione los crímenes de odio, el acceso a la salud de las personas LGBTIQ+, el cupo laboral para las personas trans, entre otras.

Además, como es tradición en otros países, inicia de día. Esto, explica Apolaya, debido a que la luz y la visibilidad —propósito principal de la manifestación— son indesligables.

La marcha del Orgullo es un espacio de visibilidad en el que dar la cara se convierte en un acto político de respuesta al rechazo histórico que ha sufrido la población LGBTIQ+. Porque lo que ha sucedido siempre es que no se nos ha querido ver en el espacio público. Se nos ha dicho: ‘sal de noche, que no te vean, que no se entere tu vecina, que no se entere tu papá’. Por eso, hay una crítica de que las marchas no deben realizarse de noche”, sostiene.

Desde sus inicios, en la marcha del Orgullo no ha faltado la presencia de manifestantes heterosexuales, ya sea familiares o amigos de personas LGBTIQ+ o peruanos que, sencillamente, comparten las consignas del evento.

“Esto lo que nos dice es que la agenda no es únicamente LGBTIQ+. Nuestras demandas no son demandas necesariamente propias. Es una agenda de sociedad. Es una agenda de país. Hay una fuerza en la ciudadanía en general que cree en los derechos humanos”, asegura Apolaya.

'Chicho’ Ferrando, hermano de Juan Carlos Ferrando, en la primera marcha del Orgullo de la historia del Perú. Desde su silla de ruedas, portaba un cartel que de­cía: “Es humano, es gay, es mi hermano”. (Archivo El Comercio)
'Chicho’ Ferrando, hermano de Juan Carlos Ferrando, en la primera marcha del Orgullo de la historia del Perú. Desde su silla de ruedas, portaba un cartel que de­cía: “Es humano, es gay, es mi hermano”. (Archivo El Comercio)

A nivel regional, Perú fue el país número 14 en América Latina y el Caribe en el que se celebró esta manifestación. Los pioneros latinoamericanos fueron México (1979) y Colombia (1982). En Argentina, Costa Rica, Uruguay, Nicaragua y Puerto Rico, las marchas del Orgullo se inauguraron al menos una década antes que en territorio peruano. A la fecha, todos los países del continente americano han presenciado estos eventos.

No ocurre lo mismo en otras regiones del mundo. En África, cerca del 60% de países no ha tenido aún movilizaciones de este tipo. Sin contar Sudáfrica (1990) —donde el avance respecto de derechos y libertades civiles es considerablemente mayor que en los demás Estados del continente—, se han empezado a organizar manifestaciones LGTBIQ+ recién a partir del año 2010.

“Nuestras demandas no son demandas necesariamente propias. Es una agenda de sociedad. Es una agenda de país”.


Jorge Apolaya, vocero del Colectivo Marcha del Orgullo de Lima

En Oceanía, solo dos países de 14 han albergado marchas del Orgullo. Se trata de Australia y Nueva Zelanda, dos territorios que tienen diferencias importantes —históricas, políticas, económicas y culturales— con el resto del continente, y que estuvieron entre las 10 primeras naciones del mundo en presenciar estas movilizaciones (1978 y 1973, respectivamente).

Ahora bien, no todos los territorios en los que se ha celebrado el Orgullo lo continúan haciendo. Un ejemplo es Rusia, que si bien tuvo su primera marcha —no libre de represión e intentos de censura— en el 2006, la vigente ley contra la “propaganda gay” impide cualquier manifestación pública pro LGBTIQ+.

Hoy en día, la marcha del Orgullo se celebra en alrededor de cien países, aunque la dinámica y fecha pueden variar en cada caso.

Por segundo año consecutivo, la marcha del Orgullo de Lima no tendrá su cierre —como era costumbre— en la Plaza San Martín. Ello, debido a la ordenanza de la Municipalidad Metropolitana de Lima que la declara zona intangible para manifestaciones.

Apolaya no se desanima:

A mí me gusta mucho la frase de Betty la fea que dice: ‘la cabecera está donde yo esté sentado’. Entonces, si nos van a decir que no acaba en la Plaza San Martín, bueno. El año pasado la marcha ha sido mucho más multitudinaria. Este año nos hemos movido y te acordarás que va ser el doble de grande que la anterior”.

La marcha del Orgullo de Lima empezará este sábado 29 de junio a las 3:00 p.m. en Av. De la Peruanidad, Jesús María.