En las últimas décadas, el Perú ha registrado uno de los mayores crecimientos en América Latina, que ha contribuido con el cierre de brechas regionales de productividad. Sin embargo, aún persisten significativas disparidades. El (IPE) estima que la desigualdad productiva entre las regiones del país es mayor que en sus pares de América Latina y muy superior al promedio de la OCDE. Por ello, para impulsar un mayor crecimiento urgen políticas orientadas al cierre de brechas estructurales y productivas con un enfoque territorial.

Descentralización y desarrollo

El cierre de estas brechas se ve limitado por la capacidad de ciertos territorios para proveer condiciones mínimas para la competitividad y desarrollo. Según el Índice de Competitividad Regional del IPE, la limitada calidad y cobertura de servicios básicos y de conectividad, la insuficiente inversión y capital humano, y las debilidades institucionales contribuyen a menores niveles de competitividad, principalmente en la sierra y selva del país. Por ejemplo, dos de cada tres niños menores de 3 años en Puno tienen anemia, más del doble que Moquegua (28%).

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Estas diferencias reflejan los desafíos del proceso de descentralización en el Perú iniciado en el 2002, que no ha logrado acercar a las autoridades con las necesidades de la población y asegurar una adecuada provisión de servicios. Frente a esta problemática, en el 2016, la OCDE recomendó un enfoque más estratégico para el desarrollo territorial y la promoción de la inversión en infraestructura.

Siguiendo estas recomendaciones, con el apoyo de la cooperación internacional, la PCM viene impulsando la implementación de las Agencias Regionales de Desarrollo (ARD) desde el 2017 como mecanismos de articulación entre el sector público, privado, academia y sociedad civil, para implementar iniciativas público-privadas en torno a las prioridades de cada territorio. Para incidir en el desarrollo regional, 13 de las 15 ARD implementadas ya cuentan con estrategias de desarrollo e innovación regional (EDIR), su principal instrumento de gestión, con medidas específicas para promover la competitividad a través del aprovechamiento de sus potenciales productivos.


"Para impulsar un mayor crecimiento urgen políticas orientadas al cierre de brechas estructurales y productivas con un enfoque territorial".

Retos y avances

La implementación de las ARD viene enfrentando algunos desafíos vinculados a la participación activa de los actores involucrados y la integración con las iniciativas sectoriales existentes, con avances diferenciados según regiones. A pesar de ello, han facilitado la asistencia técnica a actores claves, permitiendo el apalancamiento de S/14 millones para proyectos innovadores en cadenas productivas de alto potencial en cinco regiones, promoviendo además la adopción de enfoques de sostenibilidad ambiental, empoderamiento de la mujer y generación de mayor valor agregado. La ARD de Piura, por ejemplo, logró apalancar recursos para mejorar la competitividad de 10.000 pequeños productores de banano orgánico a través del aprovechamiento de residuos orgánicos y plásticos en sus procesos productivos.

Estos avances muestran el potencial que poseen las ARD para convertirse en la principal plataforma multiactor y multinivel para promover acciones estratégicas que mejoren la competitividad regional a través del cierre de brechas de infraestructura, educación, salud, empleo y clima de negocios.


Las ARD pueden posicionarse como espacios claves para alinear políticas del gobierno nacional con las prioridades de los territorios.

Oportunidades

En el proceso de adhesión a la OCDE, las ARD pueden posicionarse como espacios claves para alinear políticas del gobierno nacional con las prioridades de los territorios y convertir a la descentralización en un mecanismo más efectivo para el desarrollo. Así, forman parte del conjunto de las reformas institucionales que el Perú necesita implementar y que le permitirían alcanzar en 30 años un PBI por habitante 25% superior frente al escenario sin reformas, según la OCDE.

Para consolidar las ARD y sus EDIR, urge asegurar y sostener un alto compromiso de la PCM y las autoridades regionales, un marco presupuestal para las acciones priorizadas, e integrarlas con otras plataformas de coordinación multiactor. Asimismo, un mayor involucramiento del sector privado para escalar hacia inversiones de mayor envergadura (por ejemplo, a través de obras por impuestos) que complementen los proyectos productivos de los gobiernos subnacionales. Finalmente, fortalecer el rol de la academia para articular la generación de conocimiento con el aprovechamiento de las potencialidades de las regiones.