El número de peruanos que compran libros ha aumentado y en el país se registra un importante incremento en la producción de títulos –tanto en formato físico como digital–, pero aún hay una amplia brecha urgente de acortar, según información del Ministerio de Cultura (Mincul) analizada por El Comercio.
Por ejemplo, el año pasado el 28,3% de “la población de 14 años a más” adquirió libros digitales, una cifra mayor que la de los años previos. En tanto, el 23,7% obtuvo Títulos en soporte físico, el porcentaje más alto desde el 2021.
En otras palabras, más del 70% no compró títulos impresos o digitales. En el 2022, el porcentaje alcanzó casi el 75% y en el 2021 casi el 77%.
Por otro lado, en el país se publicaron el año pasado 8.317 libros –6.852 impresos y 1.465 digitales–, el mayor valor de los últimos cuatro años.
Hay un detalle clave: en el 2020, el año en el que el mundo se paralizó por la pandemia, se editaron más de 2.000 títulos en formato digital; y en el 2021, se alcanzó un pico de 2.704, pero en los dos años siguientes la cantidad disminuyó.
“La industria ha ido adecuándose a lo digital, pero la estructura de costos aún no hace sostenible el negocio [de libros digitales] respecto del formato físico. También, la presencialidad ha vuelto a ser un factor importante después de la pandemia: se han retomado las ferias, los encuentros con escritores y otras actividades culturales”, explica a El Comercio Leonardo Dolores, director de Libro y Lectura del Mincul.
Hay un problema fundamental: el limitado acceso a la lectura, sobre todo en el interior del país. En nueve regiones del Perú, no existe ninguna librería. Estas son: Amazonas, Apurímac, Huancavelica, Huánuco, Madre de Dios, Moquegua, Pasco, Puno y Tumbes.
Asimismo, en Lima se ubican 107 de los 176 locales registrados; es decir, el 60% del total. En el segundo y tercer lugar están Arequipa con 14 librerías (8%) y La Libertad con nueve (5%).
En un escenario así, la informalidad y la ilegalidad ganan terreno. Según la Cámara Peruana del Libro (CPL), le piratería genera al año pérdidas de S/150 millones al sector.
Para Antonio Moretti, gerente de la CPL, es clave la promoción de ferias literarias regionales, pues en muchas ciudades “son la única manera de llevar libros, debido a la ausencia o escasa presencia” de librerías.
“Además, la omisión de apoyo [a la lectura] de parte de las autoridades no solo es una forma de permitir la piratería, sino que estimula la piratería. Al no generar estrategias como ferias u otras, lo que haces es estimular la piratería, que además es un delito”, cuestiona el experto.
“Existe un problema estructural de circulación. No existen los mecanismos para que el libro llegue a todo el país. Hay un crecimiento de la industria, pero todavía es [un rubro] pequeño. A nivel costo-beneficio, las librerías no logran ser rentables en algunas zonas. En la misma Lima Metropolitana hay distritos sin librerías”, dice Leonardo Dolores, del Mincul.
Otro factor limita el acceso a los libros: el dinero. “El precio del libro ha ido aumentando y en ocasiones es prohibitivo. Salvo en el caso de las editoriales independientes, los precios de los libros de editoriales internacionales son muy elevados”, comenta Jaime Cabrera, creador de la plataforma literaria digital Lee por Gusto.
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Según la Encuesta Nacional de Lectura (ENL), publicada el año pasado, un peruano lee, en promedio, cuatro libros al año.
Entre cinco países analizados, el Perú ocupa el tercer lugar. En el primer puesto está Colombia (8,9); y en el segundo, Chile (5,4). Por detrás están México (3,9) y Ecuador (2,6). “Estamos en un rango medio, a mitad de camino”, afirma Dolores.
La ELN también revela que la literatura –novela, cuento, cómic y poesía– es el tipo de libros que prefieren los peruanos: el 36,3% de ciudadanos que leyeron en un período de 12 meses optó por estos.
Les siguen libros de textos escolares universitarios (31,1%), religión (22%), libros infantiles (20,7%) y superación personal (19,2%).
Se aprecia una consolidación de la literatura infantil, pues desde el 2021 se ha incrementado la edición de títulos de ese tipo.
“Hay una concepción artística y la influencia del libro-álbum permite que no se descuide la presentación y el formato del libro infantil. En el Perú claramente hay mucho más interés y se apuesta más por este sector, porque no solo los publican las editoriales internacionales, sino también las peruanas”, añade Cabrera.
Al respecto, Moretti considera fundamental el crecimiento no solo de la literatura infantil en el país, sino el de otros dos sectores: la literatura juvenil y el cómic.
“La novela juvenil ha crecido un montón a finales de la década pasada y ya en esta década crece la novela infantil y crece el cómic. Son muy buenos desarrollos, porque son las semillas de los lectores del futuro”, resaltó.
Aunque el sector está en crecimiento y existen propuestas interesantes para su desarrollo, aún hay mucho por avanzar.
Fiesta de las letras
Hace unos días empezó la Feria Internacional del Libro (FIL) de Lima, el evento literario y editorial más grande e importante del país. En el 2019 –el año previo a la pandemia–, el festival registró un récord de asistencia: más de 586.900 personas.
Al año siguiente, con el mundo paralizado por el COVID–19, se optó por un formato virtual y en el 2021 se utilizó una modalidad distinta a la tradicional.
Recién en el 2022 la FIL regresó a su modelo tradicional. Ese año acudieron 292.000 ciudadanos y en el 2023 hubo 430.000 asistentes. Aunque todavía no se alcanzan los números de la década anterior, sí se observa una importante recuperación.
“El contexto es inevitable para el análisis: la situación macroeconómica de finales de la década pasada era muy alentadora, pero ahora los peruanos estamos en una situación más restringida en cuanto a gastos. […] Nuestra meta inicial es captar 40.000 asistentes más que el año pasado”, destaca Antonio Moretti.