Han pasado casi 30 años desde que Adriana perdió a su hijo Rodrigo. Al momento de fallecer por suicidio un 15 de febrero, Rodrigo tenía 18 años y el corazón roto por una decepción amorosa. Adriana cuenta a El Comercio que, durante más de una década, fue semanalmente al cementerio para darle compañía a su hijo y perfumar la tumba. Hoy, asegura que acudir a terapia le permitió encontrar paz personal en medio de un duelo lleno de preguntas.

“[Al principio], yo no reconocía que mi hijo se había muerto, aunque ya lo había enterrado. Pero no lo reconocía. Agarré una foto de él, la imprimí así como que si fuera panfleto, y le puse un retrato en cada habitación, en cada lugar de mi casa, como diciendo ‘él está acá’, y me hacía la idea que se había ido a Europa de viaje, pero que estaba vivo. Tuve que trabajar en mí misma para soltar”, comenta.

Las muertes por suicidio dejan un impacto multiplicado en el entorno. Adriana no solo tuvo que procesar la pérdida de Rodrigo, sino también reconstruir su vida y la de sus otros tres hijos. En el testimonio que prestó a este Diario, señaló que, en un primer momento, también pensó en no seguir viviendo.

Álvaro Valdivia es psicólogo clínico y experto en suicidología, una disciplina que se centra en estudiar los procesos de la ideación suicida y en prevenir estos desenlaces. En el 2011, fundó , una institución ubicada en Miraflores (Lima) que ofrece terapia y acompañamiento tanto a personas con conductas suicidas como a quienes lidian con la pérdida por suicidio de alguien cercano.

“Lo más importante que hay que entender es que las personas que piensan en suicidarse lo hacen porque sufren. Cuando una persona está sufriendo mucho, intenta hacer cosas por sentirse bien: intenta ir a terapia, irse de viaje, conocer a alguien, tomar medicación. Hay mucha gente a quien, felizmente, esto sí les funciona, y otras personas a quienes no, y continúan sufriendo. La persona que quiere dejar de sufrir mediante el fallecimiento por suicidio no quiere morir realmente. Lo que quiere es utilizar algo que le permita no sufrir tanto. El problema con el suicidio es que es una decisión radical para un problema temporal”, explica Valdivia.

El especialista agrega que, sin embargo, el suicidio es una salida deficitaria. Esto, porque no elimina el dolor de las personas que toman la decisión, sino que ese sufrimiento se complejiza y traslada a sus seres queridos. Y, así como con el suicidio en sí mismo, el duelo por suicidio es también socialmente incomprendido y estigmatizado.

“Este es un duelo altísimamente traumático. Es encontrar el cuerpo y hacer todos los rituales de despedida sin entender qué fue lo que pasó. Y vivir con eso a diario. Lo mejor que podemos hacer es estar al lado de esa persona, permitirle sentir y expresar su dolor. A veces, se hace mención a esto como ‘duelo enfermizo’, ‘duelo patológico’, y eso no existe. Con estas personas hay que trabajar muchísimo en la prevención porque, lamentablemente, en muchos casos es común que las personas que sufren una pérdida por suicidio terminen por experimentar, ellas mismas, ideaciones suicidas. Este es un dolor que hay que respetarlo, entenderlo, validarlo y, sobre todo, no juzgarlo”, puntualiza.

Jean, de 66 años, perdió a su hijo hace apenas cuatro meses. Tenía 20 años. Según cuenta Jean a El Comercio, el joven había sufrido depresión durante la pandemia como producto del aislamiento social. Si bien había recibido tratamiento y ya no se le percibía con alguna preocupación, la posibilidad de migrar por estudios sin su novia de entonces habría sido para él una carga emocional difícil de sobrellevar.

“Primero, uno no lo quiere creer. No es posible, pero al mismo tiempo sabe que es lo que ha pasado. Los primeros días cuando todo el mundo te contacta, te manda fuerza, cariño, solidaridad, que durante el funeral está ahí, es como si estuvieras en una nube que no realizas. No realizas todavía lo que está pasando. Cuando todo eso pasa y empiezas a entender el vacío que dejó tu hijo, que solamente mirar una foto me ponía a llorar. Tuve que esconder las fotos”, explica.

Jean, al igual que Adriana y muchas personas que viven duelos por suicidio, ha escuchado comentarios estigmatizantes. Aunque también ha recibido muestras de empatía, sostiene que lo que más le ayuda a aceptar lo ocurrido es expresarse abiertamente sobre el vacío dejado por su hijo.

“Mi hijo se suicidó para terminar con un dolor impactante que recibió en ese momento. Me ayuda mucho [hablar de esto] para seguir adelante y no cerrar los ojos. He escuchado a personas que no quieren hablar de su pérdida, como si no hubiera pasado. Guardarse todo es terrible”, menciona Jean.

Señales que no siempre se perciben

De acuerdo con el Sistema Informático Nacional de Defunciones (Sinadef), administrado por el Ministerio de Salud, entre el 2016 y lo que va del 2024, se han registrado en el Perú 4.472 fallecimientos por suicidio. El 69% de personas que fallecen por suicidio son hombres, frente a un 31% de mujeres. La mayor cantidad de suicidios se reportan entre adultos jóvenes, de entre 26 y 40 años de edad. Las regiones con más casos por cada 100 mil habitantes son Madre de Dios, Arequipa, Moquegua, Cusco y Tacna, mientras que las regiones con menos registros por cada 100 mil habitantes son Ica, Lima y Callao y Amazonas.

