Maritza SaenzJorge Falen

El Comercio revisó el crecimiento económico del Perú durante los años en los que nuestro país fue anfitrión del APEC. En el 2008, la producción nacional anotó un 9,8 %, y la inversión privada fue superior al 23%. Además, los sectores construcción y servicios destacaron en desarrollo más que otros, según el INEI.

Aquel año, el mundo afrontó una crisis global por la burbuja financiera en el mercado inmobiliario que generó una desarticulación de este sector con el rubro bancario y financiero, lo que provocó una sobreoferta de inmuebles y a su vez una caída de las acciones.

“Ante el escenario recesivo, los países desarrollados aumentaron su gasto público elevando la deuda global. A nivel de los países pequeños o en desarrollo como Perú, significo el inicio de un periodo recesivo por la reducción de la demanda externa de sus productos pues sus grandes socios comerciales paralizaron los sectores más dinámicos”, explicó Carlos González Taranco, docente de Economía de la USIL.

Pero el golpe de esta recesión global nos alcanzó con un año de rezago, destacó el ex ministro de Economía y Finanzas David Tuesta, y eso nos permitió tener un 2008 con fuertes ingresos gracias al boom generado por el alto costo que nos daban nuestras exportaciones de materias primas. El golpe de la crisis mundial recién nos alcanzó al siguiente año; es decir, el 2009.

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En el 2016 fuimos anfitriones del foro por segunda vez. El PBI creció casi 4%, pero la inversión privada retrocedió 16,5%. El crecimiento se sostuvo en la minería como actividad; sin embargo, la inversión de este sector cayó 49,6 %.

Según González, la inversión privada se vio afectada en el 2016 producto de las políticas de gobierno que antecedieron a este año. Entre el 2011 y el 2012, el enfoque ya no era promover la Inversión Extranjera Directa, sino adoptó una orientación nacionalista caracterizada por elevar el gasto público, el cual desencadenó una serie de déficit fiscales que tuvo que sostenerse por la deuda pública externa.

Como la economía comenzó a desacelerarse el 2011, para el 2016, nuestro crecimiento era menor y desde ahí se mantuvo una senda de bajo desarrollo económico hasta la fecha. “Vale anotar que el 2016 también coincidió con un escenario de turbulencia política y los casos de Odebrecht”, refirió Tuesta.

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Para este 2024, el Banco Central de Reserva espera que el avance del PBI sea de 3,1%, con sesgo al alza. La inversión privada podría llegar a 2,3%. Según David Tuesta, para este año, los niveles de productividad son menores al 2008 a pesar que hay mejores oportunidades de intercambio comercial, el escenario se empaña por los grandes retos políticos y sociales, donde se incluye la lucha contra la inseguridad ciudadana.