Recientemente, el presidente Pedro Castillo anunció la creación de una comisión para evaluar la construcción de un aeropuerto en Chota, Cajamarca. Dicho anuncio se suma al ofrecimiento realizado en octubre para construir otro en Pichari, Cusco.
Sin embargo, teniendo en cuenta que la mayoría de los aeropuertos en el Perú se encuentran lejos de un estado adecuado, construir dos nuevos difícilmente podría ser la prioridad del Estado. En su lugar, se requiere facilitar las inversiones orientadas a ampliar y mejorar la infraestructura y los servicios de las instalaciones ya existentes.
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Vientos difíciles
La competitividad aeroportuaria del Perú se encuentra en una situación desfavorable. En el 2021, el aeropuerto Jorge Chávez de Lima, el más importante del país, retrocedió 18 posiciones en el ránking de los 100 mejores aeropuertos del mundo elaborado por Skytrax.
El aeropuerto Velasco Astete del Cusco, el segundo más relevante, ni siquiera apareció en dicho ránking. Si comparamos el aeropuerto de Lima con el aeropuerto de Quito, el mejor de América del Sur, ambos presentan diversas fallas en términos de señalización, conexión con el transporte terrestre, comodidad y calidad de las instalaciones, entre otros.
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Esta situación se registra desde antes de la pandemia. Según el Reporte de Competitividad Global 2019 del Foro Económico Mundial, el país ocupó el puesto 92 de 141 en el ránking de eficiencia de los servicios de transporte aéreo, lo que significó un retroceso de seis posiciones con respecto al 2018.
Ello ubica al Perú entre los peores países de la región en términos de infraestructura y calidad de los servicios aeroportuarios, lo que podría agravarse conforme se reactive la actividad turística a nivel mundial.
Lento avance
La pérdida de competitividad de los aeropuertos se debe, principalmente, a que la demanda ha superado la capacidad de atención en el país. Entre el 2005 y el 2019, el tráfico aéreo de pasajeros se multiplicó por 4,5. Sin embargo, la infraestructura aeroportuaria no pudo crecer al mismo ritmo debido a las demoras en los proyectos de inversión.
El caso más emblemático es el del Aeropuerto Jorge Chávez, cuya ampliación se retrasó varios años a causa del lento proceso de expropiación de terrenos. En el 2019, sus pasajeros tuvieron que esperar 34 minutos en promedio para realizar su ‘check-in’, 70% por encima del tiempo máximo aceptado por la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA).
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El resto de los aeropuertos del Perú también enfrenta dificultades para ejecutar sus inversiones. Según Evans Avendaño, gerente general de Aeropuertos del Perú (AdP), que opera 12 aeropuertos regionales, varios de los proyectos de inversión a cargo de AdP se encuentran actualmente demorados al no recibir respuesta definitiva del Estado.
Dicho retraso tendría un impacto significativo tanto en la entrega de los proyectos de inversión comprometidos como en el servicio de calidad que dejan de recibir los usuarios y las empresas operadoras.
Para Avendaño, el exceso de regulación es la principal causa de la brecha de capacidad de los aeropuertos para atender la demanda de pasajeros. Además, agrega que el sistema de inversiones en el Perú no genera incentivos adecuados en los funcionarios para que aceleren la ejecución de los proyectos.
Por el contrario, las excesivas instancias de supervisión y los múltiples actores involucrados dilatan las mejoras de infraestructura por varios años. Además, el Estado tampoco contaría con el equipo y las herramientas suficientes para atender y evaluar oportunamente la cantidad de proyectos que el sector aeroportuario necesita.
DESPEGAR INVERSIONES
Antes de construir nuevos aeropuertos, la prioridad debería estar centrada en destrabar las inversiones orientadas a mejorar la infraestructura y los servicios de aquellos ya existentes. Para ello, se necesita una reforma integral del sistema de diseño, ejecución y fiscalización de proyectos de inversión.
Ello pasa en parte por fortalecer el rol de Proinversión; definir adecuadamente las responsabilidades de cada actor que participa en el sistema para evitar duplicar procesos; y copiar estrategias que ya han funcionado en otros contextos.
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Al respecto, según Avendaño, los mecanismos Project Management Office (PMO) y de Gobierno a Gobierno (G2G) usados en el desarrollo de los Juegos Panamericanos, junto con la tercerización de las funciones de revisión y evaluación, podrían acelerar los procesos y mantener altos estándares de calidad.
Además, se debe retomar la promoción de las asociaciones público-privadas, las cuales ya han demostrado ser claves para acelerar las inversiones. En los últimos 20 años, por ejemplo, la concesión de 18 aeropuertos permitió más que duplicar la inversión realizada por el sector público.
Sin embargo, pese a que la concesión del Tercer Grupo de Aeropuertos Regionales forma parte del Plan Nacional de Infraestructura para la Competitividad (PNIC), a la fecha Proinversión aún no lo incluye en su cartera de proyectos.
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