Como lo grafican los testimonios, no en todos los casos de duelo existieron señales o indicadores de que la persona podría estar considerando suicidarse. De hecho, algunas de las historias recogidas por El Comercio muestran que es común en las víctimas de muerte por suicidio no haber hablado con otros sobre la intensidad de su sufrimiento en vida. Precisamente por esto, Álvaro Valdivia, de Sentido, destaca la importancia de considerar todos los riesgos, todas las posibles alertas.

“No existe tal cosa como una ‘alerta innecesaria’. En este tema, es mejor ‘exagerar’ que omitir. Porque es cierto, en nuestro grupo apoyo en el duelo por suicidio, por ejemplo, nosotros escuchamos a muchas personas que dicen ‘cómo me hubiera encantado darme cuenta [de que su familiar sufría] en lugar de encontrarlo muerto’. No siempre vamos a tener el superpoder de agudizar los sentidos para detectar una ideación suicida, pero sí conocemos a la persona. Hacerle caso a la intuición es un paso. Si ves algo raro, acércate y pregúntale qué está pasando, cómo se está sintiendo. Esa primera conversación puede salvar la vida”, indica.

“Por último, nunca está mal preguntar, y hay suficiente investigación que prueba de forma contundente que preguntar no promueve [el suicidio], sino que lo previene porque solo preguntando tenemos la información. Si la respuesta es que sí, también tenemos que preguntarle a la persona si ha pensado cómo hacerlo. También se puede preguntar cuándo y dónde para ver qué tan estructurada es la planificación. Cuando una persona tiene una ideación muy planificada, el riesgo es mayor”. Valdivia añade que, en casos de ideación suicida detectados, hay estrategias posteriores como restringir el acceso a medios o a objetos y lugares que puedan facilitar la conducta. En todos los casos, el tratamiento especializado es también clave para la prevención.

Este Diario entrevistó a otra persona sobre su experiencia de duelo. Ella perdió a su expareja en enero del 2023. El hombre tenía 45 años y falleció luego de un mes en estado de coma tras atentar contra su vida. Ambos habían mantenido una sólida amistad tras la separación.

“Desde que lo conocí en el 2016, él tenía problemas de depresión por momentos, pero no eran tan notorios. En enero del 2019 terminamos la relación por primera vez y a las semanas tuvo su primer intento de suicidio. Al ya no estar juntos como pareja, me fue difícil poder intervenir o ayudar ya que la familia decía que él lo hacía para llamar mi atención o que los hombres no se deprimen, a pesar de que les decía que él necesitaba ayuda psicológica y psiquiátrica”, dijo la entrevistada, quien prefiere el anonimato.

Consultada sobre lo que más le costó en el proceso de duelo, ella respondió que fue el sentimiento de culpa. “Pensaba que pude haber hecho algo más y de alguna u otra forma, de repente, podría haber ‘detenido’ su decisión, ya que yo había tenido videollamada con él esa misma mañana y luego hablamos por audio, pero no noté algo fuera de lo normal. Por un tiempo me preguntaba ‘¿por qué no pregunté si estaba bien? ¿Por qué no noté que estaba raro?”, compartió.

Educación

Valdivia subraya que “la gente suele ver al suicidio como un síntoma de la depresión, de la bipolaridad, de la desregulación emocional o del trauma”. “La ideación suicida es la expresión de sufrimiento y eso no entra dentro de un síntoma. Pareciera que lo fuera, pero realmente es mucho más grande que eso. Es una expresión de sufrimiento”, señala. Asegura que los mitos, el morbo y los prejuicios no solo son comunes entre personas no especializadas, sino también en el mismo personal de salud, por lo que es necesario incidir en la educación y en la empatía.

En el 2022, se publicó la , un documento del Ministerio de Educación en el que Valdivia tuvo la oportunidad de participar. Aunque la publicación está centrada en los entornos escolares, es de libre acceso y permite conocer conceptos de uso general y anticipar situaciones de riesgo. Cada 10 de septiembre, desde el 2003, se conmemora globalmente el Día Mundial para la Prevención del Suicidio. La fecha fue establecida por la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio (IASP) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), a fin de resaltar la necesidad de informar y sensibilizar –masiva y permanentemente– con respecto a este tema.

Números y centros de ayuda

Línea 113 opción 5 

  • Puedes recibir orientación en momentos de crisis por ansiedad, depresión, bullying, violencia familiar, entre otros. Llama a la central 113 opción 5 o por WhatsApp o Telegram a los teléfonos 955557000 o 952842623.


Centros de Salud Mental Comunitaria (CSMC)

Existen 292 CSMC en todo el país. Estos cuentan con personal especializado en adultos, niños y adolescentes. Puede conocer los CSMC más cercanos a su domicilio ingresando aquí.


Sentido

Centro especializado en la prevención del suicidio, suicidología, y distintos tipos de problemas psicológicos que afectan a las personas que podrían o no estar relacionados al suicidio. Ofrece terapia individual y grupal, capacitaciones y formación en Suicidología para profesionales, charlas y talleres para personas que deseen ayudar a quienes consideran el suicidio como una posibilidad. Puedes contactarlos aquí o llamar al 01 498 2711.


Grupo de Apoyo en el Duelo por Suicidio

Si has perdido a alguien cercano por suicidio, no estás solo o sola. Periódicamente, Sentido organiza reuniones y actividades terapéuticas con grupos de personas que están afrontando estas pérdidas. Puedes integrar estos grupos de posvención mediante este enlace.