Mayté Ciriaco Ruiz

La es una intervención quirúrgica en la que se realiza una abertura en la zona baja del vientre de la gestante para extraer al bebé. Esta debe realizarse solo cuando no es posible un , debido a que la vida de la madre o la del feto están en peligro.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha establecido que la tasa ideal de cesáreas debe oscilar entre el 10% y el 15% del total de partos. No obstante, en el Perú esa cifra casi se triplica: según datos del Ministerio de Salud (Minsa), del total de nacimientos en el país, 41% se dieron por cesárea.

En ninguna región del Perú se cumple con el porcentaje recomendado. Arequipa y Lima tienen la tasa más alta de cesáreas: más de la mitad de sus niños nacen por medio de esta intervención.


En los últimos 10 años, el número de cesáreas realizadas se incrementó en 50%. Se pasó de tener más de 108.000 menores nacidos bajo este procedimiento en el 2014 a casi 166.000 en el 2023.

Según estudios de distintas universidades peruanas, algunas de las causas del aumento de cesáreas son sus altos costos, la falta de personal en los establecimientos de salud y la desinformación de las gestantes.

En el sector público, las cesáreas pueden costar entre S/223 y S/1.373, mientras que en el privado los precios oscilan entre los S/4.500 y los S/12.000.

Los motivos

Algunas de las razones para realizar una cesárea son que la gestante ya haya tenido dos o más de estas intervenciones, o una operación previa sobre el músculo uterino. Asimismo, que sufra de una enfermedad materna grave, como cáncer de cuello uterino, estrechez pélvica importante, o de una evidente desproporción entre el tamaño de la pelvis y del feto.

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También se puede recurrir a una cesárea si existe una malformación del feto que dificulta el trabajo de parto, si hay riesgo de infección fetal, si existe placenta previa (cuando la placenta crece en la parte más inferior del útero), o si el bebe se encuentra en posiciones que hacen muy complicado un parto natural.

EL IMPACTO

Milagros Molina, médico especialista en ginecología y obstetricia, explica que las cesáreas pueden salvar vidas, siempre y cuando tengan una justificación médica. “No está demostrado su beneficio cuando resulta innecesaria. Por el contrario, existe un impacto poco conocido”, advirtió.

Según la experta, al ser una operación, la cesárea implica de por sí un aumento del riesgo de mortalidad. “Antes de hacer una cesárea hay que pensárselo muy bien. Hay más riesgo de infecciones, de trombos en la sangre o de hemorragias”, señaló.

En el caso de los recién nacidos, la cesárea puede generar problemas en el sistema respiratorio y en la flora intestinal (debido a que no pasa por el canal vaginal y no recibe la flora de su madre). Asimismo, puede generar problemas neuronales.

“Se programan cesáreas en la semana 37 porque se cree que el feto ya está maduro, pero está estudiado que el último desarrollo neurológico se da en la semana 39″, afirmó Molina.

La especialista, además, sostiene que realizar cesáreas innecesarias es una forma de Esta se expresa en un trato que deshumaniza a las mujeres e incluye el abuso de medicalización, procesos médicos coercitivos o no consentidos, humillación, maltrato verbal, transformación de procesos naturales en patológicos, denegación de información o tratamiento, entre otras conductas.

Desde el 2004, las guías nacionales de atención integral de la salud sexual y reproductiva del Minsa promueven el buen trato en la atención ginecobstétrica. Asimismo, en el 2019, la legislación peruana reconoció de manera explícita la violencia obstétrica como una de las manifestaciones de la violencia contra las mujeres, a través de la Ley 30364 y su reglamentación. Sin embargo, no existe una reglamentación específica para denunciar este tipo de agresiones.